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miércoles, 4 de febrero de 2015

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¡Hola de nuevo, amig@s! Aquí va un nuevo "destripe" de capítulo, correspondiente a lo que vimos ayer (y de antemano os pido perdón por la tardanza, cosas que pasan).

Después de lo que nos deparó el lunes, ¿quién tiene cabeza para fijarse en temas baladí? Pues nadie, claro que no, aquí solo importa el morreazo que se dan la señora Montenegro y el señor Ulloa (para más información, pásense por el Making Off de Antena 3, y contemplen con gusto lo que la TV nos ha ocultado). De todas maneras, se hará el esfuerzo. 

¡En fin! ¡Vamos allá! Y empezamos con un disgusto muy grande. ¡Nos privan de continuación del beso! No la descartemos a modo de "recuerdo" a lo largo de esta semana pero, lo que es evidente, es que no van a hacer como continuación de presente porque, directamente, aún muertas por la pasión que mostraron al final del capítulo 1.000, nos dejan a medio morir para mostrarnos a Inés dando vueltas por la cabaña en lo que se insinúa un salto temporal según van dándose sus paseos por el lugar (y según va aumentando el tamaño de su vientre). Se da por hecho el salto, pues tampoco es que lo señalen con detalle (y parece que siguen en invierno, pues en Puente Viejo cuando los altos son cortos se producen de forma extraña, ya que les gusta eso de ir a la par que el día a día real). Total, que Inés y Amalia hablan, una se desespera (como lleva haciendo toda la serie) y la otra trata de calmarla (porque ese retoño le interesa). 

Paso a la cabecera (que ya se ha despedido de sus anteriores protagonistas y de Quintina). Le sigue una escena de Aurora, que anda realmente centrada en su estudio para conseguir el título de Enfermería, mientras Lucas y Rosario tratan de pedirle calma pero la muchacha sigue a lo suyo, no hay quien la saque de los libros (ojalá fuera para siempre). Viene entonces una escena de el matrimonio Mirañar en el Colmado. Pedro habla con don Anselmo por teléfono y nos informan, al público, de que anda fuera del pueblo cuidando a su hermano enfermo (el abogado, Marcial). Llega Hipólito y sale el nombre de Quintina (y demuestran lo mal que ha hecho las cosas). Hipólito ya aguanta el tipo cuando hablan de cuchillos y resulta que su forma de evadirse de Quintina y su recuerdo es acercarse a la naturaleza (que le está llamando a gritos). Evidentemente, ¿qué podíamos esperar de los Mirañarez? 

¡Y por fin tenemos en escena a Francisca (tras el beso y lo que han parecido unos meses de transcurso en el tiempo)! Luce guapísima, como siempre, pero en su rostro no se puede adivinar nada que nos lleve a pensar qué pasó tras ese pasional momento (que como decían en el Making Off, si se descuidan terminaban tirando los papeles del escritorio). Entra con Bosco en la habitación del joven matrimonio, donde Amalia anda de preparativos. Bosco le aconseja ser revisada por un doctor pero ella tiene a una super partera inexistente a la que va a visitar cada semana en su casa inexistente para que le dé remedios y consejos inexistentes. Todo genial, vamos, y más con las indirectas y la ironía que descarga Francisca contra ella, conocedora de la verdad, mientras Bosco sigue en su nube de color piruleta. El muchacho se va y Francisca felicita a Amalia por sus habilidades teatrales. Hablan de cual será el destino de Inés tras dar a luz. Amalia parece despreocupada porque "falta un mes" pero Francisca quiere anticiparse a los acontecimientos y quiere una solución ya (por eso está donde está, por ir y volver mucho antes que los demás). Y, apunto, escalofriante el momento "vamos a tocar al retoño que no existe en ese vientre".


























Termina la gran tensión de la escena (normal, con semejante monstruo como la Bouzas capitaneándola) y nos vamos a la plaza con Aurora y... ZzzzZzzz... Paso de la escena. Damos paso a Bosco y Mauricio en el jardín hablando de las tierras, de la balsa... Negocios y esas cosas. Bosco anda amoscado tras el fallo de las máquinas (super casual) y no anda con ganas de involucrarse demasiado en ciertas cosas por miedo a equivocarse. Hablan de Amalia, del futuro bebé... Y Mauricio se sigue sintiendo culpable (sin dar detalles) con sus actos pasados cuando Fe, tras marcharse el señorito, entra a escena. Pobre Mauri pero, entendámoslo, la Paca lo hizo bien. ¿Qué hubiera pasado si despide a tantos trabajadores para sustituirlos por máquinas? ¿Acaso Bosco no pensó en eso? Mejor que se quede olvidado aquel tema (aunque sea con triquiñuelas) que la cosa hubiera seguido adelante, que a saber qué hubieran hecho los empleados despedidos.

