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martes, 22 de septiembre de 2015

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Bueno, pues me toca  comentar un capitulo desagradable. Desagradable por las circunstancias, memorable por la emoción que hay en él.

No nos han dejado disfrutar de tan esperada boda. Nos han negado las carantoñas, besos y raipapolvos (Sí,  María, ya sabemos que los hay, pero queríamos  ver un mínimo de preliminares, un precioso amanecer juntos y abrazados… ¡¡Algo!!)

Nos han privado de escenas tiernas, cambiándolas por riñas, malas caras y secretos, cuando todo tenía que haber sido de color de rosa, (a pesar de las circunstancias) para ellos y para las raipaquistas. Hasta en eso nos castigan.

Y ahora nos regalan su muerte. Muchas gracias de corazón, por tratarnos a las seguidoras más fieles, peor de lo que tratáis a Francisca.

Bueno y después de este rollo que os he metido, me dispongo a comentar el capitulo, que hoy  tiene tela y yo,  leña para todos.

Preparad los pañuelos que los vais a necesitar y comencemos.


Dejamos a un compungido Mauricio, mostrando, a Raimundo, las ropas rasgadas y llenas de sangre de Francisca, Bosco le enseña también el camafeo que le regaló.
Me prometió que no se lo quitaría mientras viviera. ¿Qué significa esto? ¿Qué tratáis de decirme?

Mauricio le dice que Francisca está muerta. Raimundo se niega ante la evidencia de los hallazgos.

Todo eso me da igual. Francisca está bien en algún sitio, esperando y aguardando a que la encontremos.

Bosco intenta que entienda, que lo que han encontrado es claro, está muerta. Raimundo nervioso les pregunta dónde han hallado las ropas, estos le cuentan que las encontraron junto al arrollo, rodeadas de huellas de lobo, que con el calor bajan al río a refrescarse. Pero Raimundo en su desesperación, sigue buscando una explicación.
Bueno, si han llegado tan abajo, es posible que esas ropas las hayan cogido del tendedero de la Casona.

Mauricio le dice que es el mismo vestido que llevaba la última vez que la vio. Raimundo quiere saber qué más había en los alrededores. Le cuentan que había signos de pelea, de arrastre, que Francisca puso resistencia, pero que la tuvieron que rodear y no tuvo escapatoria. Raimundo parece darse cuenta de la magnitud de lo que le están contando, y empieza  en su desesperación, a darse cuenta de la cruel realidad, Francisca está muerta.

(Para las que siguen diciendo que Raimundo quiere vengarse de ella, sí señor, esta es una cara de pura venganza)
Por favor Francisca.

¿No se le ocurre a usted, por qué se le ocurrió ir a un paraje tan inhóspito?

Si lo supiera, no la habría dejado marchar. ¿Cómo pudo cometer semejante insensatez?

Candela que se ha convertido en el corre ve y dile del galletero, le viene con el cuento, Francisca ha muerto. El galletas en su locura, su anima aversión hacía Francisca, niega que esté muerta, piensa que es una treta para eludir la justicia y pide a su leal lacayo que averigüe si es cierto. Nada más que comentar de estos individuos, porque son patéticos los tres.

Y ya voy a ir repartiendo la leña a diestro y siniestro “pa´tos  laos” El primero va a ser ese impío que tienes de cura en el pueblo.

Se presenta en la Casona, como si le importara el fallecimiento de Francisca. Se ofrece a ayudar en todo lo que sea menester. ¿Ahora? ¿Ahora le sale la vena piadosa? Y hasta parece que le va a dar un vahído por la pena.
¿Se encuentra usted bien padre?

Sí hijo, es que han sido tantos años tratando con ella, que no me imagino Puente Viejo sin Francisca Montenegro.

¿Se puede ser más falso que este cura? Ahora que está muerta, ¿La va a echar de menos? ¿No le han enseñado, que los afectos y las buenas palabras se dan en vida? Bien que aprovechaba cualquier momento para malmeter y hablar pestes de Francisca. ¿Ahora se acuerda de todo el bien que hizo a todos esos desagradecidos, (que ninguno ha movido un dedo para buscarla) con sus generosos donativos? ¡¿AHORA?! Ahora te metes tus buenas palabras donde guardas las hostias, las hostias que te mereces.

Estamos en la Casona de nuevo don Anselmo, junto a Emilia, le pide a un destrozado Raimundo, que tiene que ser fuerte, pero Raimundo sigue enfadado con el mundo y en particular con Dios, por quitarle al amor de su vida.
Vamos con más leña.

