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¿Para qué va a ser trascendental el capítulo de hoy de Puente Viejo, si el día ya viene cargadito de noticias? ¡Para nada! Sabiendo de la importancia de lo acontecido en el país en la mañana de hoy, pues han pensado: “chica, seguimos como siempre y pasamos de puntillitas. Algo sencillo y que no de mucho el cante” Y eso que nuestra amada serie va en pos de los tiempos y hasta revolucionarios tenemos. ¡Cambios, todos queremos cambios! Eso digo yo. Las raipaquistas seguimos esperando esos cambios que no llegan, y visto lo visto, no llegarán. Y yo me pregunto mientras las veo venir…

En fin, que a pesar de querer centrarme en lo importante de Puente Viejo, que es nuestra querida Francisca Montenegro, voy a hablar también de algunas escenas en las que ella no ha intervenido, pero es que tengo estopa para dar y regalar.

Y llegamos a Fernandito que recibe la “amorosa” visita de Candela, que cual madre, le canta las cuarenta. Eso mismo es lo que le ha faltado a este muchacho. Cariño y una madre que le guiase y recondujese. Quede claro que aquí nadie aplaude las maldades de nadie, pero sí somos proclives a intentar entender el porqué de las cosas y actitudes. Llámalo empatía. Llámalo intentar comprender aunque no alabar. No juzgamos sin más y tratamos de ir más allá. Y dicho eso, prosigo.

Cabecera y allá vamos!! (Veo que mi sugerencia del otro día, cayó en saco roto, y seguimos manteniendo a parte del cementerio de Puente Viejo. ¡Actualicemos, por favor!)

¡Ay mi Paca! ¡Malnacidos! Cómo gustan algunos de atacar cuando van en grupo… a solas, suelen ser unos caguetas la mayoría. En fin, que mientras Francisca está en el suelo, tratando de socorrer a Mauricio, llega Flash Gordon, perdón, Raimundo Ulloa, que al ir corriendo detrás de una pelusa se encuentra con todo el percal. Confieso que mi alma raipaquista ansiaba que se hubiese lanzado al suelo para recoger entre sus brazos a una desencajada y más que ida Francisca, y calmar su temor con suaves besos en la sien mientras… perdón. Mis disculpas, que una se emociona y se desvía del asunto. A ver, la escena no ha estado mal, pero me ha dejado un poco… con ganas de más (como siempre). Raimundo, con ese especial don de palabras que posee, trata de calmar los ánimos de los sublevados, haciéndoles ver que la violencia no es el camino para alcanzar el fin que persiguen. Muy bien Rai, así se habla. Pero me hubiese gustado más... Eso sí, ya podíamos tener en la actualidad, líderes con esos pensamientos y labia que tiene nuestro Ulloa.

El rostro de Francisca y su expresión “no tengo ganas de vivir”, unida a: “Van a matarnos a todos”, de 10. Un ole por María Bouzas, que no sé cómo no tiene un pedestal en todas las plazas del mundo.

 

De Mariana y el maromo paso, solo decir que vaya paciencia tiene el pobre. Es bien dada esta muchacha al victimismo, y cuando habla de lo mal que lo ha pasado y que no quiere que Nicolás pase por lo mismo, debe referirse a cuando estuvo en la cárcel, o a cuando volvió y TODO EL MUNDO, repito, TODO EL MUNDO le dio la espalda. Excepto Francisca… Que digo yo que si la chica necesitaba un trabajo, su hermano tenía una casa de comidas. Y como dice mi abuela, seremos pobres, pero donde come uno comen cuatro. Ella dijo una vez que solo estaba en la Casona por María. ¿Y ahora? ¿Dónde está María que yo no la veo? Anda guapa, que parece que te has aprendido la canción en jueves. Ya sabes, bonita…

El tema regaliz, si no os importa, me lo voy a saltar, porque me parece ridículo. Será que hay pocas cosas de este tipo me hacen gracia. Además, si tuviera propiedades afrodisiacas, mis amigas del cole y yo cuando teníamos 10 años hubiéramos ido más salidas que el pico de una mesa, y creo recordar que no era el caso. Lo que me parece “gracioso” es que se muestre al género femenino puentevejero de esa guisa, siendo ellas las que “acosan” y requieren las atenciones sexuales de sus respectivos. Y ellos, ¡oh pobrecitos! sufriendo… Permitidme que me ría… ¡JÁ! ¿sufriendo un hombre en tal tesitura? ¡JÁ! ¡JÁ! Y… ¡JÁ! (por si no lo había dicho). Pero vamos, que si tan magnífico es, no sé por qué no ha llegado un cargamento a la Casona. Soy capaz de soportar el ver a una Francisca en plan lobona detrás de su macho alfa.

Fin tema regaliz.

Mauricio, al que las raipaquistas hemos adoptado como “segundo amor de nuestra vida” por detrás de Raimundo Ulloa (y algunas veces por delante, perdóname Ibarra, pero es que el hombre está haciendo méritos), está en un ¡ay! con el tema de los anarquistas y la poca o nula preocupación que muestra Francisca al respecto. Parece ser que es el único que se da cuenta de las cosas. Mucho queremos a Francisca, Ulloa, pero eres incapaz de ver el calvario por el que está pasando. Mucho “cuidado con Fulgencio”, mucho “lo siento, amor” (que aún me tiemblan las canillas al recordarlo), pero no te enteras de nada. De nada. Menos mal que de vez en cuando tienes momentos cuquis que nos dejan “matás”. Que si no…

Mauricio intenta recabar la ayuda de Bernarda que es más mala que la tiña. Ahí te pudras, bonita. Que te van a dar pal’pelo cuando se descubra tu juego. No vas a tener campo para correr, porque entre Mauricio y nosotras, te vamos a canear lo que no está escrito. Solo espero que para ese entonces, mi Paca no esté muy destrozada.

