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lunes, 9 de junio de 2014

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Hoy comenzamos con el primer capítulo que María Bouzas nos recomendó que no debiéramos perdernos. Y vaya si tenía razón, ha sido un capitulo impresionante.

Antes de comenzar a comentar el capitulo, permitidme que puntualice primero la actuación de María.
Hoy ha estado fantástica. Cuando todos pensamos que no se puede superar lo que nos ha ofrecido ya, va ella, y lo supera con creces. Es una actriz con infinidad de registros, tiene la virtud de conseguir, con un sólo gesto, con una sola mirada, exteriorizar todo lo que quiere trasmitir al público. Hoy nos ha hecho partífices de las emociones de su personaje, simplemente con una voz quebrada, con la expresión de su cara, no le han hecho falta palabras para mostrarnos todo el dolor que en ese momento estaba experimentando Francisca, nos ha metido en su piel, nos ha hecho sentir como propio su abatimiento. Pocas actrices hoy en día pueden conseguir esto y María Bouzas es una de ellas. Una actriz demuestra que es grande, cuando tiene la facultad de hacer empatizar al público con un personaje y ella lo consigue, hace que cuando está interpretando, nos parezca  real lo que está haciendo, y eso es lo que hace grande a la Bouzas.
Desde este humilde blog y en nombre de todos/as las que disfrutamos con su buen trabajo, quiero enviarle nuestra más ferviente admiración por ella.

María, ¡¡Muchas gracias por regalarnos tantos buenos momentos!!

Después de este pequeño inciso, vamos al lío, porque tiene telita el capitulo.


Dejamos el capitulo anterior, a una Francisca totalmente hundida, mirando la foto de su adorado hijo, y un abrecartas en la mano. Francisca no puede más, está desesperada, las continuas desilusiones, engaños, etc.  Se van sumando a la muerte de su hijo, todas ellas han ido haciendo  mella en ella, dejándola abatida y derrotada. Está cansada de la vida, anhela la paz que le proporcionará la muerte, no ve más salida que esa, morir. Está dispuesta a hacerlo. Levanta el abrecartas lentamente para hundirlo en su pecho y así, por fin, poder descansar. Pero el azar ha querido que Mauricio sintiera un mal pálpito, e irrumpiera en el despacho desbaratando lo que ya parecía ser inminente.
Francisca intenta disimular ante Mauricio sus verdaderas intenciones. Pero su voz entrecortada, el abrecartas en su mano y su palpable nerviosismo, hacen evidentes sus trágicas intenciones ante el capataz. Intenta enmascarar la realidad, detrás de unas palabras que intentan parecer verídicas, pero  que no tienen credibilidad alguna. Mauricio sigue intentando en su afán de protegerla, advertirla de lo importante que es, que no salga de la casa, que los anarquistas han acampado en la Peña de los muertos. Pero Francisca sigue sin querer escucharle “Que tú vengas a decirme una y otra vez lo mismo, y que yo, tenga que echarte” son las últimas palabras que puede pronunciar Francisca antes de salir del despacho, dejando al pobre Mauricio, angustiado por la situación que acaba de presenciar  y con la certeza de que ha interrumpido lo que iba a ser el final de su ama por sus propias manos, dándose cuenta de que con esa aptitud, no podrá protegerla de ella misma.

Mauricio y Fe hablan de Francisca que sigue encerrada en su despacho sin querer ver a nadie. “Me tiene en un Ay Fe, de veras te lo digo” ¿Es, o no es para comerse a Mauricio? Qué manera de preocuparse y entender a Francisca, él mejor que nadie sabe por todo lo que ha pasado y el trabajo que le ha costado mantener su estatus siendo mujer.

