Selecciona tu idioma

.

lunes, 5 de octubre de 2015

1173

En un lugar de Puente Viejo... Me dormí. Y al dormirme soñé con raipapolvos en ON, Raimundos y Franciscas Jr por doquier, viajes de Luna de Miel a Viena y paseos en nuevos automóviles. Luego, me desperté, y me dí cuenta de que estaba viendo el capítulo. Con esta pequeña introducción, os comparto mi apreciación a lo que esta tarde voy a comentar que, con vuestro permiso, se va a limitar a lo poco interesante en los que he conseguido no abandonarme a esos sueños.


Comienzo con una mención a la escena de Bosco, Rosario y Berta. En primer lugar, cada día soporto menos a esta mujer amargada con esos aires de grandeza, imponiendo a Bosco preocuparse por Candela y, digo yo, ¿para qué? ¿Para quedarse como pánfilo mirándola toser un ratito mientras progresa adecuadamente? Si es que, aún desconociendo en qué anda el muchacho, hasta ir a cuidar las tierras es más importante que cuidar a la pastelera insufrible que ya tiene bastante con su amo, el ventrílocuo y galletero Severo Santacruz. Tras esto, también tengo que decir que es lamentable que Berta, conociendo menos al muchacho, le dé la libertad de actuar confiando en que lo que hace es realmente importante pero, claro, para Rosario y compañía sólo es importante lo que surca su pequeña neurona al día. En cuanto a Bosco, ¿perdona? ¿Tu abuelo te pide discreción y le sueltas lo de tu abuela a una niñera recién llegada? Vale que la muchacha es simpática, que cuida bien a tu hijo y que se la ve de confianza pero... Por favor... Menudo aguante tienes tú para guardar secretos de calibre, chico. Hasta Dolores, cuando ha tenido que callar, lo ha hecho mucho mejor que tú. Ahora, para terminar, no queriendo ser tan mala con Bosquejo, añadir que su cara de sueño y cansancio gusta porque es clara prueba de lo que se está currando buscar a su abuela así que, oye, no todo va a ser una colleja. Bien hecho, Montenegro. 



Severo y Carmelo, como siempre, intrigando sobre Francisca, Raimundo, las joyas y el isleño descalabrado. En serio, ¿no tienen vida propia? ¿Tan aburridos están que su mayor entretenimiento es enredarse en las historias de la Casona? Severo, majo, se te da mejor hacer de niñera de Candela y a tu compadre/lacayo de celestino.




Y, antes de proseguir con la siguiente escena, aunque no comparta imagen alguna quiero hacer una pequeña mención sobre el dormitorio de Candela en el Jaral (que para ser la señora de la casa, es tres veces más pequeño que el de Bosco). Y, digo yo, ¿veremos a Francisca en una cama (la de su dormitorio o la de un hospital) cuidada por su hombre del mismo modo que Severo ha cuidado a Candela o, como es habitual en el raipaquismo, nos comeremos un injustificado OFF como una casa de grande? Creo que intuyo la respuesta y, como la intuyo, con todo el cariño añado que quemaría a Candela en esa habitación junto a su galletero del alma y la insoportable de Rosario. Paz y amor (pero después de esto, lo prometo). 


¡Raimundo en escena! Al fin, un hombre ibérico/serrano/espléndido de verdad y no lo que nos están mostrando últimamente como nos pongamos a hacer un repaso... No se salva ni un macho puentevejero (algunos menos que otros). Y ahí está, este príncipe sin título, tomando un poco de agua para aclarar el gaznate antes de seguir buscando en secreto a su amorcito y, de paso, explicando a su hija (con mentirijillas piadosas) todo el asunto de sus paseos con Bosco y Mauricio, y también lo del forastero fallecido en los parajes del pueblo. Don Anselmo y Emilia se turnan el interrogatorio para dar un poco por saquete al pobre de Raimundo... Ay, corazón nuestro, huye porque te devoran como alimañas... ¡Cansinos! ¡Dejarle vivir! 




A esto, añado, con cierta inquietud un comentario extra. Don Anselmo pregunta a Raimundo sobre la herencia de Francisca. ¿Recordamos aquel papel misterioso que evitó que se cobrara la herencia? ¿Soy yo o, en lo que parecía vislumbrarse, ponía "Registro de Estado Civil"? ¿Empezamos a temer a los guionistas? Miedo... Tengo miedo... 




Antes de seguir con otra escena de interés, pese a que sigue sin gustarme la lengua larga de Bosco, valoro el silencio y el buen fingimiento de Berta que se ve interrogada por don Anselmo y Rosario por el asunto de los paseos de Bosco con su abuelo aunque, airosa, sale del paso sin levantar sospechas. De verdad, ¿no pueden dejar vivir al muchacho en su salsa ni un ratito? ¡Por favor! ¡Espacio vital, paisanos!


Pasamos de esta apreciación al trío de los mosqueteros más arrebatadores de Puente Viejo (y sus alrededores) en busca de su dama. Raimundo y Bosco andan pateando los caminos (y según el chaval desde hace horas) sin dar con el paraje que el Alemán dibujo y, por ende, sin dar con Francisca. En ese momento, aparece Mauricio, que anda en albis al igual que ellos. Los tres están desesperados por no dar con Francisca y el hombretón verbaliza unos temores que todos comparten. ¿Cuánto tiempo podrán seguir buscando sin perder la esperanza de encontrarla con vida? Pucheros en marcha made in "Mosqueteros Veteranos". 







¡Y de aquí nos vamos de cabeza al avance! Sin más dilación os dejo lo poco (más interesante incluso que el capítulo) que aparece en el mismo. 




Raimundo: ¡No, no está muerta! ¡No quiero aceptarlo! Francisca tiene muchos defectos pero hay una virtud innegable en ella. Jamás se rinde y nosotros tampoco vamos a hacerlo.



Francisca: Me han abandonado a mi suerte. Moriré en este agujero inmundo sin que nadie vuelva a saber de mí. 

A parte de esto, Severo intenta ayudar a Bosco aunque, en el fondo, pareciera que trate de sonsacarle en qué anda para encajar las piezas del puzzle que el niño tiene preparadas para jugar. También mete el dedo donde no debe don Anselmo que se presenta en la Casona (en presencia de Mauricio y Bosco) para curiosear más de lo que debe sobre sus andanzas. Me agotan.


Y con un Raimundo negándose a la rendición y la conformidad, y una Francisca abatida, enferma y abocada a la desesperanza... ¡Hasta el próximo capítulo! A las puertas, casi, de que acabe esta tortuosa distancia entre ambos.  Ay... Qué duro es ser RAIPAQUIST@. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario