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domingo, 13 de agosto de 2017

Un Off incunable

Raipaquistas y raipaquistos, ¡muy buenas tardes!

Si es que me permitís preguntároslo, ¿cómo estáis? ¿Qué andáis haciendo? ¿Ya trabajando? ¿O seguís de vacaciones? ¿Estáis haciendo las maletas? ¿O deshaciéndolas porque ya se os acabó la “dolce vita”? Y, sobre todo, ¿habéis encontrado el secreto para sobrellevar este calor que invadió nuestras ciudades y que parece no tener intención de dejarnos?

La verdad es que yo, además de en el aire acondicionado y los ventiladores, confiaba mucho en la serie, aunque seguro que ahora os estaréis preguntando porqué. La respuesta es bien fácil:

Todos anunciaron la llegada de los nuevos chicos a la Casona como “un soplo de aire fresco” hasta el punto de que me dije -¡Bien! ¡Este verano vamos a gastar menos en corriente eléctrica!-, pero tan fresco no resultó ser.

Soñaba con que los hermanos Ortega fueran como una ligera tramontana y, todo contrario, resultaron ser como un siroco tan caliente que miras la pantalla y se te queman los ojos.

Al principio pensé ­-¡Ayyyyy que lindo! ¡La Paca y Rai van a ser papás de nuevo! ¡Todos juntos bajo el gran techo de la Casona como una verdadera familia feliz! ¡Los chicos ya son hombres hechos y derechos, nos saltamos toooda esa fase de pañales, biberones y noches en vela! ¡Estos dos no van a dar lata!-.

¿Qué no van a dar lata? ¡Dios mío son una fábrica de problemas! Tiene razón mi abuela cuando me dice: “Hijos pequeños, problemas pequeños. Hijos grandes, problemas grandes”. Desde la llegada de Saúl y Prudencio, como pasa después de la llegada de cualquier hijo, los nuestros han perdido todo tipo de intimidad. ¡Atención! No quiero decir que no raipapolvean en off, ¿eh? Eso lo hacen “mucho, muchísimo” como la propia jefa nos ha asegurado, pero es que los hermanitos no les dejan tiempo durante el día ni para decirse cuatro palabras sin interrumpirles, ni para intercambiarse unos mimos, una caricia o un beso. Parece que son el perejil, que está en todas partes. ¿Son 2 o 22? No me lo explico. Prudencio se ha vuelto la sombra alta y flaca de la Paca y Saúl ya se olvidó de que Rai es el señor de la Casona y lo tiene faenando en las tierras como si fuera un jornalero más.

¡Chicooosss, bajad al pueblo! ¡Buscad chavales de vuestra edad! ¡Buscaros una novia y que no sea la misma! Y, sobre todo, ¡dejad respirar a mamá y papá! (Y si es boca a boca, mejor).

Compañeros y compañeras, hablemos a las claras, si uno no encuentra un momento, ya sea un minuto o una hora, antes de que acabe el día para estar, hablar, mirar y mimar al otro, ¡adiós vida de pareja! Pero como los nuestros son la voz de la experiencia, eso que acabo de expresar lo saben y muy bien. Si los chicos no los dejan, encuentran ellos la manera para estar solos. Y es exactamente lo que pasó hace unos capítulos en mitad de una escena familiar que quería comentar con vosotros.

Como ya se ha vuelto costumbre, estaban los cuatro en el salón, copas en mano y dispuestos a brindar porque “la vida es bella”. Rai, que siempre busca explicación a todo, intenta también encontrarla a esa atmósfera de celebración que hay en casa y la respuesta es -por nuestro futuro, querido, qué mejor razón puede haber-, que es como decir todo y nada a la vez. La explicación real es que siempre es un buen momento para echarse un trago, pero claro, como Rai siempre tiene que brindar con agua, no entiende esa sutileza y ya que ve a su chica tan suave, aprovecha e intenta también averiguar qué tal le fue el encuentro con el nuevo mini alcalde. Con lo que no cuenta es con que la Paca, que es más lista que el hambre, sabe cómo contestarle dejándole la sensación de haberle contado todo con pelos y señales sin decirle absolutamente nada. -Una simple visita de cortesía, la habitual entre el alcalde y la mayor propietaria de la comarca-  y para evitar otras preguntas, cuenta que entre otras cosas le habló del proyecto de Saúl y que -bla bla bla... chico maravilloso... bla bla bla...- y, ya que están metidos en el tema, aprovecha para sugerirle que readmita a Mauricio a trabajar en la finca.

Hasta aquí todo normal.
Cuatro personas hablando de asuntos familiares. Escena de vida cotidiana, e incluso diría que hasta un poco aburrida. Pero, como en un día nublado en el que de repente sopla el viento y hace aparecer al sol, nuestra Paca transforma esa simple conversación en una propuesta indecente, sin realmente proponer nada.

-En fin, para mí se acabó el asueto. He de resolver unos asuntos en mi despacho... antes del almuerzo-.


Os preguntaréis qué tiene de indecente esta afirmación. La afirmación en sí, NADA, pero la manera de formularla TODO. Está rodeada por tres hombres, pero ella ¿a quién mira sin quitar ojo? ¿A quién le señala el despacho con la cabeza? ¿A quién le indica con una sonrisa que ha de ser antes del almuerzo y no en otro momento?  ¿A quién busca con la mirada mientras su dedo tintinea la copa como si quisiera preguntarle “fui bastante clara o tengo que hacerte un dibujo”?.

¡Señoras y señores, la Paca acaba de proponerle a Rai que la siga al despacho!
¿Y para qué será? ¿Consultar los registros de cuentas? ¿Quitar el polvo de la biblioteca? ¿Elegir el menú semanal?  A ver… a ver qué le contesta el Ulloa.

-Permíteme que te acompañe. Quiero enseñarte unos libros que he comprado esta mañana al trapero. Son muy interesantes-.


¿Libros? ¿Fue al trapero? ¿Y cuándo si el chaval lo tiene partiéndose el lomo en las tierras de sol a sol? Mmm... Y encima prometen ser “interesantes”. ¡Ulloa, cómo son esos libros sobre plantas y flores!

-Pero si a ti siempre te dan gato por liebre-.

¡Uuyyyy! Paca, ¿estás cuestionando la capacidad de elección del Ulloa? Si está enamorado de ti desde que llevaba pantalones cortos, eso quiere decir que bien sabe reconocer una joya cuando la tiene en sus manos. ¿O no? ¡Y encima lo desafías con esa mirada como sin nada! ¿Acaso ya has olvidado de lo que este mozalbete es capaz de hacer cuando se siente retado? No sé tú, pero yo sueño con ese “preludio” una noche sí y otra también.

Y durante esa negociación en código disfrazada de discusión literaria, la Paca da un paso al frente y agarra la mano del Ulloa. Una última señal para hacerle entender lo que se cuece, si es que aún tiene alguna duda.

-¿Sí? ¿Tú crees?- mirada y sonrisita Ulloistas, de las que quemarían un bosque como si de un papelito se tratase, -pues estos son incunables-.


¡Madre mía! ¡O el Ulloa se ha hecho con la copia original de la Biblia escrita de puño y letra por los 4 evangelistas, o le está diciendo que si llega a pisar el despacho arde Troya con todo el caballo!

-Ahhhhhh-.


Negociación terminada.
Si ella amenaza tener grandes expectativas, él promete estar a la altura o incluso superarlas, palabra de perfectísimo amante.

Así, bien agarrados de la mano, entre miradas y sonrisas, ya pensando en todo lo que puede llegar a pasar una vez cerrada la puerta, los dos huyen al despacho.

Y hablando de puerta... ¡Ay la cara de la Paca cerrando las correderas!