 

 

 

Sobre la panda de pazguatos, mentecatos y desagradecidos que se reúnen en la Casa de comidas cual aquelarre de brujas, iba a pasar, pero mira tú. No voy a hacerlo. Y todo porque se dignan a comentar el suceso de la plaza y decidir sobre el merecimiento o no de “escarmiento” hacia Francisca. ¿Se puede saber de qué @#~%% vais? ¿Y os llamáis “buenas personas”? Habló Conrado, el ejemplo de bondad del pueblo. Aplaudido a coro por los palmeros. Aquí quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Que nos gusta ver la paja en el ojo ajeno, y criticarla, pero no vemos la viga en nuestro ojo. Cuidadito chatos, que aquí quien más, quien menos, tiene mucho que callar. Así que, ¡chitón!

Y atentos que llegamos al chiste del día!! Conrado quiere un montón de hijos con Aurora “que tengan tu boca”. ¡Madre del amor hermoso! ¿He oído bien? ¿La boca de su madre? Perrrrrdón???? ¿Es que no quieres a tus propios hijos, Conrado, que les deseas a esos pobre nonatos esa boca? No doy crédito.

Y prosigo, porque Aurora y Conrado tienen muy poquita química y yo ZZzzzzzzz. Aunque claro, pasamos de ésta maravilla a una escena de los ejemplos de bondad, que no sé cómo no son beatos. Deciden así, porque hoy es hoy haciendo un alarde de esa bondad de la que tanto presumen, visitar a los enfermos, o más bien, a Fernando. Solo por recochineo. Solo por tocar un poco los eggs. Gonzalín, que se atreve a agarrar al Mesía de la pechera. Por supuesto, comprobando antes que está bien atado, no sea que se la puedan devolver. Que este muchacho solo demuestra sus “arrestos” cuando el contrincante está en clara desventaja. Escupen su veneno, ay no, sus verdades con todo el derecho del mundo (debe ser que solo ellos son los únicos que pueden hacerlo porque son “buenas personas” que todo lo hacen bien... ¡JÁ!). Carlos Serrano, lo mejor de esa escena con flashbacks incluídos. Zzzzzzzz…

Mariana que es más pesada que un dolor. Quejándose de nuevo porque Nicolás ha decidido trabajar para Francisca. ¡Qué paciencia, señor, qué paciencia! Y mientras, en El Jaral, esa casa de cuento bañada en chocolate, reciben a Candela con todo el amor del mundo. Hasta a Esperanza le llevan para que la coja en brazos (bueno, al muñeco, que hoy se veía que la niña no grababa)

Afortunadamente, tenemos a Mauricio para hacernos llevadero el capítulo. Nuestro hombretón está en un sinvivir con Francisca, cual padre con su hija adolescente que hace lo que le sale del moño. Hasta salir de casa sin permiso y a escondidas. Y como parece darse cuenta que Berni no es trigo limpio y no está muy dispuesta a ayudarle con Francisca, solicita ayuda a Don Anselmo, poniéndole al tanto de la situación con los anarquistas, y las pocas ganas de vivir de la Montenegro. No me gusta nada ver así a Francisca, pero es que cómo no va a estar de esa guisa, cuando todo aquel que se supone que siente aprecio por ella, la traiciona sin ninguna consideración. Pero luego ella es la mala, la que no sufre… Mentecatos todos.

María y Candela, pasopalabra. No puedo con esta niña, con lo majísima que era al principio. Debe ser el roce con los lunares, que le vuelven a uno tonto de remate.

Mauricio el pobre organizando ya una partida de búsqueda. Solo le falta llamar a las comisarias y los hospitales! Pero es que no es para menos. Francisca corre peligro y parece no querer asumirlo. El caso es que aparece ella de pronto, tan pichi, con Bernarda. Me apena que no confíe en el buen hacer de Mauricio cuando ha sido el único que ha estado a su lado siempre.

¡Francisca, espabila!

 

Y de la Casona nos vamos hasta la posada. Allí, Raimundo está preocupado por el estado en el que vio a Francisca durante la trifulca en la plaza. Desganada y sin importarle un ápice vivir o morir, tal y como sucedió en la época catatónica. Ha sido breve, pero al menos Raimundo parece darse cuenta de que Francisca no está bien. Y cuando el Ulloa cavila, es que algo se trae entre manos. ¿Un raipapolvo, tal vez? No, mis queridas amigas. No creo que la euforia del regaliz nos dé para tanto. Conformaos con una posible futura visitilla a la casona

Francisca está destrozada. Y lo peor, desnuda su alma ante la única persona que no debería hacerlo: Bernarda. La muerte de su hijo ha hecho una mella demasiado grande que todos a su alrededor se empeñan en incrementar. Ahondando en la herida cual buitres carroñeros. Se encuentra sola, desamparada y anhelando la muerte como único descanso. Excelente el trabajo de María Bouzas, que es capaz de hacerte partícipe de su dolor y angustia con las expresiones de su rostro.

Bernarda, nos caes mal. Muy mal. No sabes cuánto

 

 

Fiesta en la plaza por el compromiso de la Morris con el Indiana Jones. Y entre jijis y jajas, el pasado regresa ante Conrado. A ver si llega alguien para bajarle los humos a Aurora, porque la niña es insoportable.

¡¡AVANCES!!

Francisca sigue haciendo caso omiso a los requerimientos de Mauricio

Nicolás y Francisca de charleta. El amor… diferentes versiones, según la experiencia de cada uno

Mauricio hablando con Raimundo. “No puedes tomarte la justicia por tu mano”

Y… ¡Esto es todo amigos!