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sábado, 7 de marzo de 2015

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Vamos con el capítulo de hoy, que ha sido de todo punto, la mar de interesante, no me ha podido entretener más, varios cafés son prueba ineludible del estoico esfuerzo que he tenido que realizar, para no sucumbir en el más grande de los aburrimientos. Por eso voy a ir cual abeja de flor en flor, pasando rápidamente por todas las interesantísimas escenas que ha habido en este capítulo y las tontás que se han dicho en ellas, hasta llegar a lo que verdaderamente interesa.

Vamos pues al lio.

Inés, Bosco y la sufrida Amalia, un verdadero tostón este triangulo amoroso, no me interesa lo más mínimo.

Nicolás y Mariana con sus rollos familiares, me aburren soberanamente.

Carmelo, Severo y sus líos con el ama de llaves, van a terminar enfrentados. Estos fieros enemigos de la Paca, por el momento son unos corderillos que se dejan manejar por unas faldas.

El Jaral, de tan interesante que es lo del pasador y los amoríos de la mini partera, voy a pasar de comentar nada, zzzzzz

Vamos a la Casona con Fe e Inés en la cocina. Que lastima de Fe, con lo que vale esta chica cuando está con la Paca o con Mauricio y que tenga que soportar los lloriqueos de la soporífera de Inés.

Vamos con lo primero interesante de la tarde de hoy. La Gestapo no se cansa de dar por saco a Raimundo que intenta llevar, como puede, la separación de su amada leyendo, sin leer, el periódico.
Pensaba en Francisca ¿verdad? Emilia hija, en quién va a estar pensando ¿en ti? Su determinación en dejar a la Montenegro, le está haciendo sufrir. ¿Su determinación? ¡Pero cómo puedes ser tan cínica! Él no ha decidido dejarla, has sido tú con tu pesadez y egoísmo, lo que ha hecho que la deje. A ti te da igual que él esté sufriendo si con ello está lejos de Francisca. Tu yo, yo y yo, ha hecho el efecto que esperabas, lo has conseguido. Ya tienes a tu padre penando por los rincones y tú feliz por haberte salido con la tuya ¡¡Enhorabuena!!
Retomar mi relación con Francisca, no habría traído nada bueno para  mi familia. Bien me lo hiciste comprender. No te lo hizo comprender Raimundo, te lo exigió.

Y Bien sabe, que yo no quería hacerle sufrir, ¿No querías hacerlo sufrir? No hacerlo sufrir hubiese sido no entrometerse en lo que a ti no te importa y aceptar lo que realmente lo hace feliz y no pensar únicamente en tu bienestar. Pero es que no me quedaba otra solución. Sí tenias otra solución, meterte en tus asuntos y dejar de manejar la vida de los demás.

Raimundo sigue tratando de convencerse de que dejar de ver a Francisca es lo mejor para su familia. ¡Tú familia! tú lo has dicho ¿Pero es lo mejor para ti? Deja ya de pensar en los demás y piensa un poco más en ti y en Francisca, que ya está bien que siempre que está la familia por medio, tenga que perder siempre  la misma.

Pero para pesar de la Gestapo, Raimundo continua diciendo que esos encuentros con Francisca, le llenaban de felicidad, le hacían sentirse vivo.
Pero no es menos cierto, que mis encuentros con ella, hacían que me calentase el alma y el corazón, que me sintiese más vivo y más…

Y aquí se acaban las confesiones, para suerte de Emilia, porque aparece el cansino de Matías. Que oportuno eres muchacho ¿A quién le importa si has terminado de ordenar la despensa  y quieres ir a coger berros  al rio? Y menos cuando Raimundo está hablando del amor que siente cuando está al lado de Francisca y Emilia se sube por las paredes. De lo siguiente no voy a decir nada más, pues ya está todo dicho, raipaquistamente hablando, claro.

La Santa Inquisición, capitaneada por Torquemada,  se reúne. Don Anselmo viene en busca de Raimundo, está preocupado por la nula reacción de Francisca ante la nota escrita por él. ¡Y hasta aquí! Paso de las sandeces que sueltan por su boca estos mentecatos.


Francisca está abroncando  a Mauricio porque los planes, de deshacerse de Amalia, no han salido bien. Mauricio se defiende contando que lo hizo todo metódicamente, que hasta pintó la barandilla para que no se notase que estaba serrada y que Amalia hubiera muerto de la caída, si un ramalero no hubiera puesto unas balas de paja debajo de la ventana amortiguando la caída.

Francisca se lamenta que no les  queda otra, que aguantar otra vez a la loca de Amalia.
Tal vez, podríamos intentarlo de nuevo.

Sería demasiado sospechoso,  que sufriera dos accidentes  en, poco tiempo. Ay… Olvídalo. No nos queda más remedio, que  soportarla, una buena temporada.

Lo lamento señora, le doy mi palabra de no volverá a suceder.

Francisca cambia la conversación a lo que verdaderamente la tiene desolada.
¿Tienes  noticias de Raimundo?

No. En dos ocasiones he bajado al pueblo y, no he podido hablar con él.

Da orden al chofer de que prepare ahora mismo el coche.


El Jaral y la cena de Severo y la pastelera, nos lo vamos a saltar, pues carece de importancia.


Pasamos a la posada donde la Gestapo está de guardia, esperando la llegada de Raimundo. Cuando se quedan a solas le dice que don Anselmo vino a buscarlo y que están muy preocupados, por la respuesta que pueda que pueda tener Francisca por la nota que le envió para dejar sus encuentros clandestinos.
No espero ninguna respuesta, simplemente he puesto fin, a lo que se adivinaba que podía suceder, si retomaba esa relación.

Padre, no sea ingenuo, que usted sabe también como yo, que la Montenegro emplea mano de hierro para aquellos que contravienen su voluntad y me juego el cuello a que no le ha sentado nada bien su ruptura, me lo juego.

Mira Gestapo, a ver si dejamos claro de una vez, que no ha sido la voluntad de Francisca, la que llevó a tu querido  padre a la Casona, en la cual, dicho sea de paso, ella estaba tan tranquilita, tampoco fue su voluntad que le hablara de amor, de lo mal que estaba desde que se separaron  y tampoco que le plantase un besazo del 15”. Así que deja de echar las culpas de esta relación a Francisca, porque aquí el único culpable de este acercamiento y posterior rechazo, ha sido el cobarde de tu padre y tú con tu egoísmo y amenazas.
Aclarado esto. Emilia y Raimundo, no sé cuál de los dos se queda más sorprendido, cuando por la puerta aparece la mismísima Francisca Montenegro, que dando la espalda a Emilia, se encara a Raimundo.


Francisca….

La misma. Raimundo… hemos de hablar tú y yo.

¡¡Toma, toma y toma!! Esta sí que es una mujer que coge al toro por los cuernos, no como tú Raimundo, que te escondes detrás de una simple nota como un colegial. Maravillosa Francisca.

Y ya sin más, llegamos a los avances que prometen, al menos un día, ser interesantes.
Ahí Francisca, con un par, plántale cara a esa niñata a ver si se le bajan los humos que tiene.
¿Va Severito a mover ficha y a aliarse con Amalia?







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