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sábado, 7 de febrero de 2015

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Después de la alegría y posterior mosqueo por el BESAZO, aquí estamos de nuevo con otro capítulo más, que lo único que tiene a destacar, es la emoción de Francisca con el rorro entre sus brazos. Bueno y después de refregarnos de nuevo en los avances, lo que ocurrió después del beso, comenzamos.

Entramos en la Casona con el nuevo inquilino. Bosco que se pasa de buenazo, se compadece de Amalia porque ha parido sola y en el campo, pero ella que es muy astuta le resta importancia.
Mientras Francisca que no cabe de dicha de tener en su casa nada más y nada menos que a su biznieto, aguanta como puede la interpretación de Amalia que saca a relucir la maldición de los lunares, lo que hace cambiar de cara a Francisca.

Llega Fe que al ver al bebé nombra a todos los santos del calendario, y ya puede dar gracias de que Francisca está feliz, porque no se hubiera llevado estas palabras

“Déjate de gaitas y sube a preparar la alcoba para la madre que viene recién parida”

“Al punto señora” Pero Fe no se mueve, está embobada con el pequeño.
“Venga,  vamos, acompaña a Amalia a su habitación”
Se quedan solos los tres y no se puede decir quien se los dos está más feliz. Pero mejor verlo en imágenes, porque no se puede describir la bella estampa que hacen los tres y aprovechamos viendo a Francisca como hacía tiempo que no la veíamos, feliz.



Y después de estas maravillosas escenas, me vais a perdonar que no comente lo que acontece en el Jaral con Conrado y Aurora, pues ni me importan ellos ni sus legajos.

Pasamos a la taberna, Pedro llega descompuesto por tanta galleta y hablando de las nuevas normas para el pueblo, na´más para comentar.

Venga, venga que volvemos a ver a Francisca con el niño.

Francisca viene a interesarse por el niño y la madre.

Fe la pobre, se defiende porque Amalia no está aseada todavía, pero no te preocupes mujer, si a ella le trae al pairo lo concerniente a ella. Y Francisca como no puede ser menos, aprovecha para estirarle la cuerda.

“¿Por qué motivo no has permitido que Fe se ocupe de ti, Amalia?” Es que es muy buena esta mujer.
Este cambio de cara, es impresionante

Se quedan solas y aprovechan para fraguar su engaño. Francisca ya ha contratado a un médico, ligero de cascos, para que cuente lo que a ellas les conviene.
¿Ves Amalia como las cosas no se pueden dejar al azar? Cuanto tiene que aprender esta cabaretera del tres al cuarto. Fe anuncia la llegada del obstre, ostres, el seño dotor.

Pastelería Elena Francis ¿dígame?

Jaral y seguimos de confidencias, puffff

Nos vamos de nuevo a la Casona que la cosa es bastante más interesante que escuchar a estos, me aburren soberanamente.

Francisca aguarda junto a Bosco las noticias del doctor y Bosco no aguanta más de impaciencia por saber de su estado.
Francisca trata de sosegarlo y le pregunta por el nombre que le van a poner. Bosco dice que le llamarán Beltrán, porque su madre, Clarita, le contaba
“Beltrán caballero sale bien de cualquier atolladero” Parece ser que a la Paca le gusta el nombre
“Regio y digno de su posición, Beltrán”

Por fin baja el obstre, ostres… ¡doctor, leñes! Y les da las malas noticias, ¡oh sorpresa! Amalia no podrá concebir más hijos.
Estos Mirañares, ya sueñan con galletas.

Paso de las confidencias.

Ay que aparece Raimundo a ver con lo que nos sorprende. Raimundo le cuenta que está preocupado por el encuentro con Carmelo y el misterioso viaje de Severo, algo esconden.
Emilia le contesta que ellos nada tienen que temer de Severo y Raimundo sin hacer caso continua hablando, le confirmó sus sospechas de que algo están tramando contar Francisca (ahí Raimundo, ahí, aparta de ti las pelusas) Emilia como siempre tan maja ella, le comenta que a él qué le importa lo que pueda ocurrirle a Francisca. Ay alma de cántaro, parece mentira, ¿de quién crees que se va a preocupar Raimundo si no es de su pequeña, de Matías? ¡Anda va y ves a hacer mollejas que te salen muy buenas! Pero aun tiene el cuajo de decirle que Francisca no es cosa suya ¡ojo! ¡Se lo prometió! ¿Ves como no lo conoces? ¿Cuándo has visto tú cumplir una promesa a tu padre?

“Te dije que me olvidaría de Francisca y así lo voy a hacer, era un comentario sin importancia”

Pero la cansina sigue “También me prometió estar de buen ánimo y que encararía el resto de sus días con optimismo”

Y ya cansado de su inquisición le da la razón como a los locos “Y así será”
Pero yo no se la voy a dar. Te voy a explicar dos cositas de nada Emilia. ¿Tú de qué vas? ¿Eres su madre acaso? Si quieres ver feliz a tu padre, déjalo en paz, no te metas donde no te llaman y no antepongas TU felicidad sobre la suya, porque eso es lo que estás haciendo y has demostrado, que sólo te importa vivir tranquila y feliz, poco o nada te importa si Raimundo sufre o es infeliz ¡Qué más te da si tú lo eres!

Bueno voy a parar que me enciendo. Mal, muy mal vamos a quedar Emilia.

Para finalizar, porque ya me han cabreado bastante. Me voy a saltar lo demás del capítulo a la torera, una verónica por aquí, otra por allá y pasamos a Mauricio y Fe en la cocina.
Fe está mosqueada con el parto de Amalia, no la ve ella con espíritu para parir sola en el campo, que avispada es esta chica nadie ni la súper Aurora había caído en eso. También le preocupa lo que pueda pasar por Francisca, que según ella está con el morro torcido (no, no es por el besazo que le dio Raimundo, es por otra cosa)
y vemos a Francisca hablando por teléfono muy alterada, está buscando un ama de cría desesperadamente. Francisca le cuenta que tienen un problema
“El pequeño Beltrán corre un serio peligro, peligro de muerte”








1 comentario:

  1. Antes de nada, muchísimas gracias Sonia! La verdad es que hemos pasado de la euforia al cabreo con la misma rapidez. Y hemos vuelto al sopor de capítulos al que ya estamos acostumbradas.

    Las caras de hoy de Francisca con el pequeñín, han sido de lo mejor. ¡Tan tierna ella!

    Con respecto a Emilia, estoy completamente de acuerdo. Es más pesada que una vaca en brazos. Más que su hija, parece su madre, y ni las madres son tan pesadas. Si se hubiera puesto Rai así de cansino con ella cuando andaba revoloteando al Severiano, igual la mini castaña, o lo que es lo mismo, María Castañeda no habría llegado a este mundo. Pero no, ella hizo lo que le salió de la seta. Pues que deje a los demás hacer lo mismo!

    Del resto paso. En serio, sopor absoluto. Esperando me hallo a lo bueno que está por venir.

    ¡Muchas gracias de nuevo, guapa!

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