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viernes, 31 de enero de 2014

746


¿Cómo afrontar el capítulo de hoy de “El secreto de Puente Viejo” cuando lo más interesante que ha tenido son los avances? ¡Avances, avances! ¡Benditos avances…! Pero ya entraremos en materia con ellos un poco más tarde.

Nos ha costado encontrar a nuestra Francisca en el capítulo de hoy. Tal vez, erróneamente se podía pensar, que se encontraría tan afectada por la marcha de su ahijada, que estaría lamiendo las heridas de esta nueva puñalada por parte de un ser querido, en soledad. O que, pudiera ser, que harta de que todos en el pueblo la consideren la hermana pequeña del mismísimo Lucifer, hubiera decidido marcharse a La Puebla o a Munia, y disfrutar un rato de esos espectáculos tan maravillosos de los que su nietecita Aurora volvió tan encantada.

¡Pero no! Esa no sería nuestra Francisca. Me alegra comprobar que, a pesar de lo ocurrido, no ha perdido esa retranca tan gallega que nuestra adorada Bouzas ha sabido impregnar en un personaje tan odiado/amado como nuestra Paca. Y si no que se lo pregunten a Mariana.

Para muestra, un botón…




Será que expulsada ya toda la bilis (como diría nuestro Raimundo), se encontraba tan relajada que hasta se atrevía a agasajar a su fiel Mauricio, incapaz de lograr que le pagara el jornal de los trabajadores.

Y aquí, junto a Mauricio, surge el tema interesante del capítulo de hoy. Al igual que el capataz, todas nosotras nos preguntamos intrigadas sobre ese reiterado interés de Francisca por conocer qué se comenta sobre Fernando en el pueblo. ¿Qué oculta? ¿Cuáles fueron sus órdenes exactas para con el de Mesía? ¿Acaso, ¡oh sorpresa!, resultará que no estaba muerto, sino que estaba de parranda?
 


Por el contrario, nuestro (mi) querido Raimundo, liberado ya del pesado trabajo de buscar a Jesusa, se ve que ha decidido emplear su tiempo en otros menesteres. Como visitar por primera vez y sin venir a cuento (¡¡¡oh sí!! ¡¡Quería queso…!! ¬¬ ) la granja de los Buendía y charlar sobre el asunto que trae a todo el pueblo alterado. La futura mina de oro que pronto surgirá en Puente Viejo, y de la que hasta Francisca está interesada.




O el divertimento que supone escuchar al desquiciado Mirañar mientras se comparte un chato de vino, eso sí, no para él, con los amigos. Incluido Mauricio. (Se ve que el compadreo en busca de enfermeras torturadoras, une mucho)

Ahora en serio, y me voy a dirigir a las altas esferas. Dado el resultado del capítulo de hoy, en el que Raimundo Ulloa ha aparecido algo más de un microsegundo, voy a modificar mi petición hacia ellos. ¿Con qué mandamás hay que hablar para que al Señor Ulloa le otorguen una trama digna, seria y acorde con la estupendísima labor que realiza Ramón Ibarra?
 
Y esto ya, por placer mío…¡Qué gustazo ver de nuevo al Ulloa tras la barra de la Casa de Comidas!




Sobre el resto de tramas y personajes… mi salud mental me impide hacer comentario alguno.

¡¡Avances!! ¡¡Avances!!

Lo menciono porque aún soy incapaz de creerlo. Puente Viejo se parece más a “El regreso de los muertos vivientes”. No solo Jonás vuelve al pueblo, esta vez no como Juan Castañeda, sino como perro flauta (Jonás dixit) y Anibal Buendía vivito y coleando.

Pero, pero, pero… ¿No nos han traicionado nuestros ojos cuando hemos visto a la gran Francisca Montenegro desmayada en una de las butacas del despacho? ¿Cómo es posible? ¿Serán secuelas de su reciente catatonia? ¿Puede que el doctor Fulgencio le esté echando gotitas en la bebida? ¿Acaso todo se debe a la factura que Mauricio le muestra en la que figuran los salarios de los jornaleros? ¿Tendrá que ver con Conrado y ese extraño asunto del geólogo que hace años quiso realizar explosiones en Puente Viejo?



