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jueves, 13 de febrero de 2014

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Antes de todo quisiera pedir disculpas por la tardanza del comentario de este capítulo pero esta visto y comprobado que las nuevas tecnologías y la menda no fluyen por el mismo camino, ¡Mil disculpas!

La escena comienza donde termino la de ayer, en la cual el “nietisimo”, que no traga a su abuelita ni endulzándola con miel, se presenta en la Casona cuando ella lo requiere. Después de los respectivos reproches a los que nos tienen acostumbrados, nos suelta Doña Francisca Montenegro a bocajarro y sin anestesia

-       Sí, Yo mate a tu madre.


La frase clave que durante meses ha hecho barruntar a multitud de cabecitas, lo ocurrido con Pepa y quién fue la causante del fin tan desafortunado de la partera. Un misterio resuelto, ahora nos queda saber qué pasó con el cuerpo (misterio que nos descubrirán en la próxima ciclo génesis explosiva que visite Puente Viejo, pues las cosas de palacio van despacio y en esta novela van en caracol)

En esta secuencia podemos atisbar el por qué del comportamiento de esta mujer (Francisca Montenegro) y le explica a Martín / Gonzalo su comportamiento. Según ella no quería matar a la partera, solamente quería que perdiera la criatura y con ello recuperar a su hijo. Pero el final fue muy distinto a lo que ella en un principio planeó.


El embarazo llegó a su termino a costa de la vida de la madre de la criatura y su hijo se sumió en una depresión que lo apartó de todos aquellos que lo querían y lo podían consolar. Resumiendo, ella sufrió una doble condena, sufrió el desprecio de su amado hijo Tristán y el “abandono” por segunda vez del amor de su vida cuando se fue a las Américas.

Durante los anteriores capítulos, hemos visto pequeñas pinceladas del verdadero carácter de Martín Castro pero hoy se ha descubierto el verdadero talante del mismo. Su abuela decía que era un Montenegro, tengo que discrepar, es un Castro de los pies a la cabeza, de ahí ese grito de auxilio de la Montenegro cuando la agarra del brazo, es porque esta mujer volvió a ver en los ojos de ese niño que le ensuciaba las alfombras con chocolate, los mismos ojos de aquél que durante demasiados años la tuvo bajo su jugo.
Poniéndome en la piel de Martín puedo llegar a entender su frustración y su rabia pero me pregunto, ¿Dónde tenias esa rabia cuando Fernando Mesías vapuleaba a tu amorcito?, ¿Dónde la tenias cuando sabiendo la verdad de sus actos no hiciste nada para salvarla de un maltratador y violador?...así debajo de la sotana y en la faldiquera. Es muy fácil ver la paja en ojo ajeno pero no verla en el nuestro.


Volvamos a lo nuestro que me lío más que una persiana, pero que a gusto me he quedado.
Son estas escenas las que nos despierta del letargo al que últimamente nos tiene enfrascado la novela, pero son las mismas las que hacen que el tele-espectador se agarre al asiento, abrir los ojos como platos y vivirlo como si nosotros mismos fuéramos los actores de esa vivencia. Ahí es donde se ve la maestría y la profesionalidad de los actores, actores como la copa de un pino. Se meten tanto en el papel, que su propios cuerpos revelan las emociones que están sintiendo. A qué me refiero con esto, ayer María se transformó en Francisca Montenegro de una manera tan brutal (siempre lo hace) que su cuerpo respondió “sudando”, sí señoras mías sudaba como cualquier hij@ de vecino cuando se coge un cabreo monumental. Ayer nuestra queridísima María Bouzas se implico tanto en su papel que nos demostró lo "PEAZO DE MONSTRUO DE LA ESCENA" que es y tiene “El Secreto de Puente Viejo”, el día que cojas carretera y manta…mejor no lo pienso.

