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viernes, 24 de marzo de 2017

¡Felíz cumpleaños, María!

Raipaquistas y raipaquistos... ¡Hoy estamos de celebración!
Nuestra querida María cumple años y no podíamos olvidarnos de una ocasión tan especial. 

Y... este año ha querido unirse a nosotras, y nosotros, alguien muy particular para felicitarla...


¡Feliz cumpleaños, María! ¡Te queremos!


martes, 21 de marzo de 2017

I Cumbre Raipaquista, celebrada en marzo de 2017



El pasado 7 de marzo de 2017, se dieron cita en la capital de España la Embajadora Italiana, la Representante de Relaciones Iberoamericanas, la Ministra de Finanzas Premium y la Secretaria del Partido MR (Movimiento Raipaquista), con motivo de la celebración de la I Cumbre Raipaquista, que se proponía como objetivo visitar a la Presidenta Honorífica Raipaquista, María Bouzas.

Este encuentro había estado milimétricamente diseñado con el esfuerzo, dedicación y seriedad que el evento merecía, para que esta primera reunión de Estado Raipaquista fuera lo más satisfactoria posible. Y, aunque eso quedó tan sólo en intenciones, las cuatro eminencias pusieron cuanto estaba en su mano para cumplir la agenda oficial. Es por ello que, tras una larga noche en el despacho ministerial revisando una segunda tanda de escenas raipaquistas, se prepararon para emprender su viaje hacia Leganés.

Fieles a su compromiso ecológico, prescindieron de coches oficiales y bajaron por Plaza de España para coger el Metro de Madrid. Fue allí donde, pese a que el Ministerio siempre se ha caracterizado por la pulcritud y honestidad de sus gestiones, dignas de su precursor, el filósofo, poeta y primer delegado ministerial, Raimundo Ulloa, las cuatro representantes Raipaquistas tuvieron un leve problema con la ley al quedar atrapadas dentro de la estación por no disponer del billete adecuado para pisar suelo leganés. Percance que hubieron de solucionar siguiendo las pautas recogidas en el libro “Cómo conseguir lo que quieras”, de Francisca Montenegro. Fue así como, gracias a dichas sutiles pautas, y aún dentro de la estación, la Embajadora Italiana contactó desde un interfono con un subordinado y éste no dudó en abrir las puertas para dar acceso al exterior a tales eminencias.

Siendo las 10.15 a.m., y bajo el sol abrasador de Leganés, las representantes siguieron las indicaciones de la Corresponsal del Raipaquismo en territorio leganés para llegar, a pie, a la Sede de Puente Viejo. Lugar donde, veinte minutos más tarde, la Embajadora Italiana avisó de la presencia de la Cumbre a Mariajo, la portera del recinto, que, en absoluto, era consciente de lo que allí ocurriría ese día.

Pasaron cinco, diez, quince minutos; aparecieron técnicos, maquilladoras y directivos… y, en mitad de aquel frenético ajetreo, las cuatro mujeres pudieron escuchar decir a un hombre ‘‘vendrán por la Camila ésa’’. Fue todo un deshonor para la Cumbre haber sido confundidas con Yaristas por lo que, para evitar más confusiones, se colocaron una placa identificativa que rezaba “Somos Raipaquistas” y que, tan sólo quince minutos más tarde, les sería de “mucha” utilidad. Pues, marcando el reloj las 11.18 a.m., apareció a lo lejos un coche negro. La Secretaria del Partido MR quedó fijamente mirando como se acercaba y, en escasos segundos, la Embajadora Italiana gritó “¡María!, lo cual sirvió a la Representante de Relaciones Iberoamericanas como señal para correr hacia el coche, que ya entraba dentro de las inmediaciones de la Sede, y mostrarle la placa identificativa que las acreditaba. Mas, con todo ello tan sólo pudieron conseguir que la Presidenta Honorífica Raipaquista girase un instante su cabeza y las saludase con la mano.

Cuarenta y dos segundos después de haber interceptado el coche, solamente tenían eso: un saludo y el coche de María Bouzas alejándose cada vez más. Todo el plan de la Cumbre había fracasado. Y sólo hubo silencio. Silencio y la triste esperanza de que volviera a aparecer a lo lejos. Pero no lo haría y por ello debían crear una nueva estrategia.

“Una nota”, pensaron.

Se dejaron embriagar por el ambiente puenteviejino y decidieron dejar a cargo del papel y la pluma la redacción de una nota que pudiese franquear los muros de la Sede de Puente Viejo y llegar hasta las manos de María.