Amigas, amigos… ¡Hagan sus apuestas!
 

jueves, 30 de enero de 2014

745


Si ayer fue soporífero el capitulo, el de hoy no se queda atrás.

Si mi cabeza no falla, en 1921 y hasta hace bien poco diría yo, en España y en pleno pueblo de interior, la historia de María se habría llevado de otro modo.  Parece que PV es el único pueblo que vive en otro siglo, es como si los de "Regreso al futuro" hubieran llegado al pueblo para que, incluso hasta el cura D. Anselmo,  vea con buenos ojos que María y Gonzalo estén viviendo en pecado con un hijo que aún no saben si es de ellos.


La única lógica que he visto ha sido como siempre en Francisca y en un padre que no entiende nada, o que entiende en demasía más bien. Parece como si todos vivieran en un mundo "yupi" donde todo es aceptable menos lo que haga o deje de hacer Francisca Montenegro, sí señores, esa mujer que adora a su ahijada, que sabe cuán difícil es la vida de una mujer en esos tiempos y que siempre peca de lo mismo. A parte de proteger a los suyos en demasía, parece querer infringirse el mayor dolor posible a sí misma, pues todos sus actos y su orgullo, a quien más dañan es a ella misma. Y es que su corazón, que ya sólo lo tenía abierto para su ahijada, se vuelve a cerrar por otra puñalada trapera. Y no hay nada peor que una mujer despechada, sea del  modo que sea, de ahí su manera de actuar a posteriori.   





Y es que al final, la Montenegro, es la más sincera y clara, va de cara, la única que lo hace en todo Puente Viejo y a la única que juzgan por hacer lo que todos están deseando hacer. Todos son buenos menos ella, pero todos han matado o les hubiera gustado hacerlo. Y por lo que se ve en los avances, parece ser que ¿¿¿el muerto no está tan muerto???.

Maravillosa escena entre María y Loreto. María Bouzas consigue cambiar de registros de una manera sorprendente, del cabreo monumental, al llanto más desgarrador, de demostrarnos a una Francisca con su plante y firmeza a una Montenegro sin poder aguantar la risa al escuchar a cualquier Mirañar decir las sandeces que suelta por la boca. 


Que esa es otra, los Mirañar con tanta majestuosidad, se están volviendo un poco bastante cansinos. Unos actores como la copa de un pino sí, pero menudo guión me tienen que escenificar de vez en cuando, sin fundamento alguno.

Últimamente, para  poder  ver a nuestro querido Ramón,  hay que prestar mucha atención cual gazapo,  en milésimas de segundo aparece y desaparece como por obra de magia. Y es que al pobre de Raimundo le han chafado el quehacer. Una vez muerta Jesusa y solucionada la trama, a saber a qué dedicar el tiempo libre. Pero confío que sus dotes detectivescas le hagan ver que hay más gato encerrado que libre.



Alfonso y Emilia son dos padres que, por todas las circunstancias de la vida, no han sabido muy bien cómo actuar con su hija, pero parece ser, que el que tiene los dos dedos de frente, sangre en las venas y sabe dónde vive es Alfonso. Hoy el más lúcido de todo PV.


La historia de Terence ya se está volviendo un poco Alcapone. ¿¿Resultará ser el jefe de una mafia o simplemente un mandado??. Metámonos en historia por un momento. El 17 de octubre de 1920 fue prohibido el consumo de alcohol y la llamada ley seca hizo millonarios a muchos hombres que se dedicaron a la venta clandestina de alcohol. Pero también hay que añadir, que por aquella época, la población norteamericana, deseaba tener el menor compromiso posible con Europa y con los inmigrantes. Por lo cual, Terence o como oses llamarte, acabas de meterte en un lío de aúpa como el señor Olmo decida hablar. A saber por dónde nos sales.
   

Por último, nombrar al doctor "Bac". Al final consigue salir de Puente Viejo sano y salvo aunque no creo que por mucho tiempo.  Como bien le dijo Raimundo, "para quien ha hecho daño a Francisca Montenegro, el mundo es un lugar demasiado pequeño donde esconderse".