Otra de las tantas escenas del capitulo de ayer y creo digna de mención es la interpretada por Selu Nieto, Blanca Parés y Mario Zorrilla, en la cual Mauricio Godoy quería darle una serie de consejos a Hipólito de cómo se tenia que ganar el respeto de sus conciudadanos, difícil lo tiene por no decir imposible, cambiando el lenguaje no verbal de su cuerpo (la postura) el resultado fue una mezcla entre “Los Yesterday” (Carnaval de Cádiz 1999) y “Los Juan Cojones” (Carnaval de Cádiz 1998), es decir que se vayan buscando otro fiel servidor de la Ley porque el Hipolitín no ha nacido para este menester.



¡Aaaaah! Se me olvidaba, que cabeza la mía… dos capítulos seguidos viendo y disfrutando del trabajo de Ramón Ibarra, del cuál solamente diré que esa gorra en plan Oliver Twist nos lo rejuvenece 20 años y paro de contar que me embalo y no son horas propias para esos comentarios ¡Ups!


3 comentarios:

  1. Ole esa Rosa! No tienes porqué disculparte, que ya se sabe que a veces uno va por un lado y las nuevas tecnologías se cruzan, movidas por ciclogénesis. Explosivas, claro es.

    Como explosiva fue la escena de ayer. De Gonzalo me niego a decir nada salvo que es un pusilánime. Ya me hubiese gustado verle esa garra con Fernando... En fin, que ya le he dedicado más palabras de las que pretendía.

    La Bouzas es una DIOSA. maravillosa de principio a fin incluso en estas tramas killer que se empeñan en mostrar sin reparo.

    ¡Qué viva mi Ibarra y su gorra a lo Oliver Twist (voy a registrar esta denominación jajaja) que lo hace aún más adorable si es que eso puede ser posible! ¡Y que viva sobre todo por la gran persona que es! He dicho.

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  2. Tranquila Rosa, ha merecido la espera.

    Yo voy a empezar por la Supermegafashion de Aurora y no porque me guste, al contrario, no me gusta nada.

    La niñata no puede negar que por sus venas corre sangre Montenegro, más que le pese, echándole un par con los mineros, dándole un bofetón a uno de ellos. La única diferencia que hay entre abuela y nieta, es que Francisca es una señora hasta cuando se enfada y la otra es una arrabalera (Menuda publicidad da a ese internado Suizo para señoritas o ¿es para cabreras? Jajajja)

    Tienes razón Rosa es un maldito Castro, valiente como ninguno, con las mujeres, claro.
    Martincito, Martincito… ¿Quién te piensas que eres, el Dios supremo de PV? ¿Cómo osas poner tus sucias manos sobre Francisca y encima empujarla?

    Yo todavía me pregunto desde que llegó de América, por qué tanto amor a una mujer que conoció unos meses y que no supo nada de ella hasta 16 años después de boca de la loca de su tía Angustias en su lecho de muerte, (muerte que por lo que recuerdo, TÚ aceleraste al negarle los medicamentos necesarios) y en cambio tanto odio a tu abuela la cual nunca, y repito, nunca se portó mal contigo.

    Luego la frasecita de marras con la hermanísima “Nos arrebató a nuestra madre” ¿Perdona? ¿Nos arrebató? Vamos a ver campeón, ella no os ha arrebatado nada, y menos a ti, tú desapareciste antes incluso de que se casara con Tristán. Y aunque ella cambiara las gotas, la culpa de que ese embarazo fuera tan delicado, y que Pepa era consciente de ello, no fueron las gotas, fue el humo que inhaló cuando Olmo quemó el Jaral, sí, Olmo, ese al que todos habéis perdonado y hasta apreciáis, a pesar de haber matado con sus propias manos a TU abuela, tu querida madre por su irresponsabilidad y Olmo, son los verdaderos culpables de su muerte y no unas míseras gotas, que a las 24 horas ya no tienen efecto alguno.

    Estoy contigo Ruth, la Bouzas es maravillosa en cualquier tesitura.
    Y a mí el Ibarra con esa gorra, me recuerda más a “Marcos” y como ya tiene al mico, uyyy espera, que es su nieta, jajajajaja

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  3. Gracias Rosa!!!! muy bueno el artículo, y como la mayoría, destacar solo la gran interpretación de la Bouzas! inmejorable toda ella.

    Sonia, me encanta tu comentario... Me has hecho recordar cosas que había olvidado!! OMG cuanta razón en todo.

    Natalia.

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