Muy buenas raipaquistas y raipaquis-tooooos míos. Una cuestión
que quería comentar con vosotras y vosotros… Llega una toda “emocionada”
(jajajajaaaaaaaaa) a ver un capítulo nuevo de Puente Viejo, y resulta que me
encuentro con algo parecido a esto:
Aunque claro, más que este mítico programa, parece ser más
bien un “PESADILLA EN LA COCINA” en toda regla. A ver, es cierto que
para ser la primera tortilla de patatas que hace nuestra Francisca, su
apariencia no es del todo mala. Más quisieran algunas que su primera vez con
este plato tan rico, hubiera sido tan lograda. Que la patata está algo cruda,
vale. Que está un poco más tostadita de lo normal, también. Pero aquí ella se
lo ha currado como una Señora. Como lo que es.
Sé que mucha gente estará disfrutando con el hecho de ver a
Francisca de esta guisa. Entre esas personas, estoy yo. Aunque claro, supongo
que mis motivos no concuerdan para nada con los del resto que no sean mis
queridas compañeras/os de fatigas raipaquistas. No solo estamos ante una
maravillosa María Bouzas que se está marcando una interpretación FA-BU-LO-SA,
sino que además Francisca está dando una lección como una catedral. No rendirse
ni amilanarse ante las adversidades.
Cierto es que ella podría estar todo el día lamentándose de
su mala suerte. Negándose a llevar a cabo las labores de la casa, por muy duras
que sean. Y ahí la tenemos, como una campeona. ¿Que lo odia? Pues sí, ¿y? ¿Deja
por ello de luchar?
Vamos, que no anda lloriqueando por las esquinas ante la
adversidad. Que la doña tiene por vecinas en el pueblo a cada una, que le va
más un drama que comer con los dedos. No digo nada y lo digo todo.
El caso es que la moza, que no ha tenido tiempo ni de
cambiarse esa blusa toda rota, está preparando la mesa y la cena para ella y su
chico. ¡No me digáis que no es un amor! (Hablando de blusas rotas… sí, lo sé. Ya
comienzo a divagar… Entre que Raimundo va a verle un poquito más de piel cuando
baje a la cocina, y como se siente talmente como un pipiolo recién casado, pues…
eso. Que los recién casados también tienen tiempo para otros menesteres, Sr.
Ulloa)
Y de menú tenemos una
tortilla de patatas que quita el hipo. ¿Será capaz Francisca de pasar la
criba de nuestro RaiChicote? Atentas al detalle de la tortilla.
Confesaros que Raimundo me resulta del todo comestible, no es
descubrir nada nuevo. Pero no me digáis que el hombre no valora el esfuerzo que
está haciendo Francisca… Tanto, que es capaz de comer ese pequeño desastre
culinario por no herir sus sentimientos. ¡OLE TÚ, TXAPELDUN!
Por supuesto que su cara va un poco por libre y no concuerda
demasiado con sus palabras.
- ¿Está rica? -.
- Deliciosa… si acaso
te diría que tiene la patata un poquitín cruda… pero delicioso -.
- ¿Cruda? Qué extraño,
si las he tenido sumergidas en el aceite por lo menos un cuarto de hora -.
- Y ¿el aceite estaba
caliente? -.
- Templado, más bien -.
Eso sí, el tacto y la ternura que tiene para con ella a la
hora de decírselo, a mí me deja hecha un charquito frente a la escena.
Deshidratada totalmente. Incluso trata de quitar hierro al asunto cuando ella
lamente el resultado de su primera incursión en la cocina. Y es más, hasta se
ofrece a preparar él mismo la cena para los dos. Tanto tiempo entre fogones le
ha servido para aprender algunas cosillas.
¿Me entendéis ahora? Comestible. Que digo yo, ¡qué preparar algo
de cena ni qué ocho cuartos! Ante ese momento, yo os propongo lo siguiente: comeos
el uno al otro, y a otra cosa mariposa. Un cariñito antes de meterse entre
fogones y fin de una escena super cuqui.
Que por poner una pega… Yo habría continuado un poquito más,
y nos habría regalado a Raimundo preparando algo de comer delantal en ristre,
mientras Francisca le mira embelesada. Tal vez ella podría acercarse por detrás
y abrazarse a su espalda mientras le confiesa lo mucho que lo ama, y lo feliz
que se siente aún sin tener nada. Porque posee el mayor de los tesoros. A él. A lo que Raimundo respondería con un beso que le dejara claro cuál es la mayor riqueza que él posee.
No sé. Un suponer. Un decir. Un contar.
