Quisiera empezar el blog de hoy,
con un manifiesto, para explicar (a ver si logro ser clara y concisa para que
se entienda con facilidad), el amor que existía, existe y existirá entre
Francisca y Raimundo, por las redes suelen ser frecuentes comentarios sobre la actitud
de Raimundo, sobre su evidente venganza hacia Francisca. En otros momentos se
pudo ver como se hacían daño el uno al otro, siempre para ocultar el verdadero
amor que se sentían. Pero ahora es todo diferente, es su momento, su amor es
puro y verdadero. Entiendo que haya ciertas personas que consideren que
Francisca no merece felicidad alguna, pero es evidente que Raimundo la adora y por
ese sentimiento que algunas personas sientan hacia el personaje (totalmente
entendible), no puede tergiversarse la evidencia que nos están mostrando.
Después de esta parrafada y sin
solución de continuidad vamos a comenzar con el capítulo de hoy.
Tras esa cara de Francisca al ver
quien se acercaba a la plaza (parecía que se le había parecido la Virgen),
descubrimos que es Raimundo, a pesar de la oposición de Francisca, él ha
querido estar a su lado, ella sigue mostrando una actitud altiva, pero le pide
que si se queda no volverá a decir en su presencia que Severo Santacruz es un
hombre razonable. Pero una vez más
Severo no se presenta a la cita, de nuevo es Carmelo quien “pide” disculpas y
excusa a su amo. Y les propone posponer la cita al día siguiente en la Quinta. Severo
sigue apretando la soga… tu posterior caída será terrible.
Mauricio prepara una deliciosas
migas ante la estupefacta mirada de Francisca, claro que cualquier cosa que
haga en la cocina, le parecerá una obra de arte. Lo tuyo es el patronaje
Francisca, de momento para la cocina te quedan algunas clases más para llegar
al aprobado, pero todo no se puede tener, demasiado perfecta me pareces ya.
Mauricio se ofrece a acompañarla
a su visita a la Quinta, pero le dice que va con Raimundo y que él debe ocuparse
de los problemas de la finca, que en sus manos está que todo salga adelante, a
ver si es posible que puede sacar algún beneficio de las tierras.
Y llegamos a una escena
maravillosa de Francisca y Raimundo, los
dos dispuestos para acercarse a la visita con Severo, Ella con ese fantástico
traje cortinero, que le hace un tipo maravilloso, y q ue Raimundo no deja de alabar porque el tipazo que luce es de
escándalo, ¡¡ no te quites nunca ese traje Francisca! él guapo y elegante como
siempre. Él le pide que se serene, que vaya tranquila y se muestre segura y
convencida. Le dice que está muy orgulloso de ella, ¡¡Ay qué hombre tienes!!.
Cuando están dispuestos a salir,
llaman a la puerta y encuentran tras ella a Carmelo, quien de nuevo, vuelve
a avisar a la pareja que no puede
atenderles, parece que se han cambiado las tornas, ahora ha sido Raimundo quien
se ha enfrentado al miniyo para decirle que no es una forma correcta de actuar
(Así se hace Raimundo, cogiendo al toro por los cuernos, me encanta verte en
ese situación), y es Francisca quien intenta calmar la situación.
Y tras varios capítulos sin
mimos, este abrazo nos sabe a gloria bendita.
Cada vez me gusta más la relación
que se está forjando entre Mauricio y Francisca, y sería un puntazo que se
descubriera que ese lazo de fidelidad se ha dado porque son hermanos (lo sé, me
emociono demasiado…). Francisca le pide ayuda para cortar las patatas, y le
dice que tenga cuidado de no llevarse la mitad en el corte, ¡¡es que eres la
leche!!.
Le dice que esa situación es
humillante, pero que se alegra sentirla para saber lo que tiene que hacer
sufrir en su momento a Severo y a todos lo que le apoyan, Mauricio recomienda
que es momento de seguir adelante y dejar a un lado las venganzas.
Aquí me despedido hasta después
del verano, aunque viendo las intrigas que se traen con las imágenes de los puzzles,
creo que nos veremos de nuevo para festejar por todo lo alto algo que a todas
luces, y espero no equivocarme, parece la celebración del siglo, la boda de
nuestra querida pareja. No me digáis que esto no huele a boda.
A más ver Raipaquitas y
raipaquis-tos.
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