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Para empezar, perdón por la tardanza, pero el tiempo no ha estado a favor. Hoy voy a ser rapidita porque tampoco hay mucho que contar, cosa habitual desde hace ya un puñao' de capítulos, y porque no me apetece aguantarme, ni por ironía, las escenas de unos cuantos. Así que, ¡empezamos!

Indiana Jones y Pepona... ¡Paso palabra! El primo-abogado (de dos metros) de Olmo Mesía con su misterio, bien acompañado de la música, y Alfonso, que le observa atentamente mientras parlamenta por dos policías/detectives/hombres o lo que sean. Se va y llega Terence... Bla bla bla... Bla... Y ahora Pepón, Severiana, la niña del nombre original (que es un bombón pero está demasiado cerca del padre como para evadir su cara en la captura) y Candela que se muere de pena. Y aquí, leñes, sí voy a hacer captura, sólo por el gusto de inmortalizar a Aída que está sublime. La tristeza la consume por recordar, entre tanta felicidad, a los que ya no están. De verdad, ¡lloro con ella de lo inmensa que está! ¡Plas, plas, plas!

Seguimos con el calco de Juan... Lo siento pero no. No puede ser. No lo veo ni lo voy a ver (por favor, que se vaya ya a Australia o donde se quiera pirar). Seguimos con Francisca que anda tonta perdida con la llegada del primo y la mujer. Y luego llegan la hija y el esposo con el rollo de los pasajes. ¡Pobrecita ella! ¡No la dejan ni respirar! ¡Por el interés te quiero Andrés! Aunque confieso que la prefiero enredada en los líos de Soledad que en tener todo adecentado para el pariente.

Y seguimos con la chochez de los abuelos de la pequeña Esperanza. La escena no va más allá de los mimos hacia la niña pero sólo por eso, ¡captura al canto! ¡Qué maravilla este matrimonio Castañeda con la chiquitina! ¡Par de amores con esa preciosidad!

Más, la Mirañar que está acojonada perdida pensando que, tras la muerte de Eduardo Dato, ¡ellos son los siguientes! Nikea y Pepona rondando por ahí con ella... ZzzzzZzzzz... ¡Va, va! ¡Seguimos! Le toca a Dolores y a Nicanora. Que de estas, señor, sólo por sus caras, ¡las pongo! Insultos e insultos salen de la boca de Dolores defendiendo a Quintina, ¡qué se vaya oye! ¡Lianta! ¡A Quintina sólo le toca la moral ella! (Y se va, se va, ¡Bravo Lola! ¡Bravo!). "Y ahora va tras los pasos del arqueólogo/compositor... ¡Peligro!".

Paseo de la parejita por la plaza con la beba. ¡Y el bisabuelo que se la come, por Dios! ¡Y aparece Dolores! ¡Y llega Francisca! ¡Y parece que hay 20 mil personas en la plaza! Todos se reúnen porque claro... 22 capítulos sin verse, ¡cómo para no congregarse ante su encuentro! Escena breve y a 20 km de distancia, no se vayan a rozar, eso sí, miradas para capturar. ¡No te resistas, Francisca! Al final caerás rendida con esa niña (y con Raimundo, ya que estamos). Los Buendía... ZzzzzzZzzzz...

Después de los queseros, Nicanora se despide de Emilia y don Anselmo con su habitual humor pero estoy tan hastiada del capítulo que Ana Sandoval (espléndida espléndida) me va a perdonar por no plasmar el momento esta vez con unas capturas. ¡No doy para más! Y la siguiente escena, charla de Francisca con el yerno y la hija sobre el rollo de los pasajes. Que no, que no puede ser. Los coletazos de la dictadura de Primo de Rivera empiezan a asomar... Ay ay ay... ¡Soledad y Terence se infartan! ¡Y encima le echan la culpa a Olmo! ¡Apaga! (Pero espera, llamemos a Mauricio que a Francisca se le ha ocurrido echarle el muerto a otro... Muajajaja....). 

Luego viene un momento en el Colmado. Hipólito y Quintina romanticones. Le siguen las intrigas de Terence, Alfonso y don Anselmo, ¡madre mía la guerra que va a dar el dichoso pariente de Olmo! Y encima Soledad y Simón. ¡La Sole diciéndole que su madre quiere hacerle cargar con el crimen! ¡Dios mío! Me duermo con la escena imaginándome la locura que viene... ZzzzzzZzzzz... No puedo más. ¡Y encima ahora Aurora tiene los lunares! ¡Y el Indiana Jones se lía a mamporrazos con su "compañero" de celda! ¡Me rindo por hoy! ¡Ni los avances voy a comentar! ¡Paz y amor!