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lunes, 23 de febrero de 2015

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Bueno, bueno, bueno... Arranca esta nueva semana que tod@s sabemos está cargada de escenas. Sí, de escenas, no es mentira... No es el Día de los Inocentes. ¡A escena diaria! Así nos lo informaron la semana pasada los avances y empiezo con el primer día, con ganas de dar el pistoletazo de salida a, al fin, LAS CONSECUENCIAS DEL BESO. Consecuencias que llevábamos esperando dos semanas y que casi acaban con nosotras de lo que estaban tardando en llegar entre flashbacks, espionajes, interrogatorios, cartas y más pequeñeces asfixiantes. 

¡En fin! ¡Empecemos! Aunque advierto que, pese al parrafito anterior super estimulante y maravilloso, el capítulo en sí es un muermo (esta gente se hace de rogar hasta el final, como les gusta hacernos padecer)... Sin más dilación abrimos el capítulo con Bosco, Amalia y la supuesta ama de cría. Este chico no se entera de nada pero no seré yo quién lo juzgue. Lo ponen al pobre nuestro de vuelta y media cuando nadie se daría cuenta de la realidad, y más conforme se presenta el panorama (si no supiéramos, como espectadores, lo que se cuece detrás). ¡Ánimo, Bosco! Si en el fondo te va mejor así, con una esposa un poco loca pero controlada por tu abuela y un niño preciosísimo (que está claro que de tan guapos bisabuelos no podía ser de otra manera). 

Bueno, bueno... Pasamos del engaño de Amalia para ver como Aurora se pone insoportable con Alicia. Oye, una cosa, siguiendo la teoría de que Alicia matará a Conrado a tiros... ¿No podría desviar un par de balas a la muchacha? Nos haría un gran favor a todos, ¿eh? Me crispa su voz irritante, estresante y casi enloquecida... Y del rostro mejor ni hablo... ¡Alicia estrangúlala! ¡Por favor, te lo pido! Dejamos de lado esta escena aburrida y frustrante para dar paso al matrimonio Ortuño - Castañeda y la suegra de esta última... Doña Fuensanta. Luego dicen de la Paca, ¿eh? Pero vamos, esta no se queda atrás... Y Nicolás hasta parece más lelo que Bosco. Pero criatura, ¿no eres consciente de que tu madre la ha martirizado mientras estabas fuera? Señor... ¡Y vuelta al Jaral! Bueno, bueno... El capítulo avanza y, como ya advertía en el inicio, es un muermo (pero muermazo total). Lucas se encuentra con Alicia y asegura resultarle familiar. Pues eso, ¡verás tú la que se va a liar! Paso de seguir viéndola porque me da pena ver a un chaval como Lucas a los pies de la desquiciada de Aurora. Copio aquella frase de Carmelo pero, esta vez, con un sentido más acertado "Es una verdadera lástima ver a un muchacho de tu talla a los pies de esa chica, por llamarla de algún modo". Uhh... Mirañarez... Sin Pedro tienen menos gracia todavía... Y ahora se aproxima la papiroflexia... Ya les gustaría hacer las flores que Raimundo le hacía a su pequeña. ¡JÁ! ¡JÁ! ¡JÁ!

¡Bueno! ¡Francisca en escena! Hagamos un pequeño inciso en esta particular escena que tampoco tiene gran cosa pero siempre es un gustazo verla con el vestido "rosa palo" y conscientes de que ya sabe de la cita propuesta por Raimundo. Y encima con ganas de beber... Esta mujer... Termina haciendo alguna locura con tanta bebida, ¿eh? El caso es que el nieto también quiere beber brandy, ¡claro que sí! ¡De tal palo...! Pero Amalia desea quedarse sola con Francisca y despacha a Bosco con la excusa de que lleva mucho sin ver al roró (y la Paca, que no es tonta y se huele las intenciones de la chica, incita al chaval a irse). Se ponen a hablar del éxito del plan de "la falsa ama de cría". Amalia parece tranquila pero Francisca, que de previsora que es así de bien le va, sigue preocupada por Inés por más que la otra le reste importancia. Que si cuidado con ella... Que si cuidado con el nene que es hijo y nieto (sí, nieto, está demasiado lozana como para ser bisa). 

