Todo parecía tomar forma de nuevo, había esperanza aún. Redactarían una nota y elegirían a un mensajero que pudiese entregársela en mano a la mismísima Presidenta Honorífica Raipaquista. La elección fue, evidentemente, la parte más delicada del asunto. Diferentes fueron las opciones que pasaron por la mente de las cuatro eminencias: sobornar, como buenas Montenegro, a Mariajo; rogar y suplicar a los técnicos que entraban y salían de la Sede, o esperar un milagro. Aquélla era la decisión más dura de sus carreras Raipaquistas pues, de volver a errar, podrían ocasionar una gran crisis dentro del Ministerio.

En tanto que debatían a quién hacerle entrega de aquel salvoconducto y escribían en el papel las palabras oportunas con las que dirigirse a la Presidenta, pasó otro oscuro coche por su lado. Sus ocupantes, Marta Tomasa y Mario Zorrilla, entraban en la Sede al igual que minutos antes lo había hecho María Bouzas. Y, de nuevo, la oportunidad les pasó por delante y la despidieron moviendo enérgicamente la mano, mientras  el coche se adentraba sin darse cuenta de que ellos hubieran sido los idóneos mensajeros. Otra ocasión de oro al traste. De nuevo, la desilusión y la impotencia se adueñaron de sus rostros. Pero, cuando ya todo parecía perdido, a lo lejos apareció un hombre, un pueblerino, al que no tardaron en identificar. Se trataba de un figurante, uno de los hombres que cada tarde disfruta de su tiempo libre en las mesas de la Casa de Comidas.

“¡Ahora o nunca!”, retumbó en sus cabezas el eslogan de aquella Cumbre.

Así, la Representante de Relaciones Iberoamericanas empezó las negociaciones con él, para acabar nombrándolo Mensajero Real Raipaquista tras la firma de una cláusula contractual: debía presentarse otra vez delante de la delegación para contar los detalles de la entrega de aquel documento oficial. Cerrado el contrato, el hombre marchó para aparecer, eternos minutos después, levantando los pulgares en señal de victoria.

Al fin algo salía bien. El mensajero había realizado a la perfección su cometido y María se detendría, al finalizar su jornada laboral, para parlamentar con la Cumbre.

Decididas a reponerse de tan arduas, aunque satisfactorias, gestiones, partieron a una cafetería próxima, donde la Embajadora Italiana descubrió lo deliciosa que podía llegar a ser la leche con colacao. Y, tras la pitanza, llenas de emoción e ilusión, las cuatro muchachas se dirigieron, de nuevo, a la salida de plató.

Una vez allí, vieron cómo Fernando Coronado salía en coche. Sus miradas se cruzaron durante segundos, pero ni una palabra, ni un gesto, salió de ninguno de ellos. Eso sí, cuando éste se marchó, no tardaron en resaltar lo guapo que les había parecido en directo. Tras este ligero intercambio de opiniones, se encaminaron hacia otro punto estratégico de la Sede con la intención de ver a doña Francisca entrar o salir de la Casona. Sin embargo, tras largos segundos, minutos, una hora o más bien dos, lo más interesante que pudieron ver fue a un jefe dispuesto a echar la bronca a un subordinado. Hasta que, al fin, vieron a lo lejos una melena pelirroja inconfundible. Y, de nuevo, como si la vida les fuera en ello, corrieron a la puerta con la firme convicción de detener el coche en el que partían Mario y Marta.

En esta ocasión, la Embajadora Italiana pudo articular palabra para preguntarles si podían bajar un momento, a lo que ambos asintieron. Mas, de nuevo todo se resumió en segundos. “¡Somos Raipaquistas!”, flotó en el aire para aclarar cuál era su partido político. Dos besos, un embarazoso silencio y volvieron al coche para marcharse. Como ya se había vuelto costumbre, todo ocurrió tan rápido que se olvidaron de atesorar ese encuentro con documentos fotográficos o firmas en el Libro de las Personalidades Afines al Raipaquismo.

