Buenas Raipaquistas y Raipaquistoooos (porque en algún lugar
del mundo los hay y si María lo dice,
así ha de ser)
¿¿¿ No me digáis que ya os habíais olvidado del raipablogger???
La huelga sigue en pie, hasta que los guionistas se decidan a tratar con
guantes, una historia de amor como la de los nuestros, que no se merecen menos.
Peeeeeero después de más de 100 capítulos en los que hemos
visto de todo (peleamos en la plaza, en el colmado, en la casona y en cada
rincón de PV; nos decimos que ya no sentimos nada el uno para el otro; me cuelo
en la posada a ver si te encuentro; me pides salvar a las cuñadas dulceras y yo
te doy el gusto; quedamos en vernos todos los días SOLO para hablar de la
"situación política" que nos rodea y un sin fin de cosas mas),
después de todo esto POR FIN nos han dado una escena que puede avivar los
ánimos raipaquistas, hasta nueva orden. Como si fuera una bomba de oxígeno que
nos ayudará a llegar vivos hasta la próxima escena...y ojo, no vayan a
desperdiciarlo, porque no sabemos cuándo ocurrirá eso. Así que ándense con
cuidado!
Pero como diría la Paca "Basta de chachara y vamos al
grano" y pasemos a hablar de lo que realmente nos interesa.
Setting: La Casona.
Personajes: Raimundo y la Paca.
Hora: Tarde, muuuuy tarde.
Iluminación: escasa, un par de lámparas, nada más.
Ahora, atreveos a negar, que por lo menos una vez en la vida,
no habéis soñado con ver a Raimundo llegar sin avisar a la Casona y con algo
muy importante que decirle a la doña.
Ella, que se despierta por las voces que provienen de la
planta de abajo, abandona su alcoba para bajar en bata y camisón y ver qué es
lo que está pasando.
La sorpresa que se llevan los dos estando el uno frente al
otro, él visiblemente nervioso y ella que empieza a sospechar que sufre de alucinaciones.
¡Pues bien! Si queréis saber como acaba todo esto. Encender la tele y poneos a ver los dos últimos capítulos.
Pero un consejo... ¡Apagar la imaginación!