Y como mi atresmedia player ya me conoce de sobra,
directamente se redirige a la casona de nuevo, pasando por alto jarales,
tabernas, prados y bosques.
Una vez más estamos en la cocina. Y me gustaría saber cómo
terminó la noche tras la cena de los tórtolos para que Francisca baje las
escaleras con una sola alpargata porque la otra estaba por ahí perdida en la
cocina. Ejem, ejem…
Y mientras ella está en pleno festival de fregoteo, Mauricio
se presenta con un regalo. Otro que está totalmente comestible. Ya quisieran
muchas tener cariño más leal y sincero como el que tiene Francisca. Amor de
hombre y amor de amigo. ¡¡¡Aunque escueza!!!
Francisca se recompone ante su llegada y adopta su pose de
Señora. ¡Si es que es maravillosa! Mauricio parece ser que se ha gastado los
cuartos en un Navidul. Bueno, más bien en dos. Uno para él, y otro para la Paca
y su churri. Francisca se hace la digna, incluso rechaza el presente, pero yo
la he visto cual Homer Simpsons babeando ante aquella pata negra.
Por supuesto, Francisca no es de las que muestra su sentir y
mucho menos frente a aquellos que la sirven, por lo que trata de desmerecer las
cualidades de ese jamón por el que hasta sus entretelas babean. Vamos, que está
deseando que Mauricio coja la puerta y se marche, para hincarle el diente. Así,
sin cuchillo ni nada.
Lo dicho…
Y para rematar el
capítulo, tenemos al tonto a las 3 de Severo, pretendiendo hacer la gracieta de
ir a reírse de la desgracia de Francisca. Nuestra Paca se dispone a tender la colada.
(Que digo yo que para poner a secar la ropa, se podía haber buscado un lugar
más cercano a la casa, y no irse al quinto pino, por decirlo finamente).
El caso es que el Fontanedo se presenta ante ella dispuesto a
regodearse en su desgracia. Y yo te digo, Severito… quien ríe el último, ríe
mejor. Que Francisca irá ahora mismo vestida con ropa de sirvienta, pero no
todo el que lleva el mejor traje es un señor. Ni aquella que va con harapos
deja de ser una señora. No sé si pillas por dónde voy, chavalote.
Y Francisca resurgirá cual ave Fénix. Eso no te quepa la
menor duda.
- Pronto cambiarán las
tornas, y entonces seré implacable, Severo Santacruz -.
Aparta Escarlata O’Hara que llega Francisca Montenegro. OLE
OLEEEEE
¡¡¡AVANCES!!!
Francisca se presenta en el colmado para hacer una llamada de
teléfono. En serio no puedo evitar los paralelismos de Francisca con Escarlata
O’Hara. Que dos grandes mujeres!!
Francisca recibe noticias de sus abogados
Y con esto y un bizcocho… ¡Hasta la próxima!
Jjajajajaja que bueno, señor que bueno!!!
ResponderEliminarVaya que parece pesadilla en la cocina.
Están monísimos los dos, son un matrimonio en toda regla. Ver a Francisca cocinando para su amorcito, con ese cariño y tan dispuesta a que no le falte nada en la mesa, es de lo más cuqui.
La tortilla no le habrá salido bien, pero con el amor que le ha puesto al hacerla, es normal que Raimundo se la trague, aun a pesar de poder morir en el intento.
Yo he pensado lo mismo de la alpargata ¿Qué hace en la cocina? Jajajjjajjaj Mientras se probaba los modelitos, Raimundo no ha podido aguantar y como tú dices, ejem, ejem.
¿Se puede ser más bueno que Mauricio?
¿Y el galletas? Con la mano abierta le daba yo por retorcido, ir a regodearse de Francisca ¿Habrase visto tamaño tiparraco? Luego va de bueno. Pero ya las pagará todas juntas, este no se va a ir de rositas.
Grazie Ruth per l'articolo :) chi l'avrebbe mai detto che avremmo visto la Paca sbavare per un pezzo di prosciutto? Cosa fa la povertà e tanti nemici messi insieme...aspettiamo che le cose cambino :)
ResponderEliminarJajajajajajajaajajajajajajaja... con las manos en la masa.. y chicoteeeeee miraaaaa me desbordo como los ríos cuando llueve... jajajajajajaja
ResponderEliminarMuchas gracias Ruth por tu artículo...
Aiiiikns mes que no se puede aguantar tanto love por deux... están para comérselos señor... que ganas tenía de verlos así, pese a lo que les está pasando, jajajaja...