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viernes, 23 de enero de 2015

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Pues ya estoy aquí otra vez, que no fue cosa de un día, así que vamos a por otro viernes pero he de reconocer que con ganas nulas... La vez anterior nos encontrábamos con una escena raipaquista en el camino, con los dos poniendo ojitos en la plaza y tirándose los trastos sutilmente (más ella que él, que siempre ha sido más lanzada la Montenegro para estas cosas)... Esta vez no hay ni para comerse unas pipas (aunque sea media bolsa) pero veremos a ver si somos capaces de rescatar algo flotable en este mar de dudas (y aburrimiento, todo sea dicho).

Amalia como un cencerro recordándome a Angustias. Solo le falta tener pánico a algo que le haga perder el seso del todo como la otra con el fuego. ¡Espera! ¡Lo tengo! Los patucos… O las prendas de bebé… ¡Esta tipa está muy mal! Y al principio que parecía ella la Bella y Bosco la Bestia por su apariencia pero se están tornando los papeles (y de qué manera). Se pone como una fiera porque a Bosco le gustan los patucos y enseguida se justifica en su terrible dolor por su padre (al que ella misma arrastró sin vida sin remordimientos). Y Bosco, que es un santo o un tontorrón, la cree de inmediato y se larga mientras la otra descuartiza los patucos. Hijo, querido, está muy bien que te parezcas a tu difunto padre pero tanto te está haciendo daño. Aprende de la abuela, por favor te lo pido.



Pasamos la cabecera y llega a escena el hermano de don Anselmo hablando con Aurora y Lucas (que es ahora su “novio” o, al menos, eso parece, porque le hace más caso a él que a Conrado incluso antes de su freimiento de cabeza) de algo del juicio y me vais a perdonar pero me lo voy a saltar porque es demasiado aburrido. Así en resumen… Marcial está acojonado porque Francisca no ha dado señales desde que se ha decidido reabrir el juicio contagiando a los otros dos (Paquita, los tienes acojonados, ¡diosa!).

¡Y al final llega algo interesante! ¡Francisca Montenegro en escena! Guapísima ella, con el atuendo con el que casi se suicida a ojos del Ulloa que ni se molesta en acercarse y encima luego se va y… En fin… ¡Guapísima! Interrumpen su soledad Pedro Mirañar y un guardia para informarle de la situación sobre María y Esperanza. En conclusión, dan por terminada la búsqueda al estar en la certeza de que esas dos están ya criando malvas. Y lo más gracioso es que le dicen “oye, señora, que queríamos que se enterara usted la primera”. Tranquilos majos, que ya se ha enterado por medio pueblo antes de que llegarais… Esta ley… ¡Ineptos! Francisca se enfada bastante porque no hayan contado con ella para esa decisión, Pedro insiste junto al guardia en la decisión que han tomado y, al final, la pobre mía accede a lo que parece la cruel realidad. Está hecha polvo y nadie la entiende, ni siquiera Raimundo, que todas sabemos que lo citó para encontrar algo de consuelo con él (este hombre, tanto pensar en ella pero luego las lía muy pardas).









Volvemos con Marcial y la “pareja”. Hablan sobre el juicio y lo bien que lo van a hacer (cuando vosotros vais, Francisca ya ha vuelto ochenta veces). Música dramática para dar paso al teatro de Alfonso y Emilia (tristes por su hija y su nieta pero no como deberían). Vale que están solos pero, ¿no podrían fingir un poquito mejor en público? Porque no hay quién se crea esa supuesta tristeza con semejante pérdida. En fin… Se lamentan de lo ocurrido, culpan a la Paca, llega Matías para anunciar que Dolores viene a dar el pésame (pero por Dios, con lo que sufre la mujer, ¡seréis mala gente!). Y dijo la de Mirañar una gran verdad “los hijos lo son todo para una madre y para un padre también pero no es lo mismo”. ¡Que se lo digan a la Paca, Dolores! ¡Que se lo digan a ella! El caso es que Dolores piensa en hacer una misa (que maja ella, que maja es cuando quiere y que penita me ha dado verla tan mal, leñes). Después de eso visita al Jaral con Fe. Madre mía… Pastelera al ataque y Aurora en compañía, para pasar buen rato. Fe se lamenta de lo de María… En fin, paso, que no puedo con las que acompañan a la pelirroja más salada habida y por haber.