Parece decir a los chicos “vosotros quedaos ahí que ni en 100 años llegaréis a imaginar lo que aquí habrá pasado”. Además, observando las caras de los niños, yo diría que la Paca no anda tan desencaminada: Saúl parece vivir en otro planeta, como si lo hubieran raptado los extraterrestres, y Prudencio hace esa sonrisita de quien lo ha entendido todo cuando en realidad estará pensado “no sé qué está pasando aquí pero mejor sonrío así parezco más listo de mi hermano”.

Y así, delante de los ojos de los niños se consuma el enésimo Off de nuestra pareja.
Un Off muy diferente a los precedentes que hace que me sienta en deber de actualizar mi análisis del largo, larguísimo, camino que nos ha llevado hasta aquí.

Para quien no lo recuerde, os dejo aquí un esquema de las etapas más importantes.
  1. Ausencia inicial del concepto de Off. Entre la Paca y Rai todo quedaba en miradas furtivas, sonrisas, sueños hot y muchas duchas frías. (Primera Temporada).
  2. Descripciones de deseos, como amanecer juntos abrazados el uno al otro. Volver a sentirse hombre. Volver a sentirse mujer. Pero que quedaban en eso: descripciones echadas al campo. (Después del salto). 
  3. Alusiones a una renovada intimidad, aunque de fachada cada uno seguía teniendo su alcoba. (Segunda estancia de Rai en la Casona). 
  4. La llegada de la SIESTA. Piedra Miliar del concepto de OFF. 
  5. El ON más histórico, épico y apoteósico de la serie televisiva mundial con bañera, fresas, champán, velas (pocas según mi parecer).
  6. Tentempié, desafíos, deudas que hablan por sí mismos.

La escena que acabamos de comentar abre un nuevo capítulo en la historia los Offs, lo que los expertos definirían “Off Implícito”. Se trata de una nueva tipología de Off, en la que, aunque los dos no manifiesten abiertamente sus intenciones, a través de sus miradas, de sus sonrisas, de sus movimientos dejan muy poco a la imaginación de una. Para simplificarlo, aunque ninguno de los dos diga -subamos a la alcoba-, su gesto se traduce en -ven conmigo y tocarás el cielo con un dedo-.

En la evolución del Off, esa forma atípica puede parecer una regresión, una vuelta al pasado. Y en cierta forma lo es. Habíamos llegado a una etapa en la que cuando el deseo se apoderaba de ellos, se lo decían sin miramientos y sin pensarlo dos veces, escaleras arriba, se refugiaban en LA alcoba. Y ¿ahora qué? ¿Volvemos atrás a la época de las alusiones?

¡No desesperemos! En general, en cada camino evolutivo hay momentos de regresiones. Todo normal. El aspecto positivo es que ellos siempre son el preludio de un empujón hacia adelante, hacia una nueva etapa que solo puede ser mejor que la precedente. Y eso en nuestro caso se traduce en una lluvia de Off, tal vez que no sean tan en Off o que hasta puedan volver en otro On. Sí, señores guionistas, la esperanza de que la escena del 1500 no sea el único ON que veremos entre Francisca y Raimundo no nos ha abandonado. Todavía quedan muchos sueños raipaquistas por cumplir y me hago portavoz de ellos. Volver a oír “mi pequeña” de los labios del Ulloa, verlos algún día amanecer juntos, ver (y no solo imaginar) unos botones desabrocharse y una cremallera bajarse. Y por qué no, en tema de sueños, que algún día lleguen a casarse sin falsedades, ni bombas de por medio. Que él le pida matrimonio entregándole su primer anillo de compromiso y que ella luzca el broche de esmeraldas de su abuela en su vestido de novia, el que tenía guardado para el día en que se convirtiera en la señora de Ulloa.

Alguien podría pensar “¡pero que cansinas las raipas! ¡Nunca se conforman con lo que se les da!”.  Y pudiera ser, pero me permito ofrecerles otra perspectiva. Seguir teniendo esperanzas, sueños, deseos sobre nuestra pareja significa también que estamos, que aquí seguimos y que pensamos seguir acompañándolos en este viaje hasta el final, porque ninguna de nosotras tiene la intención de bajar del carro hasta ver cumplidos sus sueños.