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lunes, 18 de mayo de 2015

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Muy buenas tardes raipaquistas y raipaquis-toooosss. Está visto que la clave de la falta de ardor sexual que reina en la casona, ha de tener una raíz profunda que las raipaquistas queremos desentrañar. Ansiamos saber. Es más, creo que es algo digno de estudio.

Hoy en “Cuarto milenioraipaquis”…

¿POR QUÉ LA CASONA CONVIERTE A RAIMUNDO EN UN EUNUCO? ¿ES QUE A ESTE HOMBRE SOLO LE ATRAEN LOS LIBROS? ¿SERÁ QUE DON ANSELMO LO HA CONVERTIDO EN UN “CASTRATI” PARA QUE CANTE EN EL CORO DE LA IGLESIA?

Pues no lo sé, Iker. Sinceramente lo dudo. El efecto de la casona sobre Raimundo creo más bien que es un caso único. Hasta he llegado a pensar que tal vez la solución sea que nuestra Francisca se disfrace de alguna obra clásica. No, no os la imaginéis vestida de Julieta o de Dulcinea del Toboso, así con el corsé apretado. Me refiero a que más bien, coja tijeras y pegamento, le de a las manualidades y se disfrace de libro.

Literal.

¿Será que en las Américas le dieron unas fiebres tropicales y ahora, eso sí, con efecto retardado, le han dejado impotente?

Porque si no, que alguien me explique cómo es posible que ni a punto de perder a su churri a manos del Chips Ahoy, le de un abrazo en el que aparta el culo hacia atrás (no sea que se rocen partes oxidadas) y minutos después, esté con un libro entre las manos y no haciendo la croqueta con Francisca a lo largo y ancho de la alfombra del salón.

Y para más inri, que os juro que me dan ganas de cortarme las venas con un folio, a Hipólito le da por las novelas eróticas. A Mauricio por tomar pastillitas azules que le ponen más ardiente que el palo de un churrero. Más salido que el pico de una plancha. Y a Rai… En fin, a Don Raimundo le da por leer libros, pasear por la finca y tomar el té con el cura. Cualquier día le veo haciendo punto de cruz. O tapetes de ganchillo para cubrir el piano y no coja polvo.

Ay polvo. Ahí no lo coge nadie. ¡Manda carallo!

Mira, me voy a poner ya con el capítulo porque no doy crédito. Tras Prados, Bosquejos, locas de atar y demás seres que pululan como el polen, y que me interesan menos que el famoso “¿A qué huelen las nubes?”, nos encontramos con el Ulloa llenándole el copazo a la Paca.
 
 
Anda ya, majo. ¿No se te ocurren otras cosas mejores para darle? ¿Alcohol? ¿En serio? Que la pobre anda asustada por el ataque del Cuétara, pero le guiñas un ojo, le alzas una ceja, y ya la tienes sobre las rodillas. En fin, que tras lo ocurrido, Francisca ha decidido reforzar la vigilancia y a Raimundo le parece excesivo.

¿Excesivo? ¿Te has golpeado la cabeza y te has quedado medio lelo? ¡Que han intentado matarla! ¡Que tiene miedo! ¡Que tiene que dormir sola porque en un flus te ha vuelto otra vez la sangre horchata! Señor… dame paciencia. Dame paciencia.

- No puedes permanecer encerrada en esta casa durante el resto de tu vida… -.

- Si tú estás a mi lado, no me importará -.
 

Hija mía, tienes más moral que el alcoyano. O tal vez seamos nosotras las que la tengamos, ya que esperamos cosas que nunca se van a dar. O ¡quién sabe! Igual nuestro Rai se enfrasca entre tanto libro porque está escribiendo a escondidas novelas eróticas, como Hipólito. Sí, ahora soy yo la que parece medio lela. Porque no sé qué escribiría Don Ulloa al respecto, porque ahora mismo, le colocas un hábito franciscano y es clavadito a Guillermo de Baskerville. Envuelto en legajos. Casto y puro.

- ¿Acaso no soy suficiente escolta para ti? -.

Hombre, puestos a elegir, seguro que no le importaría que le hicieras una vigilancia cuerpo a cuerpo…

- ¿Y si no puedes salvarme una tercera? -.

- Entonces compartiré tu suerte -.

¡La madre del cordero! Si es que a pesar de tenernos a pan y agua y entregadas al alcohol, nos pone esa carita, suelta cosas de estas y ya nos tiene babeando a sus pies. Tendrán que hacer un estudio sobre nosotras.

“El efecto Ulloa en las raipaquistas, Volumen I”.

Venga, una caricia y a la camita. Cada uno a la suya. Señor, señor, señorrrrrr.

Y llega la mejor escena de todo el capítulo. Bueno, la mejor de los últimos 73 capítulos. Desde aquel lejano morreo que no nos daban una escena tan ardiente en la que Francisca fuera una de las implicadas. Y todo ello, llevando ya Raimundo un porrón de días viviendo en la casona. Tiene que ser Mauricio el que mire a la Paca con la misma cara con la que él observa una primera edición de “El Capital” de Karl Marx, o Don Anselmo un cheque de la Montenegro.

