Hoy comenzamos con el primer capítulo que María Bouzas nos recomendó
que no debiéramos perdernos. Y vaya si tenía razón, ha sido un capitulo
impresionante.
Antes de comenzar a comentar el capitulo, permitidme que
puntualice primero la actuación de María.
Hoy ha estado fantástica. Cuando todos pensamos que no se puede
superar lo que nos ha ofrecido ya, va ella, y lo supera con creces. Es una
actriz con infinidad de registros, tiene la virtud de conseguir, con un sólo gesto, con una sola mirada, exteriorizar
todo lo que quiere trasmitir al público. Hoy nos ha hecho partífices de las emociones de su personaje, simplemente
con una voz quebrada, con la expresión de su cara, no le han hecho falta
palabras para mostrarnos todo el dolor que en ese momento estaba experimentando Francisca, nos ha metido
en su piel, nos ha hecho sentir como propio su abatimiento. Pocas actrices hoy
en día pueden conseguir esto y María Bouzas es una de ellas. Una actriz
demuestra que es grande, cuando tiene la facultad de hacer empatizar al público
con un personaje y ella lo consigue, hace que cuando está interpretando, nos
parezca real lo que está haciendo, y eso
es lo que hace grande a la Bouzas.
Desde este humilde blog y en nombre de todos/as las que
disfrutamos con su buen trabajo, quiero enviarle nuestra más ferviente
admiración por ella.
María, ¡¡Muchas gracias por regalarnos tantos buenos
momentos!!
Después de este pequeño inciso, vamos al lío, porque tiene
telita el capitulo.
Dejamos el capitulo anterior, a una Francisca totalmente
hundida, mirando la foto de su adorado hijo, y un abrecartas en la mano.
Francisca no puede más, está desesperada, las continuas desilusiones, engaños,
etc. Se van sumando a la muerte de su
hijo, todas ellas han ido haciendo mella
en ella, dejándola abatida y derrotada. Está cansada de la vida, anhela la paz
que le proporcionará la muerte, no ve más salida que esa, morir. Está dispuesta
a hacerlo. Levanta el abrecartas lentamente para hundirlo en su pecho y así, por
fin, poder descansar. Pero el azar ha querido que Mauricio sintiera un mal pálpito,
e irrumpiera en el despacho desbaratando lo que ya parecía ser inminente.
Francisca intenta disimular ante Mauricio sus verdaderas
intenciones. Pero su voz entrecortada, el abrecartas en su mano y su palpable
nerviosismo, hacen evidentes sus trágicas intenciones ante el capataz. Intenta
enmascarar la realidad, detrás de unas palabras que intentan parecer verídicas,
pero que no tienen credibilidad alguna. Mauricio
sigue intentando en su afán de protegerla, advertirla de lo importante que es,
que no salga de la casa, que los anarquistas han acampado en la Peña de los
muertos. Pero Francisca sigue sin querer escucharle “Que tú vengas a decirme
una y otra vez lo mismo, y que yo, tenga que echarte” son las últimas palabras
que puede pronunciar Francisca antes de salir del despacho, dejando al pobre
Mauricio, angustiado por la situación que acaba de presenciar y con la certeza de que ha interrumpido lo
que iba a ser el final de su ama por sus propias manos, dándose cuenta de que
con esa aptitud, no podrá protegerla de ella misma.
Mauricio y Fe hablan de Francisca que sigue encerrada en su
despacho sin querer ver a nadie. “Me tiene en un Ay Fe, de veras te lo digo” ¿Es,
o no es para comerse a Mauricio? Qué manera de preocuparse y entender a
Francisca, él mejor que nadie sabe por todo lo que ha pasado y el trabajo que
le ha costado mantener su estatus siendo mujer.
Mauricio llega acompañado de don Anselmo, que está empeñado
en ver a Francisca. Pero pronto descubren que ha salido de su despacho. Fe
llega con la noticia de que la doña no se encuentra en su alcoba ni en el
jardín. Saltan las alarmas en la Casona, hay que buscarla por todos lados. Pero
Francisca está lejos de la seguridad de su casa.
