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viernes, 4 de abril de 2014

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Como ya se venía haciendo desde hace al menos dos meses, y con más de 11.000 visitas en las espaldas, una de todas las raipaquistas dejó a un lado los tediosos libros de 2° de Bachillerato y se acomodó frente al ordenador, acarició con la yema de sus dedos las letras del teclado y comenzó a escribir...

"Erase una vez, en un reino llamado Puente Viejo, una solitaria reina que encomendaba a su lacayo la entrega de las invitaciones para la fiesta que tendrá lugar en unos días con honor a sus primos, Fulgencio y Bernarda. Con la consciencia tranquila, pues al fin había decidido dar el paso hacia la reconciliación con la princesa, ni se esperaba su visita, que irrumpiría segundos después en su despacho. 



La princesa destronada comenzó a lanzarle improperios a la reina, empujándola, metafóricamente, para que desandase el paso que, tragando su orgullo, había sido capaz de dar. 
Pero, ¿qué esperar de una princesa caprichosa? 
Nada bueno si a sus caprichos se suman las pócimas entontecedoras que tan bien conoce el mago Martín. Así que, tras el desagradable desencuentro, la reina gritó hasta quedar a solas, para poder liberar su tristeza lejos de incompetentes miradas. 

Mientras ella se desahoga, el rey del lugar ayuda a dos aburridos lecheros con unas maderas que cayeron desplomadas y causaron la muerte de varios animales inocentes, y ofrece sus manos, esas que tanto hace que no acarician a su amada reina, para lo que sea menester en el establo. 



El mago Martín, al tiempo, prosigue desconfiando de las palabras de la princesa destronada, cosa que no tardará en pesar sobre su consciencia... Pero no adelantemos acontecimientos; llamemos a la lluvia mejor. 

Un trozo de metal llama a los truenos, el choque de piedras atrae a los rayos y desde la copa de un árbol se agitan ramas mojadas que convocan a las gotas de lluvia".

Y así fue como llovió en todas partes, menos en nuestro querido Puente Viejo. Pero, sigamos:

"El lacayo de la reina y la criada conversan, hablan de como la princesa le negó la invitación a la reina. La criada teme las represalias de esta hacia la princesa, y el lacayo las consecuencias sobre la reina, pero aun más teme las intenciones que los primos Montenegro tengan para con la reina. La criada le resta importancia, es imposible que algo malo tramen, o eso cree. 

Pero para planes brillantes se encuentran la mesonera, hija del rey, y el cura del lugar. Todo listo para actuar, el hermano rubio de Terence da la señal de inicio, y ambos consiguen el éxito triunfal de la obra, pues el americano termina convencido y sale atrapado en unas redes tejidas a su medida. 



Después de una breve intervención de la joven bruja Aurora, en la cueva del maléfico doctor Lesmes, aparece, de nuevo, el rey, con la tendera del reino, y como no podía ser de otra forma, esta le cuchichea supercherías a las que el sensato rey se niega a dar pábulo, hasta que Fulgencio Montenegro, primo de la reina y "amigo" del rey, entra en la tienda ofreciéndole a la tendera un buen tratamiento para quienes trataban de provocar la lluvia en Puente Viejo: Pedro e Hipólito Mirañar. 




A su vez, en "El refugio de los Dormidina", heredado por el mago Martín de su señora madre, y esta de su señora bicha, Doña Águeda Mesía; la criada de la reina, y tía de la princesa, visita a la aburrida pareja y comparten con ella sus miedos, que pronto habrán de ser realidades. Pero, para no adelantar los acontecimientos, volvamos con el brillante plan de la mesonera y el cura".

Adiós, querido Terence, adiós. Adiós sin mayores muestras de afecto. Adiós sin mayor rencor. Adiós a secas, porque con sonrisas vino y los mismos problemas trajo. Pero adiós al fin y al cabo, querido hombre. Querido indígena. Querido boxeador. Querido amigo... Good bye, darling.


"La reina, otra vez, entra en su despacho tranquila, observa a su primo conversar por teléfono y calla después de preguntar. 

No calla igual el hermano rubio de Terence, pero es tarde, pues él ya se fue sin rumbo fijo. 
Igual que marchan de "El refugio de los Dormidina" el mago Martín y la bruja Aurora, graso error, pues, aunque ellos no lo hacen sin rumbo, sí dan pie al monstruo Fernando a atar a Candela y a Rosario y robar así a la niña, llevándola a "la Garganta del Diablo". Al regresar a casa, ambos hermanos se percatan de la situación y corren al lugar con tanta mala fortuna, y poco poder de convicción, que frente a la familia al completo, el monstruo Fernando se lanza al río, dejando a la princesa y al mago sin ninguna Esperanza".



Y colorín, colorado, otro capítulo que sin raipapolvo ha pasado.

2 comentarios:

  1. Había una vez... una serie que me ponía de los nervios...

    Jajajajajajajaja.. hasta cuentos escribimos con tal de tener felicidad entre nosotras... dios mio, que ganas de movimiento y de acción... gracias Ro...

    Y colorín colorado, con Fernando se han topado y con la Esperanza al río se ha lanzado. ...

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  2. Jajajajajaj Ro, buenísimo, me has recordado a unos dibujos animados
    .
    “Llegamos a un mundo fantástico,
    lleno de seres extraños,
    el amo del calabozo,
    nos dio poderes a todos,
    tú el bárbaro, tú el arquero,
    acróbata, mago y el caballero.

    Dragones y mazmorras,
    un mundo infernal
    se oculta entre las sombras
    la fuerza del mal…”

    No puedo añadir más, sólo que me ha encantado el cuento y...

    ¡Viva la imaginación raipaquista!

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