¿Cómo abordo yo el
capítulo de hoy?, si aún me siguen temblando las manos con los avances de la
semana próxima. Estoy que no quepo en mí de la alegría, del gozo, de la ilusión…yo
que me imaginaba otras dos semanas más de tortura, como mínimo. ¡Pero qué leñes!, si llevamos más de un mes
desde aquel glorioso besazo, ¡ya era hora!
Pues nada, sin solución de
continuidad ¡vamos a ello!…
Y comenzamos con nada más y nada
menos que la pasión desbordante y repentina, dicho sea de paso, entre Aurora y
Conrado, disfrutadla que la dicha va a ser breve. Cómo comprenderéis no voy a
detenerme en la escena, sólo voy a añadir que hay más pasión entre Raimundo y Francisca
en un beso, que entre éstos dos en los preliminares, ¡donde va a parar!. Y otra
cosita Conrado deja de preguntar si está segura, que el tiempo es oro y tú
andas escaso chiquitín. (Vale, vamos a dejarlo que me estoy pasando con los
chistes macabros).
Nos colamos en la Quinta Vieja, y
nos encontramos a Severo y Sabina besándose, ¡cuánto derroche de amor en Puente
Viejo!, ¡qué barbaridad!. Esta chica me gusta, ¿qué indicaciones le habrá dado
Francisca?, está claro que sea lo que sea lo está consiguiendo; resquebrajar esa profunda amistad entre Severo
y su fiel amigo, a ver como avanza la historia que de momento me está
agradando.
Ya en la taberna, nos encontramos
con Nicolás y su amigo Genaro. El otro día lo comentaba en petit comité con otras raipaquistas, ¿este chico habla
un poco raro no?, parece un inglés criado en Murcia, es raro raro. Pero lo que
sí es extraño es la historia que le cuenta a Nicolás de por que ha venido a Puente Viejo. Creo que hay algo más detrás
de esa historia que ha contado, aunque sinceramente tampoco me interesa en
demasía.
Nos vamos al Colmado, Hipólito
ocultando a la cotilla de su madre con quien ha hablado por teléfono. Pero en
cuanto llega Carmelo y le dice que todos los productos que se sirvan en las recepciones
de la Quinta las comprará en el Colmado, se le quitan las ganas de cotillear, por el momento claro está.
Llegan Nicolás y Genaro a casa,
van un poco pasaillos de vinos y dejan plantada la comida a Mariana, vamos un
escenón interesantísimo. Nicolás cuenta
a su mujer cual es el motivo por el que Genaro está en Puente Viejo.
Llegamos a la Casona, y nos
encontramos con el trío con más garbo y alegría de todo Puente Viejo. Inés y Bosco
hablando embobados de Beltrán y Amalia quejándose, como de costumbre, de si el niño le va a dejar
descansar, ¡cansina de tía!
Regresamos de nuevo a Miel
Amarga, vemos desayunando a Severo y Carmelo, se empieza a percibir una cierta tensión entre ellos,
sobre todo por parte de Carmelo. Además éste se da cuenta de la seducción que
tiene Sabina con Severo.
Y llegamos a ese plácido lugar que
nos encanta, sí sí ese, el Jaral; Rosario
y Candela preguntan a Aurora que estuvo haciendo para llegar de madrugada, y
ésta le cuenta que se ha vuelto a reconciliar con Conrado. ¡Precioso, vamos!
En el Colmado finalmente Hipólito explica a su madre que ha decidido
ser barbero. Este chico toca todos los palillos. Pobre, está echado a perder…
Y por fin, aparece la gran Francisca en escena, Mauricio le
está proponiendo subir el sueldo a los jornaleros, pero ella está pensando en
cosas muchos más importantes, por su puesto en Raimundo. Ella cambia
rápidamente de conversación, y le pregunta directamente al capataz si Emilia
sigue estando por las tardes en la taberna ¡Emilia prepárate que llega la
Montenegro!.
En la taberna, Hipólito intenta buscar voluntarios para practicar
su nuevo oficio…menudo peligro tiene sólo viendo la que se ha liado él en la
cara.
En la casona, vemos a Amalia recordando su conversación con
Severo (que ya tienen luces estos dos para citarse en la taberna), ya le ha
confesado que Francisca está detrás de
su “accidente”, y Amalia se percata que Mauricio tiene la chaqueta manchada de
pintura. Miedo me da esta loca…llega Bosco y Francisca, que le riñe por
contestar de mala forma a Bosco.
De nuevo en el Jaral, Aurora le confiesa a Lucas que ha
retomado su relación con Conrado, al chico se le queda la misma cara de tonto
que a nosotras (luego dicen que el amor de Raimundo y Francisca no tiene
sentido, y éste sí ¿verdad?, ¡claro!).
Volvemos a la Quinta. Carmelo habla con Sabina de su cambio
de actitud hacia él. ¡Ay amigo que te la está dando con Severito!. Por supuesto, el cabreo de Carmelo es monumental.
Y llegamos tras el sufrimiento que hemos tenido que soportar
tragándonos todo el capítulo, a la mejor escena. En la Taberna conversan Emilia
y Mariana relajadamente, pero éste relax va a verse de pronto alterado por la
presencia de Francisca, que precisamente (y ya nos gustaría), no va en busca de
Raimundo, si no de su hija Emilia.
Entre tanto vemos a Alicia, colocando una soga alrededor del cuello de Aurora (por cierto, increíble que no haya nadie mas en el Jaral, con todos los que viven ahí...y los que están por llegar; a este paso obligan a los tabernos a cerrar la posada por falta de clientela), pero directamente la paso por alto, porque me parece una atrocidad por parte de ésta última (Aurora por supuesto), al maravilloso arte de la interpretación.
Lo único destacable de los avances es la conversación entre Francisca y Emilia, sólo voy a poner una captura de la escena, porque prefiero que mañana se explaye con todas las ganas quien le toque escribir en el blog.
P.D. como os habréis dado cuenta no ha aparecido nuestro querido Raimundo en todo el capítulo y por esta triste ausencia voy a poneros una foto (antigua, pero es que me chifla), de nuestro galán. Es de la página de facebook de Ramón Ibarra web (que sin haber pedido permiso, estoy segura que a nuestra querida administradora le gustará volver a contemplarla de nuevo por estos lares).
Capítulo muy aburrido, sin Raimundo y Francisca apenas ha salido. Enorme mértio hacer una crónica de este capítulo.
ResponderEliminarOlé por Francisca por ir a hablar con Emilia y dejarle las cosas claras. Afortunadamente he leído los avances de la semana que viene y para el raipaquismo son buenas semanas.
Un saludo.