Mauricio llega acompañado de don Anselmo, que está empeñado en ver a Francisca. Pero pronto descubren que ha salido de su despacho. Fe llega con la noticia de que la doña no se encuentra en su alcoba ni en el jardín. Saltan las alarmas en la Casona, hay que buscarla por todos lados. Pero Francisca está lejos de la seguridad de su casa.
Aparece de nuevo en escena Francisca, camina por un paraje solitario y a solas. Parece que va sin rumbo fijo, pero todos sabemos donde se encamina, en busca del desastre.  Esta mujer se ha empeñado en acabar con su vida, y vive Dios, que si no lo impide nadie, así será. Hay que recordar, que Francisca es tenaz y pone el corazón en todos sus empeños.  Ese mismo corazón que entre todos se han encargado de pisotear y destrozar, causándole esa desazón y desesperanza que le han quitado las ganas de vivir y creer en el ser humano. No le quedan ganas, ni fuerzas para seguir luchando, va contra corriente, ya no puede  recoger sus pedazos, lamer sus heridas, y seguir adelante. Todos son culpables de llevarla a esta fatídica situación, por pensar que es fuerte, que nada le afecta, que nadie le importa, y nada más lejos de la realidad, si se muestra así, es por defenderse de lo que justamente ahora la derrumba. Por bajar la guardia, por quitarse la coraza que la protegía y que ahora está fragmentada sin posibilidad de volverla a reconstruir.  Camina con desesperación y angustia, en busca de una paz, que nunca encontrará en el mundo de los vivos.

Mauricio dirige a sus hombres para que busquen a su señora por los caminos. Dolores que pasaba por allí, que casualidad, al enterarse de lo que ocurre, le indica a Mauricio que Pedro como alcalde que es, debería comandar la búsqueda, pero Dolores, reina, si tu esposo dirigiera a los hombres, apañada iba a estar Francisca, deja que Mauricio se ocupe de esos menesteres y Pedro se dedique a alcaldear y que no enrede.

 
Por fin Francisca llega donde se encaminaba, a la Peña de los muertos, en busca de los asesinos anarquistas que le darán el final que tanto ansia. Llega gritando su nombre, provocándoles, desafiándoles, hasta que uno de los asesinos le sale al paso y da la cara. “Vives bajo siete llaves en ese palacio tuyo y ¿te nos vas a presentar así, sin protección alguna?” “Vengo sola, mi valor es mi única armadura” Desde luego la Montenegro tiene más arrestos que muchos hombres que presumen de ello, ya dijo Ayala cuando la tenia secuestrada y la estaba torturando,  que no había visto nada igual, que hasta los hombres más duros se habrían quebrado ante los golpes. Pero esa es Francisca Montenegro. El anarquista la llama “Explotadora y audaz” “Dejémoslo en audaz” Ella les sigue provocando llamándoles asesinos, quiere morir, pero no por ello va a dejar de decir lo que piensa “Sois escoria” “Dime eso otra vez si tienes cuajo perra” No sólo tiene cuajo para decírtelo, asqueroso  asesino, si no que se atreve a escupirte en la cara como respuesta. “No sé qué demonios has venido a buscar aquí, pero te diré lo que vas a encontrar, la muerte”