Aparece de nuevo en escena Francisca, camina por un paraje
solitario y a solas. Parece que va sin rumbo fijo, pero todos sabemos donde se
encamina, en busca del desastre. Esta
mujer se ha empeñado en acabar con su vida, y vive Dios, que si no lo impide
nadie, así será. Hay que recordar, que Francisca es tenaz y pone el corazón en
todos sus empeños. Ese mismo corazón que
entre todos se han encargado de pisotear y destrozar, causándole esa desazón y
desesperanza que le han quitado las ganas de vivir y creer en el ser humano. No
le quedan ganas, ni fuerzas para seguir luchando, va contra corriente, ya no
puede recoger sus pedazos, lamer sus
heridas, y seguir adelante. Todos son culpables de llevarla a esta fatídica situación,
por pensar que es fuerte, que nada le afecta, que nadie le importa, y nada más
lejos de la realidad, si se muestra así, es por defenderse de lo que justamente
ahora la derrumba. Por bajar la guardia, por quitarse la coraza que la protegía
y que ahora está fragmentada sin posibilidad de volverla a reconstruir. Camina con desesperación y angustia, en busca
de una paz, que nunca encontrará en el mundo de los vivos.
Mauricio dirige a sus hombres para que busquen a su señora
por los caminos. Dolores que pasaba por allí, que casualidad, al enterarse de
lo que ocurre, le indica a Mauricio que Pedro como alcalde que es, debería
comandar la búsqueda, pero Dolores, reina, si tu esposo dirigiera a los
hombres, apañada iba a estar Francisca, deja que Mauricio se ocupe de esos
menesteres y Pedro se dedique a alcaldear y que no enrede.
Por fin Francisca llega donde se encaminaba, a la Peña de
los muertos, en busca de los asesinos anarquistas que le darán el final que
tanto ansia. Llega gritando su nombre, provocándoles, desafiándoles, hasta que
uno de los asesinos le sale al paso y da la cara. “Vives bajo siete llaves en
ese palacio tuyo y ¿te nos vas a presentar así, sin protección alguna?” “Vengo
sola, mi valor es mi única armadura” Desde luego la Montenegro tiene más
arrestos que muchos hombres que presumen de ello, ya dijo Ayala cuando la tenia
secuestrada y la estaba torturando, que
no había visto nada igual, que hasta los hombres más duros se habrían quebrado
ante los golpes. Pero esa es Francisca Montenegro. El anarquista la llama “Explotadora
y audaz” “Dejémoslo en audaz” Ella les sigue provocando llamándoles asesinos,
quiere morir, pero no por ello va a dejar de decir lo que piensa “Sois escoria”
“Dime eso otra vez si tienes cuajo perra” No sólo tiene cuajo para decírtelo,
asqueroso asesino, si no que se atreve a
escupirte en la cara como respuesta. “No sé qué demonios has venido a buscar
aquí, pero te diré lo que vas a encontrar, la muerte”
Y llegamos a la parte más tortuosa del capítulo. Aparece
Bosco y escucha los gritos de dolor de una mujer, se acerca sigilosamente hasta
el lugar de donde proceden dichos gritos, encontrándose a Francisca que está
siendo maltratada por esa horda de asesinos sin escrúpulos, que sólo son
valientes amparados por sus secuaces. Haciendo acopio de su superioridad con
una mujer indefensa. La empujan de un lado para otro, la insultan, la golpean,
la quieren amedrentar, pero están muy lejos de conseguirlo “¿Y ahora qué? ¿Se te han bajado las ínfulas ya, ama?” “Si lo dices por los meneos, hace falta
más que eso para subyugar a la
Montenegro” La lanzan hacía una anarquista “Las cerdas como tú, no merecéis
vivir” Aquí iba a contestarle yo a esa zorra anarquista, pero, ya se ha ocupado
ella de contestarle “¡¡La única cerda eres tú!! Di que sí Francisca, ni todos
juntos llegan a tener la mitad de coraje que tú. El valiente de turno la golpea
haciéndola caer al suelo, mientras otro bravucón la levanta diciéndole que les
va a dar todas las riquezas que posee “Eres más idiota de lo que creía si
piensas que voy a darte un sólo céntimo” La vuelven a lanzar contra el suelo
mientras uno grita que la mate “¿Es eso lo que quieres?, di algo, defiéndete“ “Haced
conmigo lo que os plazca, pero no os suplicaré” Estos arrestos Montenegro,
dejan perplejos a esa panda de cobardes, no comprenden como una mujer puede ser
tan temeraria. Mientras oculto tras la maleza Bosco es testigo del vilipendio
al que está siendo sometida. El que parece el cabecilla de esa chusma asesina,
saca un revolver del cinto. Una lástima que no se le disparara antes de sacarla
y le diera en esa parte de la cual presume y no posee. La encañona y Francisca
espera el final, parece ser que ya es inminente, va a morir. Pero uno de los
secuaces lo impide, no quiere esa muerte para ella.