Volvieron pues a la puerta del plató de la Casona, hasta que de nuevo un coche en la distancia las alarmó, ya que fueron conscientes del error que cometían dejando la entrada sin vigilancia. A su vuelta, presenciaron la salida de un nuevo vehículo. Nerviosas ante el más que probable encuentro con su adorada María, se dieron de bruces ante la cruda realidad. La ocupante era nada más y nada menos que... Yara Puebla. La aparición de la manantialera casi provocó una crisis diplomática entre los miembros de la delegación. La Embajadora Italiana mantuvo su posición radical al no querer ni siquiera saludarla; sin embargo, la Representante de Relaciones Iberoamericanas y la Secretaria del Partido MR demostraron ser más moderadas. Mientras que las cuatro decidían qué posición debía prevalecer sobre la otra, con suma sorpresa, la Doña de las Aguas bajó sola del coche para saludar sin que nadie se lo hubiera pedido. Para no arruinar el clima de colaboración que reinaba entre la Cumbre desde el principio, sus miembros accedieron a saludarla, sin excederse en fotos ni autógrafos.

Poco después, llegaron en un coche Ruth Llopis y Carmen Canivell, a las que saludaron con la mano.

Los minutos seguían pasando y el calor sofocante hizo mella en las raipaquistas. Tanto que, a la par que la Ministra de Finanzas iba adquiriendo un bonito bronceado, confundieron a una mujer, que caminaba hacia ellas, con María. También fueron testigos de la salida de Sandra Cervera en un taxi. Pero ni siquiera pudieron saludarla, ya que la actriz estaba absorta mirando su móvil.

De repente, a lo lejos, vieron como el coche que había traído a la Presidenta Honorífica del Raipaquismo al plató y que había permanecido aparcado hasta entonces, se movía y desaparecía entre los pabellones. Eso sólo podía significar una cosa: la salida de María estaba cada vez más cerca. Los nervios empezaron a apoderarse de las, hasta ahora, tranquilas chicas, que empezaron a sentir como el corazón se le salía del pecho, o del estómago, de tanto latir.

No más de tres minutos más tarde, el coche reapareció a lo lejos y, aunque ninguna de las componentes de aquella Cumbre la vio con claridad, todas supieron que, junto al chófer, estaba ella.

Ella. Con su pañuelo desigual. Con su perfecta sonrisa. Ella.
Ella, acercándose cada vez más e indicándole al conductor dónde debía de parar. Ella. Con aquella dulce mirada, con aquellos labios cereza, con su cabello bicolor. Ella, en toda su esencia, bajándose del coche.

Y entonces, sólo entonces, las cuatro dejaron de respirar para volver a hacerlo una vez que pudo llegar a ellas aquella mezcla de olor a maquillaje y perfume dulzón que envolvía a la Presidenta Honorífica. “¿Vosotras sois las de la cumbre?”, rompió ella el silencio. Mas, como respuesta, tan solo pudieron sonreír y asentir.


La Ministra de Finanzas fue la primera en besarla. Después hizo lo propio la Representante de Relaciones Iberoamericanas, seguida de la Secretaria del Partido MR y, finalmente, la Embajadora Italiana, que, con infinita timidez, le pidió un abrazo que María concedió sin pensar. “Fue como atrapar un sueño entre mis brazos… lo sé, los sueños tan sólo son... sustancias, pero el mío tenía cuerpo, alma, carne, huesos... todo, y estaba ahí, achuchándome”, declaró la italiana horas más tarde.

La Presidenta Honorífica no dudó en acordarse de Ramón Ibarra, Presidente Honorífico y Socio Fundador de la APA (Asociación de Perfectísimos Amantes) y se lamentó de que aquel día él no se encontrase en la Sede para que pudieran saludarle también. Pero aquello era algo que la Cumbre ya había asumido, pues no en vano habían consultado con antelación sus agendas oficiales, cosa que hizo reír a María. Y, a colación de su programa, y haciendo referencia al contenido de la nota que el Mensajero Real Raipaquista le había entregado, les comentó a las cuatro entidades que debía acudir a una entrevista en Antena 3, por lo que le sería imposible ir a comer con ellas. A esto, la Secretaria del Partido MR contestó que podrían cambiar algunos asuntos de la agenda para acompañarla, pero el edificio de Antena 3 era infranqueable, por lo que aquel plan fue tan efímero como el ON de Emilia Ulloa y Alfonso Castañeda.