Y llegamos a la parte más tortuosa del capítulo. Aparece Bosco y escucha los gritos de dolor de una mujer, se acerca sigilosamente hasta el lugar de donde proceden dichos gritos, encontrándose a Francisca que está siendo maltratada por esa horda de asesinos sin escrúpulos, que sólo son valientes amparados por sus secuaces. Haciendo acopio de su superioridad con una mujer indefensa. La empujan de un lado para otro, la insultan, la golpean, la quieren amedrentar, pero están muy lejos de conseguirlo “¿Y ahora qué? ¿Se te han bajado las ínfulas ya, ama?” “Si lo dices por los meneos, hace falta más que eso para subyugar  a la Montenegro” La lanzan hacía una anarquista “Las cerdas como tú, no merecéis vivir” Aquí iba a contestarle yo a esa zorra anarquista, pero, ya se ha ocupado ella de contestarle “¡¡La única cerda eres tú!! Di que sí Francisca, ni todos juntos llegan a tener la mitad de coraje que tú. El valiente de turno la golpea haciéndola caer al suelo, mientras otro bravucón la levanta diciéndole que les va a dar todas las riquezas que posee “Eres más idiota de lo que creía si piensas que voy a darte un sólo céntimo” La vuelven a lanzar contra el suelo mientras uno grita que la mate “¿Es eso lo que quieres?, di algo, defiéndete“ “Haced conmigo lo que os plazca, pero no os suplicaré” Estos arrestos Montenegro, dejan perplejos a esa panda de cobardes, no comprenden como una mujer puede ser tan temeraria. Mientras oculto tras la maleza Bosco es testigo del vilipendio al que está siendo sometida. El que parece el cabecilla de esa chusma asesina, saca un revolver del cinto. Una lástima que no se le disparara antes de sacarla y le diera en esa parte de la cual presume y no posee. La encañona y Francisca espera el final, parece ser que ya es inminente, va a morir. Pero uno de los secuaces lo impide, no quiere esa muerte para ella.


Llegan con un caballo, él va a ser el que le de muerte “Vas a morir desollada, lenta y dolorosamente” Le espeta  una exaltada, pero ella haciendo gala de su arrojo le contesta, está asustada, sí, pero no lo va a demostrar, es Francisca Montenegro y morirá matando “Así me aparto de tu hedor” Rabiosos por no poder doblegarla la tiran al suelo y se disponen a azotarla. Un golpe, otro, otro más… ¡malditos cobardes! Bosco que está presenciando como la apalean, a cada golpe, a cada grito que escapa de Francisca, recuerda como él mismo era golpeado con igual saña. La golpean con odio, ese odio que solo tienen las personas sin alma, sin escrúpulos, que hacen lo que sea con tal de conseguir sus fines, que no son otros, más que infringir dolor ajeno y enriquecerse a costa de quien sea y de la manera que sea. Bosco incapaz de aguantar por más tiempo el tormento al que están sometiendo a Francisca, se aparta de la visión tapándose los oídos, mientras de fondo se siguen escuchando los golpes y gritos de la Montenegro.




¿Lograrán los insurrectos terminar con la vida de Francisca? ¿La ayudará Bosco a escapar de sus garras? Esto lo veremos mañana. Ahora sólo nos queda recomponernos de las dolorosas imágenes que nos han ofrecido hoy.

AVANCES


Mira María Castañeda, mira, te la estás ganando a pulso desagradecida de mi…….da y me voy a callar porque me enciendo.


Y porque no todo va a ser malo esta semana ¡Por fin tenemos a María Bouzas en un VE! Ya podéis mandar vuestras  preguntas para ella o para Francisco que estará acompañándola.

2 comentarios:

  1. Magistral y detallada. Enhorabuena por describir paso a paso todas y cada una de las sensaciones y emociones por las que va atravesando Francisca. Me has hecho revivir paso a paso cada latigazo, cada empujón, el hedor del aliento de los anarquistas, la presión en su cuello, el dolor de los golpes y el cañón de la pistola apuntando.. Sublime y perfecto Sonia... me quito el sombrero... te has superado... Muaks. Gracias.

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  2. Lo primerísimo de todo, Sonia, es felicitarte por el artículo. ¡Bravo! Te agradezco que solo hayas comentado las escenas de María, porque a fin de cuentas era lo único importante y principal de este capítulo.

    De la Bouzas, ¿Qué decir? Cuando crees que ya no hay nada en ella que pueda sorprenderte, llega y te deja sin aliento. Es maravillosa, una diosa, la mejor. Única e irrepetible. En cuanto a Francisca, ya podía aprender más de uno y más de dos de lo que es la valentía. Lo que me entristece de estas escenas es la actitud de ella, derrotista. Deseando morir, pero como es ella. Sin suplicar. Grande en todo momento.

    ¡Bravo! si es que no se puede decir más. María, te adoramos hasta el extremo

    Gracias de nuevo, Sonia

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