Bueno... Confitería... Rosario y Candela... ¡Nos vamos volando sin probar pestiño alguno (y más cuando entra el trío sin sal a escena)! A ver si las sospechas de Candela se hacen ciertas y le hunde Santacruz el negocio a base de galletazos. Y hablando de galletas... El dueño de la Quinta y el amigo en escena con Sabina (esta la ha contratado la Paca, ya lo veo yo, ¿eh?). Halago por aquí y por allá, mirada rara por el otro lado... Bla, bla, bla... Familia Castañeda hablando de Nicolás y su gran cagada con lo de ocultar sus riquezas... ¡ZzzzZzzz! A Hipólito le está entrando la locura (más de la que ya tenía) con tanto papel al que dar forma... La familia feliz ante Fe (pobre Inés cuando se entere, que pena me da y nótese la ironía). Y me reitero en lo bonito que es el niño y lo que se parece a... SUS BISABUELOS. ¡Claro que sí! Posada... Con los enredos de Matías con el cine y luego llega Nicolás... ¡Madre mía! ¡Pedazo bucle en el que estamos! ¡SOCORRO! Pero, por más que pido auxilio, me llevan de vuelta al Colmado para escuchar como Mauricio se las da de galán de juventud ante Hipólito (que ya tiene el local lleno de pajaritas). Y de nuevo, por segunda vez, volvemos a la Quinta... ¿Para ver cómo traman venganzas contra Francisca? ¿Cómo planean un golpe fatal contra ella y/o los suyos? No, no... Nos vamos para ver como Carmelo se "camela" a Sabina (espía de la Paca, insisto). Vengadores, os voy a cambiar el título porque lo que es por ahora... Os pega más el de patrones mansos y aburridos. 

Cambio de párrafo porque este se estaba alargando pero sigue el aburrimiento y encima para dar envidia. Entre lenguas y demás va la escena siguiente, con Nicolás y Mariana. Y yo me pregunto, ¿por qué no podrán desubicarse tanto o más otros que yo me sé? Ya que se ponen... ¡Que se pongan bien! Y entre estas cavilaciones nos vamos a la recepción de la Posada con Conrado, Aurora, Alfonso... ZzzzZzzz... ¡Ahí os quedáis!  Y Fe en escena que, hija, eres muy resalada pero con Mauricio o la Paca en escena mejor, Inés no te ayuda... ¡Pero nada de nada! Bueno... Vuelta a la Posada... Debatiendo sobre Alicia y la mota de polvo de la esquina derecha del bolígrafo que había encima de la mesa del despacho del Jaral junto al libro número 3 de las hazañas de Pepa. Hasta luego, majos. 

Y... ¡AH, AH! ¡ESCENA RAIPAQUISTA! ¡EN EL RISCO! ¡DONDE JÓVENES! Sí, al final, como os decía les encanta hacernos sufrir. Y aquí me pienso explayar en imágenes y texto ya que poco me ha dejado extenderme el aburrimiento de capítulo que os he tenido que contar pero esto que viene merece la pena y, ¡ojo! Solo es el inicio de futuras escenas maravillosas. ¡Comienzo! Francisca se presenta puntual en la cita con Raimundo, vuelve a leer la nota mientras lo espera y el Ulloa, con regalo envuelto, se presenta allí... Que si me traes como una cabra... Que si de joven no te costaba venir... Que si eras mi amor y ahora mi enemigo... ¡Y cuidado! Raimundo entra en la materia, la de devolverle el supuesto regalo apuntando que ni siquiera se ha molestado en abrirlo pero ella es más lista y lo conoce tanto que enumera con total acierto sus verdaderas intenciones. 

















Raimundo: Simplemente no me ha interesado... (Que mal mientes Ulloa, que mal)

Francisca: Mientes. (Ahí querida, reafirma lo evidente)

Raimundo: ¿Por qué siempre crees que estás en posesión de la verdad absoluta? (Este hombre todavía no la ha pillado, ¿eh?)

Francisca: Porque si únicamente hubieras querido devolver el paquete habría sido tan sencillo como mandar de vuelta al mozo con él a mi casa. (¡Toma, toma, toma! ¡Paca 1, Ulloa 0!)