Y volvemos con Francisca que, esta vez, se encuentra en escena con Pedro Mirañar. Su cara ante la llegada del alcalde lo dice todo (¡qué grande es!). Pedro viene a hablarle sobre Fulgencio y, lo siento, me tengo que desternillar ante el sonidito que se marca la Paca ante el gran interés (por la nula sorpresa y otros extras) que le producen las noticias del hombre en cuestión. Y luego lo confirma en palabras tras colgar el teléfono (que había pedido conferencia con la mujer del gobernador pero decide dejarlo para luego. Pedro le pone al tanto de su estado (encerrado en un manicomio y sin intención de ser sacado de allí) y Francisca muestra lo mucho que le interesa. Fulgencio ha de permanecer donde está por lo por-culero que ha sido todo el tiempo. Pedro se emociona con la conversación y empieza a hablar de las cosas de la vida... Y Francisca es clara con lo de que, por seguro está que, todos "vamos a morir". "Amén" dice Pedro. Y para qué decir más.

P.D.: Lo siento pero, a partir de ahora, no voy a poder mirar el despacho de la misma manera después de todo lo que ha pasado. 






Aparece breve escena del manicomio con Fulgencio medio tarumba aunque hay algo en su mirada que me dice que no lo está del todo y que guarda un odio acérrimo hacia Francisca. Por tirar de especulaciones, ¿se escapará del manicomio y la atacará? Mmm... En fin... Vuelve Aurora a escena con parte de la tropa y vuelvo a lo mismo... ZzzzZzzz... A otra cosa, mariposa. Seguimos con Matías en el Colmado teniéndolas con Dolores por querer engañarla con la compra. Menudo está hecho el zagal. Digno rival de negocios para la de Mirañar. Llega Hipólito con sus movidas de la naturaleza (el hombre y la tierra de 1922). Le sigue a esta escena Severo y Carmelo en la Quinta hablando de negocios. Resulta notable que Carmelo está ajetreado con mucho trabajo y Severo está enredado con el detective que lleva el caso de su hermana. Se planea irse de viaje para verlo, Carmelo se altera porque quiere que vaya y tiene mucho trabajo, y hablan de contratar un ama de llaves para relajar las cosas. Pero, a destacar, estar su venganza contra Francisca. El estado de la búsqueda de Sol ha hecho que se relajen un poco y la dejen tranquila (gracias, majos, es un detalle).
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¡Y viene lo que viene y lo que viene COMO VIENE (y hasta lo consideramos exclusivo y destacado, separado del resto del capítulo)! Por fin vemos a Raimundo (y aquí hay que pillar captura porque su señorío en la lectura es incomparable, ¡guapo y guapo!) en escena tras el gran acontecimiento del capítulo 1.000, aparentemente relajado, leyendo el periódico mientras Francisca se acerca con prisa a él. Y, ¡sorpresa! En cuanto Raimundo la ve... ¡Huye! Pero Francisca es más rápida y le impide refugiarse en el interior de la Posada. ¡Se va a liar gorda! Llega Emilia a escena y nos fastidia un poco el momento. La tensión empezaba a aparecer y la muchacha se mete pero Raimundo, y vamos a agradecerle este pequeño gesto, la despacha para que los dos hablen solos, como debe ser. ¡Ale, arreando Emilia! La Paca hace referencia a la "educación" de Emilia teniendo el padre que tiene y Raimundo se muestra molesto. ¿Este es el hombre que fue a confesarle su amor, su necesidad de ella y la besó apasionadamente sin remedio, fuera o no locura aquel acto? Sinceramente, no lo reconozco como tal. Y aquí, ¡ahora! ¡Empieza la traca!




















Francisca: Me gustaría saber por qué un buen día te presentaste en la Casona con palabras de amor, de pasión, con besos y, después de eso, no has hecho sino evitarme. (¡No lo mira, no lo mira! Pero, sin duda, bien jugado Paca, nos estás dejando claro que este hombre no terminó lo que parecía maravilloso como debía). 




