Las pastillas siguen causando tantos estragos en el capataz, que ya apenas puede controlarse. Y encima la Paca provocándole, le planta todo el pandero delante de los ojos. Cierto es que la postura es un poco “Pozí, Amparo”, pero Mauri está hoy que no hace ascos a nada. Que si Francisca llevara un saco de esparto, daría igual porque a Mauri le pone.

Y ella hoy, que parece que le ha dado por el contorsionismo y por hacer posturitas y estiramientos, (que cualquiera diría que no ha dormido bien por la noche… ejem ejem) no se da cuenta de que al otro le está poniendo más caliente que el diablo con paperas. ¡Y cómo no! Que nuestra Francisca es toda una mujerona, aunque algunos no parezcan darse cuenta.
 

- Señora, ya sabe usted que yo estoy aquí para lo que necesite. Para lo que desee -.

Paquita, chata. Ese “para lo que desee” te está dando a entender muchas cosas. Líate la manta a la cabeza, coge a ese hombretón y llévatelo a la era, que el botánico y literato que tienes por novio, está entretenido corriendo detrás de las pelusas que suelta un diente de león, pensando que son las suyas que se le escapan y se siente desnudo sin ellas.

- ¿Por qué me miras así? ¿Qué te ocurre? -.

Ella, que no es tonta, se nota observada. Y claro, ante la falta de costumbre de que la miren así, pues anda desconcertada. Mauri se justifica con la excusa de una fiebre repentina que le ha entrado. Fiebre del sábado noche, tiene este. Dale cuartelillo y te hace un baile a lo Travolta mientras te suelta las enaguas.

Y para rematar, Francisca le toca. Pues justo lo que necesita, hija mía, que le pongas la mano encima. ¿Pues no ves que él quiere ponerte la suya en aquel lugar en que la espalda pierde su buen nombre?
 

Y aquí, o Paquita se ha abrasado la mano con tanta calentura o el pobre Mauri está sudando más que un pollo en el asador. Paca, disimula un poco… que solo te ha faltado soltarle un “qué asco, te he tocado”. Con lo majo que es el capataz y todo lo que te cuida. Sí, como el seto de tu novio, pero al menos, Mauricio te mira con deseo.

Francisca se empieza a poner nerviosa y le da puerta. Ya a solas, se mira de arriba abajo y se toquetea hasta la pechuga.

Observad cómo al fondo se puede ver al botánico observando el vuelo acrobático de una pelusa. Que ya se lo podían haber montado en la mesa del despacho, que él ni flowers.


Y como aquí quien no se consuela es porque no quiere, en el universo raipaquístico la escena ha ocurrido de otra manera. No era Mauricio, sino Raimundo el que estaba mirando con aire lascivo a su churri. He aquí la prueba.


 Y en realidad, Raimundo cada vez que anda disperso, en lo que piensa realmente es en esto:


En fin muchachas y mucha-chooooooos. Estoy desolada. Esta es nuestra situación real. Mucho caloret en algunos excepto en quienes deberían arder cual fallas.

Seguiremos investigando. ¡Prometido! Y con esto y un bizcocho…¡Hasta la próxima!

Y para finalizar, un documento inédito que ha llegado a la redacción de Cuarto Milenioraipaquis: la llamada desesperada de una mujer que busca un hombre. A su hombre. Una mujer, que aunque distorsionada la voz, es nuestra Francisca Montenegro.


Les rogamos que le den volumen a los altavoces ya que es algo paranormal y se escucha bajito y escuchen el audio completo. Es escalofriante


4 comentarios:

  1. Ruth, me rindo a tus pies!!

    Pedazo de artículo te has marcado, no me he podido reír más.
    Tienes toda la razón, esto es digno de estudio, lo que ya no sé si tienen que estudiar a Raimundo, o nos tienen que estudiar a nosotras, porque lo de Rai tiene tela, y lo nuestro, lo nuestro es un poltergeist!!!

    De la escena con Mauricio mirando con deseo a la Paca, no sé si reírme o llorar, porque tiene guasa que tengamos que ver semejantes miradas en el capataz.

    Muchas gracias por este divertidísimo artículo.



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  2. Bueno, buenísimo !!!! Felicitaciones Ruth !!! No has perdido detalle .
    Si ante tal belleza,el no se atreve, pues que ella lo seduzca, !!!! Creo que me gustaban más peleando que con esta actitud tan tonta de ambos

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  3. jajajajajajajajajajajajajajajajja... ayyyyyyy que me meooooo solaaaaaa... jajajajajajajajajajaja, por favor, pedazo artículo jajajajajaja, que grande, que inmensa...
    Me ha encantado, le has dado al Ulloa hasta en el carné de conducir... jjajajajajajja. Genial.... que lástima de pastillas para Mauricio, y no para raimundo, diantres... lo que hubiésemos disfrutado nosotras leñes!!!!!

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  4. Genial. Genial. Es que además de todo lo que aguantamos, las raipaquistas somos capaces de reírnos de nuestras desgracias como nadie. Porque esta convivencia con Raimundo hecho un zombie es una desgracia mayúscula. Atenta contra años de espera, de sufrimiento, y sobretodo contra lo máximo que tenemos que es nuestro hombre imaginario, el construido en metros y metros de papel y archivos word.

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