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martes, 2 de junio de 2015

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Muy buenas tardes, raipaquistas y raipaquis-toooooos todos. Sí amigas y amigos, son buenas y muy calurosas en mayor parte, pues no tdooooos todos. Ss todos. Cansiamos otra cosa que no sea  una buena siesta. Eso sí, entendiéndolo dentro del argot raipaquístico en el que “siesta” significa “subamos a la alcoba y marquémonos un apretado”, y no el que nos ilustra la RAE.

(Quien dice alcoba, dice cocina, despacho, jardín, salón, sobre el piano, en las escaleras, los pasadizos también nos valen… Hasta el coche de camino a Munia es apetecible para una siestecita…)

Y sin embargo, desde aquella… siesta… las raipaquistas estamos a verlas venir. Comiéndonos los mocos. En OFF. Que sí, que esa cara de felicidad de la Paca es de echar muchas siestas FIJO, que Raimundo debe valer un potosí, porque para lo muermo que es a veces (y mira que yo le amo con todo mi corazón, pero claro, lo mío es platónico) la tiene bien contenta. Pero nosotras estamos sin un pechote lobo que echarnos a la cara, o sin un “ven pa’ca Paca” en ON.

Nada. El silencio. La espera. En busca del ON. Meditando.

Y en esas mismas me mantengo, en modo ZEN, mientras veo pasar una sucesión de escenas donde me recuerdan el capítulo anterior. Y cuando ya me empiezan a salir canas en al alma, me tengo que tragar la presencia de Boscos, Prados y demás flora, lo que consigue quitarme las ganas de volverme vegetariana. Madre mía, qué tedio. ¡Qué sopor!

¿Y si me echo una siesta? No, no os confundáis que ahora me refiero a lo que marca la RAE.

¡Ay! ¡Esperad! Que el Ulloa anda haciendo surcos en la alfombra con tanto paseo. Que bueno, bien pensado, al menos aparece de pie. Eso ya es un paso de gigante. Pero…un momento…hay algo que me escama. Tengo un sentimiento extraño. Como si a este hombre le faltase algo…

¡LEÑE! ¡EL PERIÓDICO! ¿Raimundo sin algo que leer entre las manos? ¡Catástrofe! Pero anda… ¡mira tú! Que ahora la que aparece con un libro, es ella.

Y digo yo, ¿qué le pasará ahora a este hombre que anda tan desasosegado? ¿Gases? ¿Hemorroides? ¿De ahí que esté de pie? ¿O tal vez le apretará la pelusa? Eso sí, Francisca debe estar leyendo el Kamasutra, porque está pasando de él como de la mierda. El caso es que el macho alfa rodea a su hembra en un claro afán de llamar su atención. Moviéndose a su alrededor cual animalico desvalido. Si solo le ha faltado soltar un suspiro al aire. El caso es que la hembra, que es más lista que el pan, de vez en cuando le observa de reojo. Y cuando yo siento unas ganas irrefrenables de arrancarme la piel a tiras esperando a que alguno de los dos hable, Francisca es la que se arranca.

¡Acabáramos! Resulta que están esperando la llegada de los modistos para el nuevo vestuario. Pues chica, cómo no va a estar así el Ulloa, si esto es como si le dices que va a pasar la tarde alternando entre Zara y H&M. La ropa es a los chicos lo que a nosotras que nos depilen la línea del bikini. Una tortura.  

- A todas luces, pareciera que te están entrando todos los calambres por el hecho de que estén al llegar el sastre y la modista, para tomarnos las medidas -.
 

¿Tomarnos medidas? ¿Me estás diciendo que van a toquetear a este hombre unos extraños? Ten cuidado no le dé un limaquillo por la falta de costumbre. De que le toquen. 

- Pues la verdad es que no me siento nada cómodo. Ya está, lo he dicho -. (De nuevo me surge la duda. ¿Hemorroides? Un flotador podría ayudarte. O un cojín redondo al que Fe le puede apañar un agujerito en medio para que puedas reposar las posaderas. Animalico… ainssss)

La Paca se descojona un poquito al verle tan enfurruñado.
- Raimundo, relájate. Se trata de encargar unos trajes, no de enrolarte en la armada invencible -.

Ay calla. Que me estoy imaginando a este hombre de uniforme, a lo Richard Gere en Oficial y Caballero y me entran los sofocos. (NOTA INFORMATIVA: A mí Richard Gere ni fu ni fa. Más bien fa. Pero los uniformes… Y este hombretón de uniforme…

Paquita se vuelve a descojonar un poquillo mientras llaman a la puerta. Caricia que te arreo y recibimos a las visitas.
 