Raimundo se defiende, asegurando que no la ha evitado, que ha "seguido con su vida". Pero, alma de cántaro, ¿puedes seguir con tu vida sin ella? ¿Puedes hacerlo después de haberle hecho la confesión que le hiciste y después de haberos besado como os besasteis (al añadido de que aunque no se viera, a nuestros ojos puentevejeros, sabes que te tocó las posaderas)? ¡MIENTES! Así de claro se lo dice Francisca y, cuidado, que la conversación despierta interés en Emilia, que escucha de fondo lo que dicen (pero no parece saber con claridad de que hablan, solamente es testigo, en la sombra, de la tensión que se respira entre ambos). Francisca nos vuelve a dar una pista de lo acontecido durante el salto... Raimundo se ha escondido, literalmente, de ella para evitar enfrentarla tras el beso (y su mal, ya clarísimo, comportamiento tras el mismo). Raimundo rehúsa mirarla durante las acusaciones de ella y su incomodidad resulta clara... Por ella, porque es consciente de que Emilia anda con la oreja, por estar en la plaza... ¡Ulloa estás atrapado! Francisca lo llama cobarde y, definitivamente, Raimundo no sabe donde esconderse. Ella le acusa de haberse presentado como un don Juan en la Casona para después largarse (y la pobre piensa que es porque está dolido por la muerte de María... Si supiera...). ¡Y volvemos a las frases!




Raimundo: Estaba confundido como siempre me pasa contigo. (La tensión con la que lo dice, la pasión con la que lo dice, ese leve acercamiento hacia ella, ese golpe de corazón para todos... ¡Dios de mi vida, Ulloa! ¿Confundido? ¡Tú estás enamorado y de tanta pelusa ni te quieres enterar! O, peor, lo sabes pero te niegas a admitirlo pese a tu arranque meses atrás).




Francisca: Eso no te justifica para jugar conmigo de esa manera. (¡Bien dicho, Paca! ¡Claro que no le justifica! No se puede jugar así con los sentimientos y más cuando son tan fuertes, tan profundos... Eso duele Raimundo, y lo sabes pero, ojo, que la tía sigue). Ponerme la miel en los labios y luego desaparecer, a la altura de lo que has hecho toda tu vida. (Mirada la que le echa a la boca del Ulloa, se quedó con ganas en el despacho, este hombre la ha liado parda).


















Raimundo: Eso no es así. Antes de que te casaras con Salvador fui a gritos a buscarte y me rechazaste. (Ya empezamos con las vueltas al pasado pero, ¿tú te crees que a estas alturas está el horno como para bollos? ¿Esa es tu vía de escape, Raimundo? ¿Refugiarte en algo que pasó hace años y que, ni siquiera hiciste todo lo bien que podías?).




Francisca: Te rechacé porque antes tuve que ver como me humillabas y me jurabas no quererme. (¡Toma ahí, Ulloa! Y razón que tiene, ya que te has metido en el pasado, ¿acaso era ella adivina como para saber que lo tuyo solo era una treta y que no decías lo que sentías?).




Raimundo: Te mentí por tu bien. (Sí, suena bonito, pero después de haber pasado 20 años casada con un monstruo y recibiendo tu rechazo, más largos etcéteras, ¿de verdad piensas que quedas como el gran enamorado?). 






Francisca: O por el tuyo. (Nuevo golpe de Francisca, definitivamente Rai, no lo hiciste bien y lo sabes, al añadido de que la has liado trayendo al presente algo que ya no tiene remedio y que, por más que te escudes en ello, no te va a salvar del error que cometiste hace unos meses). Nadie te pidió que te acercaras a mí de nuevo, que encendieras esa ilusión, y menos aún que luego huyeras sin una disculpa. Sigues siendo un cobarde. (Y ya está, ha dicho lo que tenía que decir... Nadie te obligó, Ulloa, nadie te exigió confesarle tu amor y besarla, nadie te empujó a dejarla allí tirada tras semejante muestra de amor y pasión desbordada). Quédate ahí con tu soledad y con tus miedos. (Definitivamente, Francisca 1 - Raimundo 0). Adíós, Raimundo Ulloa. (Una última mirada a sus labios, necesitada de ellos pero conteniéndose). 



















Y Francisca se va (ante la curiosa mirada de Emilia y la persistente de Raimundo). El Ulloa contempla a su amor marcharse entre abatido, culpable y sorprendido (y, siendo un poco malota, pensemos que también le lanza un vistazo al culo-culito de la Paca). Además, parece quedarse con ese runrún tan simpático que suele tener él. El primero, recordemos, le llevó a robarle (o más bien a consensuar) un beso. ¿A dónde le llevará el segundo runrún? Pero vamos, ¡dale al coco, Ulloa! A ver si de tanto pensar nos regalas esa continuación del beso que nos han privado, por ahora. 