Raimundo: No lo pensé en su momento... (Chavalote, te ha cazado, y lo sabes)

Francisca: No creo ni una sola palabra de lo que dices. Ya lo creo que lo pensaste y mucho, tanto como para redactar una nota que escribiste y rescribiste mil veces. (¡JÁ! ¡Paca 1.000, Ulloa - 1.000!)















El Ulloa se queda mudo. Normal. Le ha pegado el palizón de su vida. Y eso que él iba solo ha devolver el regalo... ¡Y un cuerno! ¡La buscabas! Y así de claro se lo dice ella... Apuntando que, el lugar en el que están, la hiere (claro, retozabais allí de jóvenes y ahora estáis hablando, pues no lo puedes comprender y, evidentemente, DUELE). Raimundo al fin habla para corroborar, con otras palabras, lo que ella ha dicho... Que significó mucho en el pasado dice y en el presente, si no, ¿a qué leñes la citas ahí? Y llega el CATACLISMO de la secuencia...















Francisca: Si me hablases como entonces, Raimundo. (Sutilidad máxima, metiéndote al terreno que te gusta, ¡sí señor, Francisca! ¡Eres la reina!)

Raimundo: ¿Cómo? (Pregunta de la cual sabes la respuesta pero tú hazte el loco que eso se te da de lujo, majo)

Francisca: CON AMOR. (Muerte súbita, ¡qué susurro! ¡qué mirada! ¡qué AMOR!)

Raimundo: ¿Qué ves en mis ojos? (Y dale con la retórica Ulloa, ¿tanto te cuesta soltarle que la amas más que ella a ti? ¿Te lo tienen que dar todo hecho?)

Francisca: A veces odio, a veces un velo, un telón que pones sobre ellos para que no pueda atisbar lo que en realidad sientes. ¿Tendrás el valor para ahora derribar ese muro y decirme si sigo siendo algo para ti? (¡Mátame camión! ¡Mátame!)















Y aquí es cuando vienen las miradas matadoras de ambos. Esas de "me muero por hacerte lo que no te he hecho en 40 y pico años aquí mismo". Y, ¿se acercan? ¿Se acercan? Sí, ¿no? Yo creo que se acercan, vamos... ¡Se están acercando! Y, ¿se van a besar? ¿Beso? ¿Es posible? ¡MIERDA! Fin del capítulo... Lo que yo diga, esta gente, ¡nos quiere matar entre terrible sufrimiento!
















AVANCES: ¡Y tenemos cosas para morirnos de interés! Raimundo está convencido de que saldrá mal (¿el qué? ¿una relación clandestina?) mientras que Francisca insiste en que se encuentren pasado mañana, a las 10... ¡Y como se miran, por favor! ¡Aquí hay TOMATE! ¡Y del bueno! Seguimos con Raimundo contentísimo de la vida y Emilia que se piensa que es porque ha mandado a tomar viento a la Paca... Ay... Si tú supieras, maja... ¡Y ahora Francisca! Pero bueno, ¿a estos dos que les pasa? Los ojitos que le pone a Bosco no son normales (a raíz del comentario que hace el chico de que la vio a ella, y luego a él, camino del Risco). ¡Y se acabó!

Disfrutar, aunque sea, de esta escena y esperemos con ganas la continuación de la misma. Estos dos acaban rodando por el campo, ¿eh? Tanta alegría post-encuentro no es normal... ¡Aquí hay tema, pero vamos! 

















P.D.: Y, por cierto, ¡felices cuatro años de Puente Viejo! Aunque hasta el día 26, sinceramente, no empezó a removerse algo por dentro que terminó por denominarse RAIPAQUISMO. 

2 comentarios:

  1. La o él que escribió los diálogos de esta escena se merece una medalla. Se han dicho tanto en 2 minutos. No hay mucho que agregar a lo que escribes. Adoro que esta vez la Paca esté decidida a luchar por este amor. Que sea ella la de armas tomar. Y que vaya así, mezclando chuzas (como lo de las cabras) con dulzuras y miradas que van aspirar cualquier pelusa que le esté quedando a Raimundo.
    Esa tensión de estar juntos les da tanta paz que es imposible que dejen de buscarse.

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  2. Muchas gracias Miri por tu artículo.

    El Ulloa está y no está y no sabe que hacer y está perdido como Macgyver en una ferretería... aprovecha hombreeee, que la tienes a punto de miel... nunca mejor dicho.. jajajajajajja

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