¡Mother of God! Ulloa en escena… No me cansaré de decir lo bien que le queda ese traje negro. No te lo quites nunca, por favor, sé un MAN IN BLACK. La escena comienza con semejante hombre dando vueltas a la cucharilla en el café con ese estilo suyo tan conocido de “no hacer ruido porque está en la parra”. Y en la parra sigue hasta que Matías le lanza dos o tres miraditas furtivas y le obliga a despertar en el mundo real, haciendo con el café lo que debería haber hecho hace media hora: beberlo. Matías aprovecha que están solos para hablarle de Emilia y Alfonso, y de las decisiones que ha tomado respecto a su comportamiento. Raimundo le pide que esté a su lado, que les contagie su alegría y que su actitud (propia de la madurez) está muy bien. Después le pide que le hable de las mozas que ronda para “no pensar en otras cosas” que anda el hombre en la cabeza con quien DEBE (sí, DEBE, Y MUCHO). Sonrisita por aquí, sonrisita por allá… Y consejo matador (está claro que para celestino y/o consejero sentimental no vale nada). Que si puedes ser el hombre más feliz del mundo o el más desgraciado para toda tu vida cuando elijas… Que si el amor no atiende a razones… Ulloa, que la cosa va de aliviar al chico, no de amargarle porque pienses solo en tus tormentos (que está muy bien, tranquilo). Se hace el loco para tranquilizar al chaval y le pide que no haga daño que las mujeres son la sal de la tierra (que te lo digan a ti, amigo, que la tuya es la mejor de todas pese a sus pequeñas tontunas, na’, poca cosa…). ¡Y vuelve a su pensamiento! Y no puedo evitar quedarme, aparte de con sus planos matadores, con una imagen de lo más bonita al cambiar de escena.





¡Vuelta a Francisca! Lo sé, recuperaros del “montaje” casual del capítulo. ¿Ya estáis? Pues venga, desayunemos con ella y el nieto. Aparece un flashback de Fe que de lo curiosa que es no para de darle vueltas a lo de los pasadizos. Volvemos al presente con Bosco devorando la comida y Francisca de todo menos con ganas de fiesta (pobrecita, está mal, lo sabe ella y lo sabemos nosotras). Sale a relucir el tal Leonardo de boca de Fe, pues sus cosas siguen en la Casona, y Francisca ordena que las quemen. Fe cumplirá servicial y Bosco sigue con sus prisas. Le comenta a Francisca que Amalia está alterada y que acordaron dormir en habitaciones separadas. Francisca lo acepta y el muchacho se despide plantándole un besazo que capturado queda (de lo bonito que es, oye). Justo cuando se va llega Amalia, hablan un poco de Inés, bla bla bla… Que miedo da Amalia… A Paquita no le gusta… Ojo, ojo. ¡Pero nos quedamos con el momento abuela y nieto! ¡Un poco de ternurita! ¡Claro que sí!


Escena en la plaza con Candela y los Mirañar… No puedo con la pastelera, perdonarme… Paso palabra sin importarme lo que venga después. Jaral, con Aurora lamentándose de la pérdida de su prima… ¿Y quién la consuela? ¡Pues Rosario y su “novio”! Sí, Lucas, no el otro. Venga, pasemos, que tampoco me creo la lástima de esta muchacha. Más en la plaza con Fe, Nicolás y Mariana… ¡Mira un ovni! (Click y avanzamos). De la plaza damos un saltito pequeño a la Posada con Severo y más adelante Carmelo. Ambos hablan de lo ocurrido con María y de sus sospechas sobre su “supuesto dolor”. Si es que, al pueblo entero los podréis engañar, pero a los que son un poco listos lo tenéis más chungo. Carmelo le compara a él con Emilia, se olvidan del tema y se van al caso de Aurora. A ellos también les preocupa el silencio de Francisca (¡eres la diosa, Francisca! ¡Todos tiemblan!).