He tenido que parar el vídeo, para comprobar que mis ojos no me engañaban, y que los que estaban sentados, como si fuera su casa y tuvieran derecho a estar allí, eran Rosario, Mariana, Nicolás y Prado. ¿Se podrá ser más hipócrita que estos personajes? Que alguien me explique qué hacen ahí. Me revienta que osen profanar la Casona con su presencia, ni por respeto a Raimundo ni leches, porque siempre que  han podido, han metido mierda sobre Francisca, incluso  en presencia del mismo Raimundo y de cada tres palabras que dicen, dos son para insultarla, NO tienen ningún derecho a presentarse allí, en la casa de la que tanto odian. Se despiden de Raimundo con falso pesar y besos de Judas. Pero si por si fuera poco, ver a estos individuos allí, aparecen por la puerta Alfonso, Matías y ¡¡¡¡¿Ramiro?!!!!

Alfonso le dice que vienen a darle el pésame.  Raimundo les dice que son de los pocos que han ido y Ramiro que no sé qué pinta ahí, le dice que son familia ¿Familia de quién? Tú no eres familia, ni ganas, de Raimundo.

Matías, que es el único que siente la perdida de Francisca (aunque sólo sea por Raimundo) se acerca.

Lo siento en el alma abuelo. Sé cuanto la quería.

Te lo agradezco, mucho más de lo que tú te puedes imaginar.

Raimundo a pesar de la tristeza que le embarga, se da cuenta de quién siente de veras esa perdida. Matías es el único que le da el pésame y un abrazo sincero, los demás sólo aparentan. Espero que Raimundo abra los ojos y se dé cuenta de quién es el que verdaderamente le estima, esté con Francisca Montenegro o no.

Mauricio les da las gracias por haberse acercado a presentar sus respetos y el santo varón de Ramiro, que aun no sé a qué ha ido, le dice que no es por Francisca, que es por Raimundo. Y yo te digo, si tan poco te importaba Francisca, no haber ido, así te evitas el camino de ida y vuelta y a nosotras soportar tu presencia.  

Llegan Dolores e Hipólito y Dolores le dice a Mauricio que tendría que borrar la pintada que han hecho en la puerta, porque es de muy mal gusto. Raimundo le pregunta qué es lo que han puesto.

Algún desalmado ha escrito que se lo merecía y que estamos mejor con una cacique menos.

Malditos desgraciados.

Estos, estos son los buenos. Los que no respetan ni a los muertos, los que saben agradecer los favores que les han hecho. Los que se les llena la boca de proclamar la maldades ajenas y  ellos son las peores alimañas. Pero ya las pagarán todas juntas y lamentaran haber sido tan desalmados.

Bosco entra como una exhalación en el despacho del  galletas.

¡¡¡¿Cómo ha podido?!!! ¡¡¡Miserable!!!

Severo se extraña por sus palabras y Bosco le espeta, (que ya era hora de que sacara el genio de los Montenegro) que está haciendo averiguaciones por la muerte de su abuela. Severo le dice que no lo hace por pensar que ellos mienten, si no porque la que está engañando a todos es Francisca, que quiere evadir a la justicia y que lo único que le importa es ella misma. Bosco no da crédito a lo que sólo es una locura más de Severo.
Se lo dije una vez en mi casa. Y se lo repito por segunda y última vez. ¡¡Olvídese de mi abuela, o tendrá que vérselas conmigo
!!
Sí señor, así se habla, que sepa ese maldito galletero que no puede hacer lo que se le antoje, sin que tenga consecuencias. Hoy Bosco ha estado genial ¡¡Toma galletero, otra vez, vuelve!!

Bosco le cuenta el encontronazo que ha tenido con severo, pero Raimundo le dice que no tiene sitio en su cabeza para pensar  en Severo.  Sólo puede pensar en porqué Francisca se iría a ese lugar, que algo estaba tramando, que ha sido culpa suya.

No le presté suficiente atención, no supe protegerla. Tal vez hubiese podido evitarlo.

Me consta que usted hizo por ella todo lo que estaba en su mano. La ayudó en todo momento. Y la quiso con locura.

La quiero Bosco, la quiero. Mi sentimiento no se borra aunque no pueda verla.

Bosco le dice que tiene que reponerse y que tiene que ocuparse de los preparativos del entierro, pero Raimundo le contesta que no tiene fuerzas para afrontar algo así.
Si al menos hubiésemos encontrado su cuerpo. Podría mirarla, despedirme de ella y decirle que……

Y para no dejarnos con este sabor amargo, nos muestran dónde está Francisca, que a pesar de estar encerrada, encadenada y medio desnuda (que tiene guasa que la veamos así en un zulo y no en la alcoba con su marido) por lo menos sabemos que sigue viva.











Paciencia Raipaquista, que es lo único que nos queda.






1 comentario:

  1. Soberbio Sonia!!!!! estoy absoluta y completamente de acuerdo con todas y cada una de tus palabras!!!! no tengo más que añadir.

    Enorme!!!!!!! Graciaaaaas

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