Selecciona tu idioma

.

martes, 3 de junio de 2014

831

¡Nuevo capítulo para comentar! Vayamos de cabeza al lío con un pequeño apunte... 831 capítulos ya,¿Dónde está el raipapolvo? Mi no entender... No entender...

Empezamos con la fiesta de compromiso de Conrado y Aurora. Que, pregunto, teniendo un casutón como es el Jaral, ¿por qué hacen el festejo en la plaza? ¿No les apetece luego estar limpiando y todo se lo dejan a la tita Emilia en la posada? ¡Pasopalabra sobre esta secuencia! Conrado ido totalmente por la visión de Alicia (sí, amigos, ya está aquí esa tercera en discordia). Todos felices, brindando, bla, bla, bla... Por favor, Aurora hablando sola y captando toda la atención, que marrón... Bla, bla bla... También se celebra el compromiso, ya que están, de Nicolás y Mariana. Alfonso que yo no sé si está chispado o son los efectos del regaliz que la pecaminosa de Emilia le da. Y Raimundo muy guapo él con su traje tan colorido (tira a la Casona y déjate de compromisos sin fuste). Ahí tienes a tu nieta, sin perder el tiempo con 18 años y tú, ¡y tú vete a por la Paca con un paquete de regaliz! Después de tanto festejo nos vamos al Jaral para ver como se lo montan Martín y María (y aquí estamos los demás a pan y agua. Que digo... ¡Hambruna y desidratación total! ¡Ni pan, ni agua!).



Seguimos con algo más interesante. Raimundo y el páter en la posada. Hablando de la muerte, de la fe y de... ¡Francisca! Don Anselmo cuenta que va todos los días a misa y todas las semanas al confesionario, Raimundo lo achaca a sus tantos pecados. Llega Mauricio desesperado. ¡Esto sí que es un hombre, Ulloa! ¡Esto sí que es un hombre! Quiere proteger a Francisca a toda costa y muestra su preocupación ante el empeño de ella en negarse a escucharlo. Ni Mauricio, ni don Anselmo, ni Bernarda (que sólo mete baza) han conseguido hacerla entrar en razón para que se proteja en los muros de la Casona. Nuestro capataz más adorado se atreve a pedirle ayuda a Raimundo. Lo mismo, si habla con él, le escucha porque es de las pocas personas que, pese a todo, aún respeta (ese raipaquista bueno...). Ulloa dice que no es buena idea porque se llevan mal (ha dicho que te respeta, ¡no le des vueltas y lanza a la Casona!). La cosa queda en que no va pero que algo tendrán que hacer o Francisca acabará saltando por los aires con tanto anarquista y exhaltado rondando por el pueblo.

Después de esta charleta interesante, Mariana acicala a su chico con su nuevo uniforme. Le tiemblan las canillas. Mariana, no olvides que tienes currele por quien lo tienes. Mariana, no olvides que si tantas ganas tienes de irte (¿no aguantabas ahí por María que, por cierto, ya no está?) la puerta la conoces bien. Y de la Casona volvemos a la plaza con Emilia y Quintina, apodadas estos días como "las locas del regaliz" que disfrutan dando regaliz (y otras cosas varias) a sus respectivos esposos. ¡Están más salidas que el pico de una mesa! Y, pregunto, ¿qué tendrá de interesante ver como andan acaramelados por dichos efectos dos matrimonios cuando sería más interesante verlo en otros? Francisca, bajo los efectos del dulce, se presenta en la posada y le come la boca a un sorprendido Raimundo que, aprovechando la ocasión, engancha una llave de una habitación libre y ya os imagináis el resto. ¡Eso sí que es interesante!

Francisca y Mauricio. Nuestro capataz (como está Mauri estos días, ¡bravo!) trata de convencerla una y otra vez para poder protegerla pero Francisca está claro que está deseando que le metan un trabucazo en todo el pecho (raro es que no coja ella misma la escopeta y les ahorre el paseo a los anarquistas). ¡No te rindas, Mauricio! ¡Tú puedes! Vienen Conrado y Aurora... Apufff... ¡Salto, salto, salto! Primera entrevista de Nicolás con Francisca... Interesante charla sobre el amor y otros particulares. Nicolás está bien formado pero a él le importa más el amor y, a Francisca, no tanto. Cada uno lo ve desde sus circunstancias pero, es normal chico. Tú tienes a una moza que te quiere (a la que quieres) y que se te resistió un poco. Ella, ella... Tuvo, lo perdió, lo volvió a tener... Y mejor no sigamos.