            Visto que aquél, y sólo aquél, sería el tiempo que la Cumbre tendría para hablar con María, decidieron ser directas. “En primer lugar”, comenzó a decir la Representante de Relaciones Iberoamericanas, “decirte que te estamos muy agradecidas por acordarte siempre de las Raipaquistas y  nombrarnos en todas las entrevistas”, continuó antes de que la Presidenta Honorífica la interrumpiera diciéndoles que aquello era lo menos que podía hacer. La Embajadora Italiana fue quien tomó la palabra entonces. “¿Estamos casados o qué?”, preguntó sin rodeos, y sin rodeos le contestó María: “no, no” (acompañando su respuesta con varias muecas con el gesto que hicieron más evidente aquella negación), “pero no es culpa de la Montenegro”,  quiso añadir antes de que el apellido Castro saliera a la luz en la conversación. “Aunque, bueno… el día que se casen de verdad no podrán hacerlo en secreto; tendrá que ser en una catedral, con muchos invitados…”, fantaseó ahora la Presidenta Honorífica con una sonrisa en los labios.

Otro de los temas que hizo sonreír a las cinco personalidades fue el Tratado 1500; El ansiado Raipapolvo, por el que, al igual que se había hecho desde el Ministerio, María Bouzas y Ramón Ibarra habían estado batallando hasta conseguirlo. Las cuatro delegadas aprovecharon para darle la enhorabuena por el resultado del Tratado 1500, pues había sido todo un regalo para el Movimiento Raipaquista. No obstante, la Presidenta, con cierto pesar, les explicó que no pudieron hacer más de lo que se vio a causa del horario infantil, por lo que en las mentes de las cuatro se manifestó el mismo pensamiento: “cuarto de hotel, música, baile, velas, cena, champán, bañera,  fresas, calzoncillos y bata corta para él, viso negro y pelo suelto para ella y al final cama… ¿qué más podían darnos?”. Sin duda, era un trabajo que había costado años de espera, de negociaciones, de manifestaciones, de protesta... pero que al final resultó ser sublime, fino, elegante. Prácticamente perfecto.

Al igual que estaban siendo perfectos y tremendamente satisfactorios los BORO (Boletines Oficiales de Raipapolvos en Off), como el emitido tan sólo un día antes. “¿Me desafías?”, puntualizó la Embajadora Italiana al ver que la Presidenta Honorífica no ubicaba a cuál de todos ellos se referían, y al escucharla echó a reír, satisfecha por cuan minucioso era su trabajo de visualización y estudio de la Filmografía Raipaquista.

 
Mientras la Ministra de Finanzas Premium seguía embelesada, escuchando todo cuanto la Presidenta Honorífica decía, la Representante de Relaciones Iberoamericanas sacó el Libro de Honor del Ministerio Raipaquista, ilustrado por la mismísima Directora del Departamento Artístico Raipaquista, para que la Presidenta Honorífica corroborase en él su presencia en la Cumbre, al igual que lo hizo también en el ejemplar de La Tía Tula, símbolo del Raipaquismo, que la Embajadora Italiana traía.

Tras este momento, todas las integrantes de la Cumbre se dispusieron a inmortalizar el evento con la Presidenta Honorífica, pero la cámara que traían para tal menester y las manos de la Embajadora Italiana no estaban por la labor de cumplir aquel objetivo. “No te muevas”, le dijo la italiana a la Representante de Relaciones Iberoamericanas, que estaba casi inmóvil junto a María. “Eres tú, no ella”, no tardó en percatarse la Secretaria del Partido MR y, puesto que estaba algo más serena, tomó la cámara para concluir con las fotografías.

Y, antes de disponerse a la clausura del encuentro, se le comentó a la Presidenta Honorífica la posibilidad de realizar una nueva Cumbre y tenerla a ella, y al Presidente Honorífico y Socio Fundador de la APA, como invitados de honor. Pero María Bouzas hubo de lamentarse, puesto que su tiempo, tanto en Madrid como en Galicia, era tan escaso que sería completamente imposible realizar algo así.

Inmediatamente después de aquel comentario, la Cumbre despidió a la Presidenta Honorífica, que volvió a meterse en el coche mientras un “te queremos” impregnaba el aire en mitad de algunos besos y cuatro sonrisas que no se borraron de sus labios ni siquiera cuando el coche arrancó para marcharse.

            La Cumbre había conseguido su objetivo.
Habían visto, tocado, hablado y reído con María, pero también habían estado, en parte, con otra mujer, tan importante y esencial como ella misma. Aquel maquillaje que la Presidenta Honorífica llevaba había significado para las delegadas cumplir con otro sueño: el de poder sostener la mirada a Doña Francisca Montenegro. Y es que en el aspecto de la Presidenta convivían dos almas: la de Francisca, con aquel carmín inconfundible, y la de María, con su pelo suelto y su luminosa sonrisa.

