Selecciona tu idioma

.

miércoles, 18 de marzo de 2015

1032


Buenas y lluviosas tardes, raipaquistas y raipaquis-toooos míos. Más ¿qué es un poco de lluvia en el oasis raipaquista? ¿en este perpetuo idilio que llevamos viviendo desde hace unos días? Chuzos como puntas podían caer, que nosotras y noso-trooooos, más felices que unas perdices. A pesar de las dudas de Raimundo, de ese querer consultar todo a su hija… sólo por ver a esa Francisca tan entregada, tan enamorada, tan, tan, tan, cuqui, nos merece la pena. Vamos, que estamos viviendo una luna de miel raipaquista. Que se va a ver incrementada con la mudanza a la casona. Pero bueno, eso lo hablamos más adelante.

Aunque ya me conocéis y sabéis que no me detengo en esas cuestiones, vuelvo a recalcarlo. Me voy a limitar a nuestras escenas. Voy a pasar de dramas luneros porque me importan poco más que una mier… De Mirañares, de granjeros murcianos y demás seres que pululan por ese pueblo conocido como Puente Viejo.

Y antes de nada, voy a hacer una petición. Sé que se ha hecho muchas veces y se nos ha hecho el mismo caso que ver llover, pero ya que estamos en un dulce momento, yo aprovecho para traerla a colación. Tras apreciar esos cambios en la cabecera: ¡¡¡¿Qué os cuesta poner juntitos a Ramón y a María?!!! ¡Porfis! Si ponéis juntos a Ariadna y a Álvaro, osea, Aurora y Lucas, que en realidad han compartido un piquín, ¿por qué no poner a Rai con su Paca, que han tenido un hijo juntos y están como dos zagales hormonados en primavera? Vamos. Yo lo propongo. Anda que no sería la caña de España y parte del extranjero, ver a este par tomados de la mano, corriendo por los campos puentevejeros cual Pedro con su Heidi.

Venga, confesadlo. Estáis todas ahora mismo imaginándoos la escena. ¿Me equivoco?

Y raudos como somos, nos vamos a ese campo del que os hablaba. Tras recibir el regalo de Francisca (ese anillo, que gracias al cielo era mucho más bonito que aquel del último compromiso, que parecía un pedrusco para abrir nueces), a Raimundo se le movían las nalgas en la silla deseando salir por patas de la casa de comidas, dispuesto a correr en pos de su amada. Vamos, yo me lo imaginaba así en la silla… ^^ El de después, es como se supone que estamos nosotras. Uy, uy, uy, Ulloa….

Y allí está ella. Expectante, guapísima y esperando que su envío haya causado el efecto esperado. ¡Pues claro, muchacha! Conoces a este hombre más que él mismo. Y mira que te está dando tarea ¿eh? Ainsss el amor.

Y allí se le ve a él llegar. Que claro, digo yo que habrá quedado un poco desfondado, porque como salió tan apurado de la casa de comidas, a medio camino debió de darle una pájara, porque llega tan pichi. Relajadito y sin demasiada premura. Eso sí, guapo como un solete de verano, con ese traje negro que debería ser el único que usara.

Y ahí estamos nosotras. Esperando, ya sin uñas. Con un ansia viva que no podemos con ella.



Sus ojos se iluminan en cuanto le ve aparecer. ¿No es para comérsela?

- Sabía que vendrías -. (Lo dicho, que le conoces mejor de lo que se conoce él mismo. Ese regalito ha tocado su corazón). 

- ¿Cómo no hacerlo después de haber recibido tu anillo? Pensé que se había perdido cuando lo tiraste -. (Recordemos el flashback de ayer donde descubrimos que ese anillo es el que Raimundo ofreció a Francisca antes de su boda con Salvador, y que ella rechazó)

-  Al día siguiente, regresé a aquel paraje. Y lo busqué durante horas hasta dar con él. Y desde entonces, lo he guardado junto a mí -. (Me la como. Definitivamente, me la como!! Y llegados a este punto, me gustaría decir algo o si no reviento. ¿Por qué siempre es Francisca la que conserva algo de su pasado juntos? El libro de Rosalía, el broche, este anillo… Cómo me gustaría que llegase un día Raimundo con una horquilla que fue de ella… no sé, alguna fruslería. Que él tuviese esa parcela de su pasado guardada en una cajita llena de recuerdos. Ainssss hombres…)

- Nunca me lo confesaste -. (Hombreeeee!! ¿Y cuándo querías que lo hiciese? ¿Mientras pasaba los días embarazada de tu hijo? ¿O tal vez en una de esas múltiples discusiones del pasado que teníais? ¡Pero cómo te lo iba a decir! Ya que estás, Paquita, podías sacar a relucir el libro, que le pagaste la operación, que le salvaste de morir fusilado y tantas y tantas cosas…)

- Me sentía tan ridícula por ese pronto de soberbia que tuve al tirarlo… Tú que me lo habías traído con toda la ilusión del mundo. Ha sido mi secreto durante todos estos años. Mi primer secreto -. (Jolín Paca, qué cuqui eres. Déjame decirte que en tu situación, yo hubiese reaccionado de forma parecida. Sí, habría vuelto todo ilusionado pero después de abandonarte, despreciarte y marcharse para casarse con otra. A su vuelta yo le suelto de todo menos “bonito”)

 - Me dolió tanto ver cómo lo despreciabas… -. (Pues imagínate lo que le dolió a ella que la despreciases…)

- Quería hacerte daño -.

