Muy buenas tardes raipaquistas y raipaquis-tooos.
El raipablogger… ¡ha vuelto! Y con las pilas cargadas tras el
descanso estival. A ver cuánto nos duran cargaditas… ejem ejem.
Explicadme una cosa, porque estoy que no me llega el sostén
al cuerpo, como diría una grande. Que yo recuerde, habíamos cerrado
temporalmente este blog con una boda. Que digo una boda… LA boda. Y al
regresar, pensando una que la Paca estaría con un bombo de 4 meses fruto de
tanta gozadera, resulta que sigue casi en la penuria, en la inopia con respecto
al marido, y citada judicialmente.
Pero esto… ¿Qué es lo que es?
Al menos ya no lleva el vestido cortina. Algo hemos avanzado.
En fin, vayamos al meollo del asunto que me trae aquí, que no
es otro que el capítulo de hoy. Francisca está en pleno soponcio mientras
sostiene en sus manos una citación judicial en la que no se especifica de qué
se le acusa en esta ocasión.
No sé, puede que sea por el calentamiento global, porque ha
llovido poco y la cosecha no es buena, o vete tú a saber el qué. Que ya sabemos
que culpar a la Montenegro de los males del mundo, es deporte nacional.
Como viene siendo habitual, por lo que parece, Mauricio es
quien está acompañando a Francisca en tal momento. Mucho estrenar marido
Francisca, pero o le tienes atado a la cama y por eso nunca está presente en
estas situaciones (cómo me encantaría esta posibilidad, todo sea dicho), o es
de los que se va a por tabaco y aparece a la hora de comer… ¬¬
El capataz lee la misiva y saca las mismas conclusiones que
Francisca. Nada de nada. Una fecha, una hora, y nada más. Y cuando la pobre mía
está que no sabe si tirarse del moño o darse de escobazos, aparece su maridín.
¡A buenas horas, mangas verdes!
Francisca le entrega la citación instantes antes de perder el
equilibrio presa de un vahído. Si es que mi pobre Paca lleva mucho, pobre mía. ¡Como
para no desmayarse! Que si no es por Raimundo y por Mauricio, se nos
escorromoncia y da con su real pandero en el impoluto suelo de la casona.
Ambos hombretones, con más maña que fuerza, la acomodan en el
sofá con una cara de preocupación que no pueden con ella. En estos momentos,
detengo mi discurso para hacer mención a ese arte y salero que tiene el Ulloa
con el abanico…
¡Ay señor, señor…! ¡Pero mueve esas muñecas, muñeco! ¡Que no
te vas a desarmar! En eso, tu mujercita podría darte unas cuantas lecciones.
Bueno, de eso y de alguna cosilla más. No digo nada y lo digo todo.
¡Qué arte tienes hijo! ¡Qué arte!
Regresando a la escena, tanto Raimundo como Mauricio intentan
apaciguar su excitación (por la citación, no seáis mal pensadas) haciéndole ver
que quizá el juez solo pretenda ponerle al día de su caso. Lejos de calmarse,
Francisca considera que la están tomando ya por una lela que no se entera de la
misa la media.
Un nuevo contratiempo que comienza a minar las escasas
fuerzas de Francisca, que se plantea tirar la toalla y rendirse.
“Morir y descansar por
fin… eso es lo único que deseo…”
Muy reveladora, dados los capítulos venideros…
Pasando del resto del pueblo, que ya sabéis que me da
bastante igual, regresamos a la cocina donde tenemos a los recién casados en
pleno desayuno romántico. ¡Ay qué risa, María Luisa! Es tan romántico, que ni
se hablan. Es Raimundo el que le inquiere que no pueden continuar sin hablarse,
pues nada va a solucionar su situación. Vamos, que no adelante acontecimientos
con respecto a la citación del juez.
La Paca, genio y figura, pasa de Raimundo como de la m… (Sí,
eso mismo).
“No porfíes en jugar
conmigo, te lo prohíbo”
¡Mujerrrrrrrrr! Si tu hombretón quiere jugar, no te hagas la
estrecha… Ah vale, que es por otra cosa…
A la llegada de Mauricio que llega para hablar con el Ulloa, se
marca todo un…
Raimundo, que anda con la mosca detrás de la oreja por esa
actitud de su querida esposa, le pide a Mauricio que no se separe de ella. Está
preocupado de que pueda cometer una locura. El capataz, ante tales palabras,
trae a su memoria esos telegramas que Francisca ha estado enviando a
Fuerteventura para descubrir el origen de las joyas.
¡Mira que si mi Rai se ha hecho ladrón de guante blanco! ¡Ay!
¡Está tan de moda…!
Rematemos con Francisca entrando en la cocina como alma que
lleva el diablo. Nos muestran varios flashbacks en los que ella misma habla de
que nota que alguien la sigue. ¡Pues claro, mujé! ¡Mauricio!
El pobre casi se lleva un golpetazo con el rodillo de cocina.
Hay que ver que ovarios tiene la moza, que no se achanta y es capaz de
enfrentarse a quien sea que la persigue.
Peeeeeero, resulta que a quien ella ha advertido, no es
Mauricio sino otra persona. Imagino que en capítulos venideros conoceremos de
quién se trata.
Y con esta emoción que me embarga por inaugurar esta nueva
temporada de blog, agradecida y emocionada…
Con esto y un bizcocho… ¡hasta la próxima!
Estupendo blogs. Me encanto leerte
ResponderEliminarEstupendo blogs. Me encanto leerte
ResponderEliminarBIENVENIDAS TODAS!!!!!! ya hemos vuelto con las pilas cargadas de ironía y gracia!!!!!
ResponderEliminaroleeeeee oleeeeeeee esa gracia Lina Morganera si señooooor.
Muchas gracias Ruth por tu artículo!!!!! jajajajaja