 Aaaahhhh…”, fue el contenido del comunicado que la Representante de Relaciones Iberoamericanas mandó a la  Directora del Departamento Artístico Raipaquista, y corresponsal en Argentina, una vez concluido el encuentro. Y, como ésta última diría, las cuatro volvieron montadas en una nube a la estación del metro. Camino de vuelta al Ministerio Raipaquista, con el objetivo de haber visto a la Presidenta Honorífica, María Bouzas, conseguido.


P.D. Durante la redacción de esta crónica informativa sobre la cumbre transcurrida el 7 de marzo de 2017, se han colado en la oficina de nuestro departamento de prensa del Ministerio Raipaquista: un puercoespín, un camello, una hiena, un uro, un cormorán, un koala, un coyote, una morsa, un delfín, una mofeta, un lebrílope, una chinchilla, un castor, una oveja, un pato, un tigre, un oso hormiguero, un sapo, un elefante, nuestro querido animal sagrado, el conejo y, también, un chupacabras, para mantener bien alejada a Emilia Ulloa del Ministerio. 

sábado, 18 de marzo de 2017

1536







Raipaquistas y raipaquistos del mundo. Mis ilusiones se encuentran bajo los escombros. Los mismos escombros que ahora mismo cubren el fornido cuerpo de mi Raimundo Ulloa. Los mismos escombros que esos guionistas que una vez nos subieron a lo más alto, han explotado en nuestra cara, sepultando lo que podría haber llegado a ser el segundo día más importante en la vida de tod@ raipaquist@ de pro. (El primer día más importante fue el del raipapolvo en ON, por supuesto).


Y digo yo, ¿cómo os atrevéis? ¿No habíamos firmado una tregua? ¿No existe acaso documento gráfico de esa paz entre ustedes y nuestra Emer? ¿Qué le digo yo ahora a esa pobre mujer? ¿No se dan cuenta de los años que tiene, y que este sobresalto puede llevarla a la tumba? ¿Cómo le explico yo que nuestro Rai está desaparecido bajo una pila de escombros? ¿Que la Paca se puede quedar viuda antes de haber celebrado que se había casado con el amor de su vida? ESta foto, dudo que vuelva a repetirse próximamente...


Y espérate. Porque tiene bemoles la cosa. Que no conformes con eso, una entra inocentemente en la página de Atresmedia para poder ver el capítulo, con el corazón encogido por la que se le viene encima. Y se topa con el siguiente titular:

“Emilia, destrozada al imaginar a Raimundo muerto”.


¿Perrrrrrrrrrdona?

Emilia.

Osea. Emilia. La hija. Que vale que sí.

Pero… Emilia.

Me estoy calentando y no para bien.

¿Emilia? ¿En serio?

Recapitulemos. Francisca y Raimundo acuden a una pequeña parroquia perdida de la mano de Dios, donde apenas entran cuatro gatos. Más guapos y elegantes que un pincel. Como jamelgos (Fe dixit. Vale, solo lo dijo de Rai, pero yo incluyo a Francisca). Ambos ilusionados como dos chiquillos. Cuchicheando mientras el cura ejerce su labor. Deseando acabar prontito para comenzar con la noche de bodas. (Bueno, quizá esto es más deseo nuestro, pero estoy segura de que en la mente de los dos estaba este pensamiento). Sabiendo que después de un porrón de años POR FIN van a cumplir su sueño de convertirse en marido y mujer. Que lo han llevado todo con absoluto secreto para no despertar las represalias de Garrigues. Que Raimundo no se lo ha contado ni a su hija. Que todo se derrumba y nuestra Paca está desesperada porque su amor se quedó sepultado…

¿Y tenéis los santos @#$%#@$ de poner “Emilia, destrozada al imaginar a Raimundo muerto”?

Es cierto. Francisca ha de estar descojonada. Nótese la ironía.


En fin. Comienzo a describir la escena, porque si pongo por escrito todo lo que pienso, nos cierran el blog.

Todo es caos y confusión. El ambiente cargado de humo y con el olor de la desgracia impregnando hasta el último rincón del lugar. Francisca intenta incorporarse. Confusa. Desorientada, aunque en su mente seguro queda el recuerdo de que su último pensamiento antes de que lo que fuese que ha ocurrido, fue para Raimundo.


Y a mí se me cae el alma a los pies viendo a esta pobre mujer en el lamentable estado en el que se encuentra. Menos mal que por lo menos, el fiel Mauricio sigue a su lado protegiéndola, como siempre. Él trata de ponerla a salvo, consciente de que han sido víctimas de un atentado.