Conclusión... ¡La que has liao', pollito! 





















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Cerramos esta maravillosa escena para dar paso a un encuentro en la Posada. Parece que andan de fiesta porque Nicolás ha estado fuera por trabajo y bla, bla, bla... El chico viene y fiesta... Todo eso. Nos volvemos a la Casona que, no haré capturas, pero sí destacaré alguna frase que, pese a ser escena de Bosco y Amalia, nuestros tórtolos forman parte de su conversación. Para empezar, Bosco se muestra preocupado porque Francisca anda encerrada en su alcoba tras haber tenido un encontronazo con Raimundo en la plaza. 

Bosco: Aquel dicho de "donde hubo llamas aún quedan rescoldos" no puede ser más cierto que en este caso. (Míralo, que tierno, consciente de que ese amor sigue ahí, latente). 

Amalia: ¿Crees que aún sienten algo el uno por el otro? (Buena pregunta, Amalia, así le tiramos más a la opinión del nieto).

Bosco: Yo creo que sí, aunque no sé si es amor u odio, o puede que ambas cosas si es posible. Creo que detrás de un gran amor desgraciado siempre queda algo. Aunque bueno, es difícil explicar con palabras sentimientos tan profundos. (Este chico, hoy está comestible, mira lo bien que analiza esta historia para lo pez que está con el falso embarazo de Amalia, si es que las cosas familiares y su comprensión salen solas).

Amalia parece molesta, pensando que con sus palabras piensa más en Inés que en describir la historia de sus abuelos pero el chico sigue con sus maravillosas frases, ¡claro que sí!

Bosco: Lo que quiero decir es que solo Raimundo Ulloa y doña Francisca saben bien lo que están sintiendo y aún así creo que ni ellos son capaces de ponerlo en palabras. (Digno nieto, ¡digno nieto! Lo nombro celestino en el futuro, de verdad que sí). 

Amalia se vuelve a ir a lo que a ella le atañe, consciente de lo ocurrido entre Inés y Bosco. Sinceramente, pese a su locura, la muchacha las está pasando canutas y Bosco sigue en la parra al respecto. Poco más que decir y escena en la Posada. Emilia atendiendo a un matrimonio, llega Mariana, confidencias de cuñadas... ¡Me aburro! Y seguimos aburriéndonos porque a esta escena le sigue la fiesta que se habían montado al principio en la Posada y parece que llega carta de Cuba (evidentemente de Gonzalo y María) pero, ¡hasta el siguiente capítulo no habrá lectura! Pues la cortan para mostrarnos a Inés con sus primeras contracciones (que recibe la visita de Amalia). Amiga, ahora recuerda lo que te dijo la Paca, los embarazos no entienden de matemáticas y ahí lo tienes, por lista... ¡A PARIR! ¡AHHH! 

AVANCE... Tarda la cosa un poco en resultar interesante hasta que llegamos a Bosco y Francisca. Resulta que Amalia andaba buscando a la Paca y no estaba. La mujer ya rumia... Se ha liado parda por los bosques mientras Bosco pide su ayuda (sin imaginarse por donde van los tiros). Por último, ¡bonito escenario se encuentra la Paca! Inés ha dado a luz a un niño pero parece que está muerto (al igual que ella). ¡Fin!















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Esto es un simple extra porque, después de tal momento como nos dio el capítulo 1.000, apetece recordarlo... ¡Que esto no se ve todos los días! ¡Oh, Dios mío! ¡El amor está en el aire! (Aunque en el 1.001 se pongan algo cabezones). 


1 comentario:

  1. Gracia Miri por este buenísimo articulo.

    Lo de no continuar con el beso, para darnos una sesión de Inés dando vueltas en la choza, es para darse cabezazos.

    Lo de Amalia es espectacular lo malísima que es, esta gana a nuestra Paca “Otros vendrán, que bueno te harán” jajajajajaj

    Con Pedro ha estado superior, siempre que nos juntan en la escena a Francisca y a Pedro, nos dan unas escenas buenísimas.

    El encuentro en la plaza ha sido lo más. Francisca se lo puede decir más alto, pero no más claro. Ay Francisca que te has delatado con esa miradita que le has echado a Rai, te has quedado con ganas de más y nosotras contigo.

    Raimundo no se termina de sacudir las pelusas, aunque la pesadametomentodo de su hija no ayuda mucho, que afán tiene esta mujer de meterse en su vida ¡chica déjalo en paz que ya es mayorcito para saber lo que tiene, o no, que hacer! ¡Pesada!

    Definitivamente hoy ha ganado Francisca por goleada.



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