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jueves, 23 de abril de 2015

Capítulo 1057


Después de las dos grandes escenas que tuvimos ayer. Esa maravillosa reconciliación y ese estupendo desayuno, llenos de miradas y caricias de pasión y deseo, hoy nos tenemos que conforma con un capítulo mucho menos interesente, pero sabiendo que la relación de los nuestros va viento en popa. 


Sin más dilación, comenzamos.


Iniciamos el capítulo con esa Francisca que adorábamos y que parecía se había perdido allá por los albores de serie. Una Francisca segura, con clase, y con esa ironía que tanto nos gusta, dejando claro, a una histérica Amalia, que tiene que aprender a perder. Y una Francisca radiante y feliz tras empezar de nuevo, esta vez sin mentiras, miedos, ni rencores, con un enamorado Raimundo.


Tras la cabecera, Aurora y Lucas discutiendo por la ocultación de la primera ante la posibilidad de aceptar la beca para estudiar en la capital.Una escena interesantísima (léase la ironía)

Tras esta escena tan “jugosa”, vemos a nuestra pareja agarrados del brazo dirigirse hacia el despacho, Francisca le cuenta a Raimundo su encontronazo con Amalia, y Raimundo le dice que ella haría algo para provocarla. Estás palabras en boca de otra persona, hubiesen sido una clara sentencia de muerte, pero Francisca acepta cualquier “ataque” de su chico. Incluso toma a guasa cuando Raimundo se dirige a ella como la cacique del pueblo.




Pero si hay algo que hay que destacar en la escena, por lo cómico que resulta, es que Francisca le dice a Raimundo que lleva la misma ropa de ayer y que ya va siendo hora de cambiarse. Ya entiendo la falta de pasión en esta escena, gracias tienes que dar Raimundo, que te besa la mano y te acaricia la barba… de hecho Raimundo marcha a dar un paseo “para abrir apetito…” (Otro tipo de hambres te deberían entrar querido), y Francisca no pone impedimento alguno, y no es para menos.




Inés y Bosco en el Jaral, hablan sobre el embarazo y el mal parto que tuvo. Bosco le pide perdón por no atenderla en su momento. Paso, paso y paso…

Volvemos de nuevo a la casona, Fe le cuenta a Mauricio que Francisca ha recibido un sobre, pero realmente poca información le puede aportar al capataz, lo que parece tener claro es que pueden ser unos documentos sobre el “Don galleta” (cada día eres más grande Fe), y que Francisca pudiera utilizar para su venganza contra Santacruz.

Llegamos al colmado, Hipólito y sus ocurrencias, esta vez, tiene en mente hacer un desfile para conmemorar el día del trabajador. Ya verás cuando se entere la Montenegro, que gracia le va a hacer….

La gracia es la que nos da a nosotras al ver la cara de pánfilos que se les ha quedado a Severo y Carmelo, al enterarse por Alfonso, que Raimundo no se ha marchado de Puente Viejo y ha dirigido su flamante cuerpo hacia la Casona, para no moverse nunca más.  La misma cara de acelga que se le ha quedado a Emilia cuando se ha enterado y que ni siquiera ha sido capaz de ir a por su equipaje. Querida, a tu padre en estos momentos, le sobra la ropa…


En la Quinta, los hermanísimos luneros y Don galleta y caramelito firman su alianza.

De noche, en el Jaral, Amalia se dispone a ver el álbum de fotos familiar, miedo me dan sus palabras y sus miradas hacia los retratos, ésta está loca perdida, veremos a ver por dónde nos sale ahora…


Después de este soporífero capítulo, vuelve a iluminar la pantalla nuestra querida Francisca, está feliz, dichosa, radiante, pero tiene que venir Emilia, la cansina de turno, a fastidiarle el día. ¡Ay Emilia!, estás entrando en terreno farragoso…




Viene a preguntarle por su padre, y Francisca sin poder evitar esa sonrisa de felicidad por tener a su amado de nuevo cerca, les espeta que su padre está de guinda, porque se encuentra donde siempre ha querido…¡¡zasca Emilia!!


En la Quinta, Severo y Carmelo andan sorprendidos como es posible que Raimundo tras enterarse de la información sobre la muerte de Natalia, haya vuelto a la Casona con Francisca. Carmelo le dice que Francisca es su debilidad, su talón de Aquiles. Por fin, os habéis dado cuenta del amor tan grande que desde tiempos inmemoriales se profesan los dos ¡Aleluya!.

Avances:
Lo más interesante es la escena de Emilia y Raimundo, aunque me temo que este último no será capaz de abrir la boca, no obstante,  a su hija le quedará clarísimo  que le importa un pimiento lo que opine ella y cualquiera. Ha dejado sus miedos a un lado y pasará el resto de su existencia con el amor de su vida. Por otro lado, por fin, Raimundo se ha cambiado y lleva traje nuevo (es evidente que se lo ha comprado su chica), le sienta como un guante y está guapérrimo.



1 comentario:

  1. Ole, oleeeeee Lorena... muchas gracias por tu articulo... que buenoooo jajajajajajajaajaja... ZAS ZAS ZAAAAAAAS...

    Emilia es muy cansina y muy pesada, paso de ella y sus chorradas, ni que fuese una niña de 13 años....

    jajajajajajajajajajajaja, y nuestro dos amores... son lo más de más-- tiririirrir

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