- Y bien que lo conseguiste -.

- Ahora estamos en la misma encrucijada que entonces, cuando éramos unos mozuelos -.

- Bueno, ya sabes cómo terminó todo aquello -. (Pues sí, pero ahora sois más mayores, habéis vivido mucho y conocéis lo que es la vida sin el otro. Sinceramente, no puede acabar de la misma manera que entonces)


- Por eso mismo te he mandado el anillo. Ya no tenemos tiempo de equivocarnos de nuevo -. (¿Ves? Lo que yo decía)

- ¿Acaso fue un error? ¿Acaso no obramos bien tomando caminos separados? -. (A ver Ulloa, porque me acabo de quedar igual de ojiplática que la Paca. ¿Error no haber apostado por vuestro amor? Pero ¿tú estás tonto o te has golpeado la cabeza?)

- ¿Has sido feliz desde entonces? ¿No has amanecido cada mañana pensando en cómo pudieron haber sido nuestras vidas? Se sincero, Raimundo. Ya no es momento de callar -. (Ahí le has dado. ¿Imaginar cómo hubiese sido vuestra vida juntos? ¡¡¡Madre mía!! Si lo hemos hasta imaginado nosotras!)

- Lo he pensado todos y cada uno de mis días, muy a mi pesar -. (¿Muy a tu pesar? No la cagues, Ulloa…)


  - Dejemos de penar, pues. Y seamos quienes siempre quisimos ser -. (Qué ovarios tienes, Paca. ¡Ole tú!)
 

- Pese a todos… pese a todo -. (Ahora sí me has matado, Raimundo. Vengaaaaa… ¡lánzate, hombre!)

¡¡¡Y beso!!!

¡Un momento! ¿El cámara qué hace? Debe ser lunero hijo de la partera. ¿Pero cómo me alejas la cámara? ¿Cómo osas cometer tal desfachatez? Pues ya que nos sobran los besos raipaquistas, no nos los deis de lejos encima. Para daros con la mano abierta

Y luego tenemos a ese Raimundo que llega a casa de su hija dispuesto a hablar en buenos términos, pero esta le recibe con las armas en alto. Emilia, de verdad que en estos momentos no te soportamos nada de nada. Eres muuuuuuuy pesada. Lo único bueno de esta escena, es el ZASCA que le ha metido Rai en toda la jeta y que resume lo que todas nosotras pensamos:

- Tú no quieres mi felicidad, quieres tú tranquilidad -.

Y por último, de la reacción desproporcionada de Bosco para con Francisca, es que ni me molesto. El poder lunero sale a la luz y con él la estupidez que lo acompaña. Pues ¿no va el tonto l’haba y le suelta a la Paca que lo que no perdona es que le separase de sus hermanos? ¡ANDA YAAAAA! ¿Se te ha olvidado todo el amor y cariño que te ha dado? Yo es que flipo con este chaval. Me caes mal, eres muuuuu tonto. No te voy a hacer ni captura, ¡hala!

Y hablo de esta escena, porque me molan estas dos. Francisca y Sabina. Al verse descubierta, va a cobrar por su trabajo. Y cobrarás mona… no te quepa duda

¡¡¡AVANCES!!

- Nunca has aceptado que me haya querido. Pero sí, me ha querido y me ha querido bien -. (OLE OLE OLEEEEEEEEEEEEE)

- No Francisca, yo te quiero. No te dejaré sola -. (Mátame camión)

Y con esto y un bizcocho… ¡Hasta la próxima!



2 comentarios:

  1. Y es que así, tal cual, se siente una viendo esa escena. Gracias por escribirlo y felicitaciones.
    Creo que es la escena en la que han estado más preciosos que nunca los dos. Igual el capítulo 1020 me ha parecido maravilloso. Pero en este hay tanta ternura, un detallazo de Francisca, tanta decisión en la pelea pese a que le pidieron tiempo (que no alcanzó a bañarse Ulloa, que ya le estaba enviando paquete) y esa carita de matada que le hace y asiente con un gesto de sí, en mutis, a las palabras de Raimundo, que guay! Bellos los dos. Bellos esos besos, sabiéndose condenados y sin salida a vivir su amor. Me han matado.
    Ya sabíamos que los guionistas nos la ponen gorda, como si ni fuera suficiente, ahora suman a los cámaras, el director y otros etcéteras. No era necesaria esa chanchada.

    ResponderEliminar
  2. Raimundo: Pese a todos… pese a todo. Ohhhhh si es que Raimundo se pone romántico, se pone de veras. Y los besos a 100 kilómetros, pues para matar al director de la serie. Qué necesidad hay de grabar la escena desde tan lejos??? POR QUÉ???

    y Sabina... ay querida qué poco te queda en este mundo. Paca Killer is back!

    ResponderEliminar