784

Que esta tarde la audiencia de “ El secreto de puente viejo” haya aumentado en una televisión más encendida, se ha debido mayormente al tiempo.
Es preferible ver un capítulo entero de la serie (tal y como está ahora de misterio) que salir a correr y que me caigan chuzos de punta sin tener a mano uno de esos magníficos impermeables del colmado.

Lesmes y Humberto en escena, de la que se saca en claro que Conrado es inocente (como si no lo supiésemos). Tras esa historia del pasado que deja mucho que desear, por fin algo bonito digno de ver.

Dos de las mejores actrices compartiendo secuencia. Esas caritas de la Paca que hacen que nos pongamos en su piel, que sintamos lo que siente...Magníficas ambas.
Francisca convencida de que no volverá a ver a su hija porque esta se ha ido con el amor de Juan Castañeda bajo el brazo. También reconoce ante Bernarda que su ahijada es su debilidad. ¿Puede tener una víbora debilidad? 

Mauricio, Mauri, el fiel, quien está en la sombra protegiendo y cuidando a su “señora”... Increíble. Monísimo como él solo. Queriendo ganarse la confianza de la criada para sonsacarle información. (Pero luego es un mostrenco que carece de corazón)

Acto seguido cómo no. El sotanas y la ahijada agradecida. Mas pegajosos que un suelo lleno de Coca-Cola. ¡Y bautizo! Una “buena noticia” respondida con la cara de amargado de Gonzalo ¿Estará tristón Gonzalito?

Fulgencio. Fulgen que a cada capítulo más sospechoso se hace ¿Será malo de verdad? Lo que está claro es que algo trama.

El Jaral. Gonzalo, Mariana, y María. Mariana comienza a contar que Francisca se siente sola, que no ha sido capaz de superar lo de Tristán ni la marcha de María y que ahora se ha ido Soledad de su lado.
A lo que Gonzalo, mostrando su educación, respeto y sensibilidad responde: “¿Y qué? Ella se lo ha buscado”.
Y Mariana que no se queda atrás añade: “Es mala como un dolor pero no tiene un pelo de tonta”

El doctor seducido, arrodillado ante los encantos de Jacinta, como un siervo ante su ama, seguido de un gran guantazo que le cruza la cara y un posterior besito en la zona dolorida “sana sanita culito de rana...”

María no para de dar vueltas a lo que Mariana les ha referido y pide a Gonzalo poder invitar a su madrina al bautizo. ¿Y cómo reacciona este? Pues poniendo el grito en el cielo con machismo de por medio. ¿Un hombre tan liberal como lo es él, tan “justiciero” puede permitirse el lujo de abusar de esa manera de ser hombre? Pero su chica no se queda atrás. Quiere invitarla por interés propio.
¿Entonces, viendo esto, cómo pueden reprochar a Francisca todo lo que hace por interés si ellos hacen lo mismo? ¿Cómo pueden juzgarla sin saber, si ellos utilizan a las personas cuando les conviene o como les conviene? 
Por Puente Viejo corre la epidemia de la hipocresía, esperemos que no llegue muy lejos.
Pero este momento se ve eclipsado con el momentazo que viene después.

-Que pronto pasan los años,¿verdad? Ya va siendo hora de repasar lo que hemos conseguido en esta vida y de asumir nuestros errores.
-¿De qué errores hablas ahora?
-Mi vida entera ha sido un error. Quise con toda mi alma a mi esposa pero no me casé con la mujer que amaba y a partir de ahí se torció la cosa.

-Tu relación con Francisca siempre ha sido un tormento, Raimundo. No quiero pensar como estarías ahora de haberte casado con ella.

-El mal no forma parte de ella, es la vida la que le ha llevado a esa forma de ser. Si nos hubiésemos casado tal vez ahora sería una bisabuela entrañable y feliz.

-Puede que sí, de vez en cuando nos sorprende con una buena acción. 

Rai, el más correcto, el más culto, el más sabio, el más sensible. Grande Ramón.

Y para finalizar, una frase que sin duda me ha llegado al alma de Bernarda hacia Francisca. “No sé cómo puedes aguantar de pie con todo lo que has pasado” Parece mentira que acabe de llegar y la conozca más que su ahijada y compañía... 

Pero bueno, son cosas de guión, que por otra parte espero que mejore y le den un poco de vida porque esto ya no es lo que era antes.
Y tras este capítulo flojo me refugio en aquellas escenas en las que se besaban y en las que ambos tenían esa vitalidad.

Sin duda, que vibremos con esas escenas es gracias a María y Ramón.