Los Mirañar y después los hermanos y María en el Jaral. Ay, perdón, pero hoy no estoy para el humor Mirañarez y los hermanitos de marras. ¡Perdonarme! ¡Perdonarme! Francisca habla con Bernarda... ¡Paca, eres tonta! (Te lo digo con cariño pero con verdad). Hablan de los prometidos. Francisca no iría a la boda pero le parece de mala educación que no la inviten... Calla, Paca... Calla... ¡Mejor! Y vuelven al tema de Fulgencio. Bernarda se hace la víctima. Su marido adorado ya puede descansar y le tiene envidia. Y luego habla con la herencia, ¿quién disfrutará tus bienes? Ella piensa en su hija Soledad (que la abandonó), en Aurora (a esa ni agua), en María (que también la abandonó) y Bernarda se hace lo loca... ¡Paca que te está conduciendo al abismo! ¡No le hagas caso, rediez! ¡Bicho, bicho malo! Aquí no hago captura porque Bernarda me mete virus de lo mala que es... ¡MALA MALOSA! Reunión de la parejita chofera-cocinera con Fe. Déjate de consejos, de palabras, de mirar la felicidad ajena y tira a por el capataz que todas sabemos que te pone ojitos...


Regresamos en busca de Raimundo, que lo habíamos perdido de vista tras su último encuentro con Maurico. Y, en esta ocasión, lo vemos de nuevo con él. No está muy de acuerdo con la forma en la que el capataz quiere proteger a su señora. No le va lo de tomarse la justicia por su mano (no estaría yo muy segura, Ulloa, no lo estaría). ¿Será eso lo que le hace pensar que sí debe ver a Francisca? Y así le ahorra a Mauricio liarla parda con tanto hombre armado dispuesto a disparar a quién sea. Claro, si la convence, que lo mismo le arrea un morreo y la convence. ¡Consejo, consejo! ¡Yo lo dejo caer por si le interesa! Más Mirañar, más hermanos de marras (de vuelta con Candela a la confitería). ¡Y llegó el momento esperado!


Francisca se encuentra sola en su despacho, pensativa, oye la puerta principal, pasos... Se altera... Se prepara, ¿a morir? Pregunta quién es... ¡Tú! Sí, yo. TU AMOR QUE VIENE A DARTE MANDANGA. No, eso no lo dice, pero lo piensa (como todas nosotras). Francisca no está de acuerdo con su intromisión pero no suena muy, como decirlo, convincente. Le falta fuerza y altivez, y él parece notarlo. Francisca se sienta y le pide que se marche pero, no, no se va a ir... Le va a escuchar (y también os podéis tocar y esas cosas, que la puerta del despacho se cierra en busca de intimidad... ¿Llevará regalices en el bolsillo?). Terminamos con Fernando convencido de que no irá a prisión (iluso) y avances. Mauricio ha descubierto que, quién comanda a los anarquistas, quiere matar a Francisca (OJO, dicho en presencia de Raimundo). Francisca parece pagar su frustración con el pobre Nicolás y, por último, Francisca arregla sus asuntos con los hombres. Nuevo testamento a la vista y Bernarda con las garras preparadas. ¡Aquí se va a liar! Fin... ¿Qué esperábais? ¿Raipapolvo? Ya si eso mañana... Si eso...


3 comentarios:

  1. Si es que de donde no hay, sacamos petróleo. En fin, que de este capítulo solo voy a comentar la conversación de Francisca y Nicolás, que me ha parecido maravillosa. Cada uno habla del amor según este le ha tratado, me ha encantado. Adoró también a ese Mauricio que parece que va sólo remando río arriba y hasta solicita la ayuda de Rai. Me hubiese gustado que la idea de ir a verla hubiese salido del de Ulloa, pero en fin. Es lo que hay.

    De Bernarda no hablo porque me dan ganas de arrancarle los pelos de un tirón. Del resto, es que me da una mezcla de pereza y repelús.

    Eso sí, el momento entrada triunfal en el despacho de Raimundo, me ha hecho recordar los buenos tiempos. Aunque Francisca está floja, y él lo nota. Veremos en qué queda. Pero ese plano de Francisca de espaldas y Rai entrando a lo machote en el despacho...¡Espectacular! Coincido con mi chica was Natalia en eso.

    Muchas gracias cuore!

    ResponderEliminar
  2. Ayyyyy el amooooor... un sólo sentimiento, pero con tantos significados para cada personas... y tan grande el amor de nuestros dos.. que se empeñan en matarlo día a día
    .... lo demás, me lo guardo... que sino, necesitaría que en arrancasen la piel a tiras...
    Muchas gracias Miri...

    De ande no hay.. no se pué sacar...

    ResponderEliminar
  3. Me cansa, me cansa tanta idiotez. Por lo tanto no voy a decir ni mu sobre la familia Ingalls.

    Raimundo está preocupado de veras, me gusta verlo así, no lo puede evitar. Parece que quiere contagiar su preocupación a todos, para así disimular la suya propia, pero ya lo conocemos y sabemos que sufre por ella.

    Y de Bernarda, no me hables de Bernarda que me enciendo. Esa tiparraca me pone de los nervios, que bien sabe la lagarta aprovecharse de Francisca, esto cuando la Paca, era la Paca, ni en sueños hubiera pasado. Hasta dudo y espero que no haya matado a Fulgencio, porque ese fin no se lo merecía, se merece otro peor y de manos de Francisca.



    ResponderEliminar