Fe en el Jaral. Le estoy cogiendo tirria a esa casa. Va a hablar con Mariana a Rosario de los pasadizos… ¡Me aburro! Ya nos sabemos la historia, que si Efrén, que si tal, que si no sé qué… ¡A otra cosa! Y la otra cosa no puede ser más aburrida que ver a Amalia, con cara de loca, gritando a Inés por el asunto ridículo de los patucos. Esta chica es tonta, no me extraña que acabara encerrada en unos pasadizos. Conoce a un tío, se acuesta con él, se queda preñada y ahora en manos de una muchachita que por más grillada que esté de un guantazo la tumba. Y yo que pensaba que no habría nadie más lenta de mollera que Rita o Pía… Me equivoqué.

Volvemos con Francisca en la Casona. Llega Mauricio (todo esto en presencia de Fe) para informarla de que los Castañeda están pensando organizar un funeral a María y Esperanza (sin fecha y lugar aún para sus oídos) por iniciativa de Dolores Mirañar. Mauricio le recomienda no acudir al evento después de enfrentarse a Emilia (para no liarla). Ella le dice que no irá porque no, no porque Mauricio le haya dicho misa. Y de pronto pide a Fe que mande que preparen su automóvil (que se va de “paseo”). Mauricio pregunta pero la Paca hace mutis.


                      
















Colmado… Y las mentiras de Hipólito respecto a Quintina (señor, que despropósito, consiguiendo que la odie a ella, al de los cuchillos y a quién se le ocurrió salida más cutre para tal personaje). Nos vamos a la Casona (concretamente al jardín) con Bosco y Mauricio. El capataz le habla de la señora porque está preocupado. Francisca ha marchado en coche sola sin permitirle que la siguiera y con mucho cabreo encima, “que nadie la iba a tomar por tonta” dijo. La inquietud, como la vez anterior, se traslada también a Bosco. Mauricio le confiesa que fue a la Miel Amarga y Bosco se dispone a salir tras ella. ¡Esa vena Montenegro! ¡Di que sí, chavalote! Está hasta aprendiendo de la mirada amenazadora de la abuela… Que orgullosa estoy de él, ¡oh!

                                               

Más Jaral… Aurora y su “novio” Lucas jugando al ajedrez… Mucha tontería y llega Conrado que tiene algo super importante que decir. ¡AVANCE! Fe diciendo que en los pasadizos vio la fecha 1922 (y la muchacha, claro, se pone a pensar). Amalia menospreciando a Bosco  (uh, esta va de mal en peor con su locura). Paja, paja… Paja, paja… Bosco habla con su abuela de que no está bien con Amalia… Más paja… La Paca dejando claro a Mauricio que no ha cometido error alguno con el caso de Aurora (me vais a permitir una captura porque está tronchante esta mujer, ¡me chifla cuando se pone tan maquiavélica ella!). Él le pide que no se enfrente a Aurora en el juicio pero JA, JA, JA… ¡Jamás! Más paja… ¡Oh, cuidado con Conrado! ¡Oh, que la acetona fue mandada a Puente Viejo! ¡Oh, que fue enviada a un destinatario de iniciales FM! ¡Oh, que el tío listo se piensa que va a acusar a la Paca! Si es que, no se les puede pedir que hilen demasiado… Se pierden a mitad de camino los pobres… Y cerramos los avances con Francisca flipándolo con Amalia. ¿Y quién no? (Aquí irá otra captura, porque atentas a la cara de ambas). ¡Madre mía! ¡Miedito con Amalia!




















Y con esto y un bizcocho… Hasta un capítulo mucho más interesante, espero, con raipapolvos si puede ser (de primero y de segundo) y de postre, si eso, un despertar con pajaritos cantando y los rayos de sol entrando por la ventana (tampoco pido mucho oye, algo básico). 

1 comentario:

  1. Aquí sabemos que la única que sabe hilar es la Paca... los demás no tienen ni saben nada de las zarandajas de la vida.

    Ay omá el Ulloa!!!.. ay omá... miauuuuu.. jajsjsja...
    .gracias por volver de nuevo, ya sabes donde estamos, por si a caso, te lo mando por correo, pa' que no se te olvide ande esta el blog... jajsjsja.. gracias...

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