La madre del cordero con el sastre y la modista. Isidoro y Elvira. Parece que Isidoro, al que la Paca le pide que sea paciente, será el que tenga el honor de tomar medidas a Raimundo.

- Usted puede llamarme Isi o Doro, como prefiera -. (Jajajajajajajaaaaaaaaaaaaaaaaaaa ay que me daaaaa)

Raimundo le mira con una cara de “¿Perrrrrrdona?”, para luego presentarse sin más florituras. Raimundo. A secas. Y Francisca, que está hoy que parece que ha comprado entrada en el club de la comedia de tanto como se anda riendo. Pobrecillo mujé crué, mira que luego igual te lo hace pagar…

- Tiene usted una figura admirable para su edad -. (Pues mira Isi…yo voy a llamarte Isi... Ahí llevas más razón que un santo. Nuestro hombretón está para mojar pan y repetir ocho veces)

El caso es que está deseoso de empezar a tomar medidas y le sugiere a Raimundo que se quite la chaqueta y se suba a un altillo para poder trabajar mejor. Haberle pedido también que se quitase el chaleco y la camisa. Lo digo porque el sastre pueda tomar medidas con más fiablidad , no por otra cosa…

Raimundo, que es obediente, accede a lo que Isi le pide, aunque con una cara de fastidio que quita el sentido. Te quejarás, Paquita. Lo que no haga tu chico por ti, ¿eh? (Sí, ya sé. De eso no hablo ahora en concreto)

- Desde luego, tamaño repaso le está dando a Don Raimundo -. (Así es Fe. Tiene guasa la cosa. Le está tocando mucho más Isi en un momento, que Francisca en semanas que lleva en la casona. Si es que no hacemos vida con este hombre, ainssss)

Francisca departe con la modista acerca de los modelazos que están ahora en auge en la capital. A ver si es verdad que te animas mujer, y te pones una faldita algo más corta… un escote algo más pronunciado… Que no digo yo que vayas enseñando el ombligo, pero chica, un algo. No sé… Por la cosa de la siesta…

 

A todo esto, Isi sigue tomando medidas a Raimundo, al que, si afinamos un poco el oído, seguro que le escuchamos resoplar hasta en arameo. Sobre todo cuando llega a determinadas partes, uy perdón, parte. Como que le tira un poco y el hombre se encoge como si le hubiera picado una medusa.
 

Francisca, hija, compadécete de él que está pasando un mal rato. No como yo, que me he reído con esta escena lo que no está escrito. Y como no quiero fastidiarme este hermoso momento de regocijo y jolgorio que llevo a costa de la medida, paso de comentar el resto del capítulo. Aunque os digo, que no os perdéis nada.

Me gustaría terminar este artículo con un sincero agradecimiento. Bien es sabido que es frecuente que desde este humilde blog, agradezcamos el trabajo que cada tarde realizan María Bouzas y Ramón Ibarra. Pero hoy no deseo limitarme únicamente a ellos, sino que deseo incluir en mis gracias sinceras, a todo el reparto de Puente Viejo. Gracias por vuestra labor y por estar junto a nosotros cada tarde. En contra de lo que se pueda llegar a decir o pensar por otros lares, no sois vosotros, sino todos nosotros los que os debemos muchísimo por los buenos ratos que nos hacéis pasar cada día. Por vuestra entrega y amabilidad para con los que os seguimos cada tarde. Nunca perdáis vuestra esencia, eso es lo que os hace grandes.

Y con esto y un bizcochín… ¡Hasta la próxima!

2 comentarios:

  1. ¡¡¡Jajjajajaja que bueno Ruth!!!

    La Paca hoy se lo ha pasado en grande a costa del pobre Raimundo, que no está acostumbrado a esos menesteres, jajajjajaj

    ¿Quién se cree que es ese Isi, para toquetear así a Raimundo? Qué manera de aprovecharse. Y Francisca descojonada perdida, no sé si se hubiera reído tanto si la que le tomara las medidas hubiera sido la modista, seguro que no le haría tanta gracia y seguro también, que esa no vuelve a coser nada, se va de la Casona sin manos.

    Me ha encantado esta escena, ha sido sublime.



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  2. jajajajjajaa, que buena Ruth, que buena. La verdad es que si, que la Paca hoy se lo ha pasado pipa a costa del pobre Raimundo, y Rai aguantando que le toquen ande no hay que tocar... jajajajajajajajaja.

    Muchas gracias jajajajajajaja

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