Selecciona tu idioma

.

viernes, 21 de septiembre de 2018

Asesinato en la Casona Express

Raipaquistas y Raipaquistos, ¡buenas tardes a todos! El Raipablogger ¡está vivo!
Podrían hacer una portada también con esa noticia, ¿no? ¿Alguna se ofrece para salir del ataúd? Si Rai estuviera allí para echar una mano, como con nuestra Paquis, ¡seguro que más de una diría que sí!

Los últimos meses han sido harto difíciles. Un día la Paca envió a “su otra yo antigua” de paseo en el bosque con una foto de Rai con los ojos quemados y a partir de entonces no hemos vuelto a saber nada de ella… ¡O casi!

¿Y donde se había metido todo este tiempo? Pues su primo Fulgencio, para rememorar los viejos tiempos, la había encerrado en un sanatorio. Aunque hay que decir que la Paca, la original, como no le gustaba la idea de repetir la experiencia, decidió enviar a la antigua que ya estaba acostumbrada a ese tipo de lugar y al estar tanto tiempo sin hablar y sin moverse. Y siendo la Paca mujer precavida, hasta contrató una doble por si acaso. Tanto dinero... en algo hay que invertirlo.

Paréntesis. Un aplauso a los del montaje. Una vuelta a la imagen, un cambio al color de la blusa, un retoque a las luces, la aparición y desaparición de plantas y…. hubo momentos en los que hasta las raipas más preparadas dudaron de que fuesen imágenes actuales jajaajajajaja

En el sanatorio vimos a un Rai dispuesto a luchar como una fiera con tal de salvar a su esposa pero que al mismo tiempo no perdía la ocasión para halagarla y recitarle algún poema. Por suerte, gracias a un equipo de salvación muy improvisado, ¡los nuestros están de vuelta a casa! Y esta vez ni Paca antigua, ni montajes, ni doble...
¡PACA MADE IN BOUZAS 100%!

A nuestro Rai solo le queda velar por la recuperación y el descanso de su amada esposa, pero ojo… Alguien quisiera que ese descanso fuera ¡ETERNO!

Vamos a ver. Rai se ha negado a internar a la Paca en un hospital y es de entender… ¡¡¡Solo se topan con locos!!! Él mismo cuidará de ella sin escatimar en gastos, pero claro… él también estuvo encerrado. A él también lo golpearon. A él también estuvieron a punto de freirle el seso…¡y por eso necesita descansar de vez en cuando! ¿Y quien se ofrece de sustituirlo en la tarea de enfermero? Fernandooooo… En la casona en tema de locos están apañados. Rai es incapaz de dormir sin estar cerca de su chica pero para todo hay remedio. Fer saca del escritorio el frasco de siempre y le asegura que con unas pocas gotas dormirá como un niño. Ese medicamento vale tanto por un roto como por un descosido… ¿Estás loco? 10 gotas. ¿Sufres de insomnio? 5 gotas. ¿Comiste demasiado? 3 gotas… ¡Digno de estudio sin duda!


Fernando se queda a solas con la Paca que sigue sentada en su sillón arropada por la manta que su marido le ha echado en las piernas antes de irse. Como el libro que está leyendo debe ser de lo más aburrido, al Mesía se le ocurre una idea más entretenida. ¿Y si me Vengara? (aunque sinceramente no sé de qué si al fin y al cabo ella no le hizo nada). ¿ Y si acabara con su vida?
Fernando mío ponte en la cola porque ¡parece que un hombre con la cara tapada se te adelantó!


Detrás de esa voz muy parecida al loco de “Saw” y de esas meches rubias que darían envidia hasta a Raffaella Carrà, se esconde… ¡Gonzalo! Fernando parece quedar pasmado más por el color del pelo que por el hecho de tener delante a un hombre que para la mayoría está muerto y para otros pocos debería estar tirado en una playa de Cuba. Y encima viene armado.
Sin gastar mucha saliva Gonzalo se acerca y le pega dos tiros a la Paca, quien cae al suelo frente a los ojos incrédulos de Fernando, que seguro en ese instante pensaría: 
“¡Madre mía! ¡Tan mal no estoy! ¡Hay quien está peor que yo!”.


¿Y ahora? Fernando se ve perdido, pero el Castro ya tiene la solución a todo. 
“Le cambiamos de ropa, la dejamos en la silla y la hacemos pasar por una muerte natural… ¿genial, no?”.

¡Qué se sepa! ¡Las polillas devolvieron todas la ropa que se comieron hace 900 capítulos y con las más sentidas disculpas!

¡Gonzalo deja a la Paca en el sillón ya con ropa limpia puesta!


¡Ostras! Cuando la Paca en su día le dijo a Julieta “ten por seguro que moriré de pie” ¡no pensaba que fuera tan literal! Está perfectamente sentada como si estuviera esperando a que le traigan una infusión… ¡Estilo y elegancia ante todo aunque siendo cadáver!

Gonzalo desaparece por los pasadizos y a Fernando solo le queda darle aviso a Rai del trágico acontecimiento.

Con una interpretación digna de un Óscar, el Mesía, “desesperado” por el sorprendente desenlace de la Paca, manda  una doncella a avisar a Rai que al entrar al despacho se encuentra a un Fernando que casi se cae en la chimenea del dolor por la pérdida de la Paca.


Hubiera preferido ver a Rai clavar su rodilla en tierra durante una de esas 3-4 pedidas que tuvimos y no delante del cuerpo inerte de su esposa pero… ¡es lo que nos toca!

Rai tierno, transido y enamorado hasta decir basta coge el rostro de su amada y entre lágrimas le ruega que no lo deje, que despierte y que lo mire y al no recibir respuesta une sus labios a los de ella como si pudiera, de esa forma, devolverle el aliento. Él apoya su frente en la de ella y... ¡Corte!

A ver…La Paca se ha muerto…. ¡¡QUE SE HA MUERTO!!!

¿No os parece que estamos todos demasiado TRANQUILOS? Ninguna Raipa arrancándose el pelo o tirándose de la ventana. Rai afligido sí, pero no como era de esperarse de un hombre que acaba de perder a la mujer de su vida. Además: Fernando que se ofrece a cuidar de la Paca, Gonzalo que sale de la nada, las heridas que casi no echan sangre, la ropa limpia, la farsa de la muerte natural, el cubano y el loco cómplices en la mentira… Raro… ¡Todo muy raro!
¿Puede la Paca después de haber sobrevivido a 20 años de maltratos, a dos secuestros, a un intento de asesinato, a la locura de Garrigues, a dos bombas, a la catatonia y a muchos muchísimos raipapolvos, morir por mano de un lunero?

Yo solo digo eso. Si alguna que otra seguidora ya tenía lista una botella de champán para brindar delante de la tumba de la Paca, ¡que busque una silla y espere sentada!
Ella diría - ¡lloraréis sangre! - yo solo me limito a decir - ¡continuará! -.