INCISO: Garrigues. Me encantas, tienes unos ojos preciosísimos. Eres más malo que la tiña, pero chato… te has pasado. Puede que me gustes, pero no superas a mi Rai. ¿Cómo te atreves? ¿Cómo osas? Escuchar a Francisca gritando desgarrada, llamando a su amor… es que no te lo pienso perdonar. Ni que hayas atentado contra mi Ulloa. JAMÁS. I WILL NEVER FORGIVE YOU.

Mauricio solo consigue apartarla hasta un lugar seguro, con la promesa firme de que regresará sobre sus pies para rescatar a Raimundo.


Por favor, qué disgusto llevo encima. ¡Cómo os encanta fastidiar las bodas! Que a ver, si no os gustan (tampoco yo soy muy devota de los bodorrios…) pues yo que sé, chafáis el brindis o ponéis cara de amargados mientras os quedáis en un rincón. Pero lo vuestro es que no tiene nombre.

Mauricio consigue poner a salvo a su señora, y regresa a la iglesia en busca de Raimundo. Hay que ver el hombretón… WE LOVE MAURICIO. Pon un Mauricio en tu vida. Mauricio Raipaquista.

Mientras, Francisca parece distinguir en medio de su confusión a la mano ejecutora de tal desastre. A Carmelo Leal. JÁ! Leal Mauricio. ¿En base a qué ponéis los apellidos? ¿Seguís algún criterio? Es que me parto.

Y encima pone cara de “Halaaaaa! Vaya la que se ha montado! Pues yo pensé que sería una pequeña e inocente mascletá… “(Vivan las fallas!) Sí hijo. Un petardillo de nada, ya ves tú.


Puede que Francisca ahora mismo esté más para allá que para acá. Pero cuando vuelva a su ser va a acordarse de que tú andabas pululando por allí, pequeño… Un consejo: Corre. Corre Forrest, correeeeeeee

El doctor Zabaleta acude acompañado de los civiles. Anda que ya es casualidad que el hombre estuviera cerca. Acude rápido hacia Francisca para comprobar posibles daños. Una herida superficial en el brazo. Y la malvada y pérfida Francisca, le pide que cumpla su trabajo y ayude a los heridos más graves. ¡Madre mía, qué pedazo de bruja! Ejem ejem. De nuevo, nótese la ironía. Eso sí, le ruega ayuda para Raimundo. Lloro. En serio. Qué escena se está marcando María Bouzas. PLAS PLAS. And the oscar goes to…


Mauricio regresa sin éxito, pero se lleva ayuda en esta ocasión. La de uno de los guardias que andan por allí.
Francisca recuerda lo vivido minutos antes de aquella pesadilla. De verdad que no tenéis corazón. NO OS LO PERDONO.


Tras varios minutos, ambos regresan. Pero sin Raimundo… Y Mauricio se desploma a los pies de Francisca. También él se encuentra malherido. El doctor acude a su lado y comprueba que sus heridas son más graves de lo que podían parecer en un principio, y es necesario su ingreso inmediato en un hospital. Él no desea abandonar a Francisca, pues ella quiere permanecer allí hasta que Raimundo aparezca. Las heridas de la espalda de Mauricio demuestran que la protegió con su propio cuerpo para que ella no sufriese daño alguno.


¿He dicho ya lo mucho que amamos a Mauricio? Que el pobre se gasta encima sus pocos cuartos en comprarse un traje nuevo para la ocasión y se lo destrozáis a las pocas horas… ¿Sabéis lo que es para un obrero gastarse el poco dinero que tiene en algo especial para que se malogre enseguida? Malajes.

Francisca finalmente accede a marcharse, por el bien de Mauricio, no sin antes lanzar una promesa a su amado Raimundo.


Y hasta aquí hemos llegado. Del avance y de las palabras de Emilia acusando a Francisca, me ahorro comentario alguno. Esta muchacha se debió golpear la cabeza cuando el accidente de carro de sus padres y ahora están surgiendo las consecuencias…

En fin raipaquistas y raipaquis-tos. Mis ilusiones rotas y yo os abandonamos hasta la próxima ocasión, no sin antes enviar un recordatorio a mi querida Emergilda. Inocente ella. Pobre mujer. Una señora ya entrada en años, ilusionada con la paz mundial… ¡Qué manera cruel de jugar con los sentimientos de las personas!

AGUR!