Llegan con un caballo, él va a ser el que le de muerte “Vas
a morir desollada, lenta y dolorosamente” Le espeta una exaltada, pero ella haciendo gala de su arrojo
le contesta, está asustada, sí, pero no lo va a demostrar, es Francisca
Montenegro y morirá matando “Así me aparto de tu hedor” Rabiosos por no poder
doblegarla la tiran al suelo y se disponen a azotarla. Un golpe, otro, otro
más… ¡malditos cobardes! Bosco que está presenciando como la apalean, a cada
golpe, a cada grito que escapa de Francisca, recuerda como él mismo era
golpeado con igual saña. La golpean con odio, ese odio que solo tienen las
personas sin alma, sin escrúpulos, que hacen lo que sea con tal de conseguir
sus fines, que no son otros, más que infringir dolor ajeno y enriquecerse a
costa de quien sea y de la manera que sea. Bosco incapaz de aguantar por más
tiempo el tormento al que están sometiendo a Francisca, se aparta de la visión tapándose
los oídos, mientras de fondo se siguen escuchando los golpes y gritos de la
Montenegro.
¿Lograrán los insurrectos terminar con la vida de Francisca?
¿La ayudará Bosco a escapar de sus garras? Esto lo veremos mañana. Ahora sólo
nos queda recomponernos de las dolorosas imágenes que nos han ofrecido hoy.
AVANCES
Mira María Castañeda, mira, te la estás ganando a pulso desagradecida
de mi…….da y me voy a callar porque me enciendo.
Y porque no todo va a ser malo esta semana ¡Por fin tenemos
a María Bouzas en un VE! Ya podéis mandar vuestras preguntas para ella o para Francisco que estará acompañándola.
Magistral y detallada. Enhorabuena por describir paso a paso todas y cada una de las sensaciones y emociones por las que va atravesando Francisca. Me has hecho revivir paso a paso cada latigazo, cada empujón, el hedor del aliento de los anarquistas, la presión en su cuello, el dolor de los golpes y el cañón de la pistola apuntando.. Sublime y perfecto Sonia... me quito el sombrero... te has superado... Muaks. Gracias.
ResponderEliminarLo primerísimo de todo, Sonia, es felicitarte por el artículo. ¡Bravo! Te agradezco que solo hayas comentado las escenas de María, porque a fin de cuentas era lo único importante y principal de este capítulo.
ResponderEliminarDe la Bouzas, ¿Qué decir? Cuando crees que ya no hay nada en ella que pueda sorprenderte, llega y te deja sin aliento. Es maravillosa, una diosa, la mejor. Única e irrepetible. En cuanto a Francisca, ya podía aprender más de uno y más de dos de lo que es la valentía. Lo que me entristece de estas escenas es la actitud de ella, derrotista. Deseando morir, pero como es ella. Sin suplicar. Grande en todo momento.
¡Bravo! si es que no se puede decir más. María, te adoramos hasta el extremo
Gracias de nuevo, Sonia