Selecciona tu idioma

.

miércoles, 20 de mayo de 2015

1075

A las buenas nos de Dios, mis queridas/os raipaquistas/os.

Vamos con el capítulo de hoy, que muy largo no va a ser, pues me voy a saltar toda la paja que habido. He quedado hasta el mismísimo moño de lloronas, timbas, viajeros, amargados y demás hierbas. Por lo que sólo me voy a centrar, en lo verdaderamente interesante, que como podéis adivinar, son Francisca y Raimundo.

El cambio que está dando Francisca, es asombroso, una verdadera lástima que Raimundo siga persiguiendo, como dijo Ruth en su artículo, las pelusas del diente de león. No hacemos carrera de este hombre. A un internado te vamos a mandar a que espabiles, que mira que espabilada te ha salido la nieta (me refiero en amoríos, no vayáis a pensar en estudios)

Pues después de esta introducción, voy a dar paso al comentario y cual saltadora en unas olimpiadas, salto hasta que aparecen Francisca y Raimundo, que regresan de ver una obra de teatro. ¡¡¡¡Síiiii, por fin lo ha logrado!!!!
Francisca vuelve eufórica, y no es para menos, que lo suyo le ha costado arrancarlo de la biblioteca. Comentan la obra que han ido a ver, pero lo que más le ha gustado a la Paca, ha sido poder presumir de maromo delante de todos.

─Y yo me siento muy honrado con su belleza, señora mía. (¿Honrado? ¿Señora mía? Mira Raimundo, te libras porque Fe entra como una exhalación dando gritos, que si no, me ibas a explicar eso)
Ante la aparición repentina de Fe, Francisca se sobresalta  y reprende a la criada. Pero Raimundo con la amabilidad que lo caracteriza, le pregunta qué es lo que se le ofrece, a lo que la muchacha contesta que venía para preguntarles si les preparaba algo de “condumio”  Francisca dice que no tiene casi apetito, que cualquier cosa para engañar al estomago servirá. Ay pillina, tú no es que no tengas hambre, lo que tú quieres es algo ligerito y rápido para saciar tus otras hambres, no sabes tú na.
─Vamos, no tienes motivos para enfadarte con ella.
─Ha de cuidar sus modales.

─Y tú has de cuidar tu mal humor. Tienes los nervios a flor de piel y cualquier sobresalto te altera. (Vamos a ver Raimundo. El mal humor tiene una sola solución y sólo tú la tienes. Y lo de los nervios ¿cómo estarías tú si te hubieran intentado matar?) Francisca le dice que todavía no se ha repuesto del encontronazo con Severo y Raimundo le recuerda que ambos se han prometido disfrutar de todos los días que pasen juntos.
─Es muy cierto, aunque, temo que habrás de recordármelo con asiduidad.
─Bueno, eso significará que estoy a tu lado ¿A caso hay mejor motivo para la felicidad? (¿Te contesto Raimundo, o ya sabes que otro motivo te falta para la felicidad plena?)

Y cual ironwoman que se precie, porque hay que serlo, para aguantar durante más de 10 minutos de soporíferas escenas, para ver la cocina de la Casona con Mauricio, dando buena cuenta del chorizo y a Fe limpiando la plata, hablando del cambio de humor de sus señores.
Francisca baja con ese nuevo modelito, que por lo que se ve, lo compró en la “Fashion week de PV”  y por más que me fijo, no sé si ha bajado andando o volando. Le da una lista a Mauricio para que se encargue de conseguir todo lo que hay en ella y ordena a Fe, que ha de subir para explicarle como tiene que disponerlo todo.
Pero antes de retirarse, alaba el guiso que Fe está preparando, y “roba” un trozo de chorizo del plato de Mauricio. Que gusto da ver a Francisca de esta manera, si es que es un solete de mujer, aunque sólo nosotras y Raimundo lo veamos.
─Así de contenta la tiene el señor Raimundo (Fe, pues imagina si le diera raipapolvos, como iba a estar)

Esta vez ni triatlón ni narices, ha sido una maratón, 15 minutos hemos tenido que esperar, para entrar de nuevo en la Casona.
 Francisca se afana en preparar una mesa digna de reyes, plena de los manjares más exquisitos para agasajar a su hombre.

─Por todos los santos ¿Pero qué estamos celebrando? (Eso me pregunto yo ¿qué carajo estamos celebrando?)
─ ¡La vida amor mío! (Pobre Francisca, a falta de otras celebraciones (léase raipapolvos) se conforma con la vida, que no es poco, que como dice el refrán “Mientras hay vida, hay esperanza” y de eso a Francisca y a nosotras, nos sobra)
─Eso de ahí, es caviar. Jamás lo había probado antes. (Sí  Raimundo, eso es caviar, y la que tienes delante, Francisca, y también hace mucho que no la pruebas)

Francisca le da a probar el caviar. Y Raimundo para corresponderla, le da a morder  una fresa, que Francisca muerde sensualmente, para después morderla él, cosa que hace que Raimundo sienta una  pasión desbordante, que le hace soltar la fresa, a la par que de un manotazo despeja la mesa subiendo en ella a Francisca, besándola con desesperación y en un maestro movimiento de mano, le va subiendo la falda para….

Uy perdón que así no ha sido, ha sido un pequeño lapsus que he tenido. Que pedazo de escena han dejado pasar estos guionistas, a huevo lo han tenido, a huevo. En fin, sigamos.
─Adelante. Sólo una pizca. Habrás de saborearlo y jugar con las perlas antes de masticar.

─Ummmm fascinante. (Raimundo, una cosita, ¿te has dado cuenta que el collar de Francisca, también es de perlas? ¿Por qué no haces caso a las sabias palabras de tu churri y juegas con ellas, antes de darle un buen mordisco a su dueña?
Raimundo está gratamente sorprendido, pero quiere saber  a qué se debe semejante festín. Francisca le dice que es para cumplir con lo que se han propuesto ¡vivir! Que quiere disfrutar de su fortuna con él.

─Soy muy feliz.

Y al tarambana de Rai, no se le ocurre otra cosa, que decir:

─No sé qué te habrá dicho don Anselmo, pero ha producido en ti un efecto vivificador. (Ya está, confirmado, Raimundo, eres tonto, pero tonto, tonto. ¿Cómo puedes pensar que las palabras de un cura causen ese efecto en Francisca? Si es que te daba con la mano abierta.

─Me ayudó a quitarme un gran peso de encima, ciertamente. Sin embargo eres tú quien me ha devuelto las ansias de vivir. Soy una mujer nueva gracias a ti Raimundo.

Y ahora viene lo gracioso.
─Recuperemos el tiempo perdido.
─Sí, gocemos del amor hasta el fin de nuestros días.

No me digáis que no son graciosos y todo esto con esa música nueva que les han puesto, que me ha recordado a la marcha triunfal de la ópera Aida, no me preguntéis porqué.

¿Será esto una señal?

Y hasta aquí hemos llegado ¡Bueno, no! Que esto es digno de mención.

Fe se encuentra con Emilia en la plaza que parece estar esperando a alguien.

─Emilia ¿Qué tanto anda mirando con esa cara de escupidera?

Lo siento, perdón, no he podido evitar ponerlo, jajajajjaja

Ahora sí mis queridos raipaquistas, me despido de vosotros.







No hay comentarios:

Publicar un comentario